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Iberoamérica está en peligro, pero no está perdida

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Programa

En el programa de esta semana, analizamos la creciente deriva populista y las ideas expuestas en el nuevo libro de Iván Espinosa de los Monteros, España tiene solución.

 

Dionisio Gutiérrez inició con una advertencia urgente sobre el rumbo que toman varios países de la región: “México, Colombia y Bolivia viven bajo la bota de dictaduras criminales. Hoy están en peligro, gobernadas por capitostes arrogantes que se creen dueños de nuestras vidas”.

Gutiérrez denunció que la izquierda iberoamericana ha tenido éxito en algo más peligroso: infiltrarse: “Ha ocupado el lenguaje, ha colonizado los medios, ha reducido la educación a un catecismo ideológico y ha hecho de la dependencia estatal un modelo de control emocional”.

Además, denunció el abandono del mérito y el castigo al éxito en nombre de la igualdad. “Se ha penalizado el éxito como si fuera delito y ha suplantado el deber cívico por el victimismo. Mientras tanto, el ciudadano que madruga, paga impuestos y mantiene en pie la economía ha sido tratado como sospechoso”.

A pesar de esta realidad, Gutiérrez recordó que la esperanza no está en los discursos vacíos ni en las promesas de los populistas, sino en esos ciudadanos silenciosos: “La solución no vendrá de las manos sucias de quienes han secuestrado las instituciones”. La solución vendrá en la renovación de los principios básicos: “libertad, esfuerzo, propiedad, ley y respeto”. 

Advirtió que la región no sufre por falta de recursos ni de talento, sino por resignación y una mediocridad institucionalizada: “Nos dicen que esto no tiene arreglo, que estamos condenados al desgaste, al enfrentamiento, al clientelismo, pero eso no es verdad. Lo que ocurre es que quienes viven del populismo autoritario no quieren que Iberoamérica despierte”.

Gutiérrez concluyó afirmando: “Cuando las élites fallan, los países se descomponen; y cuando los cuerdos callan, los necios gobiernan. (...) Los países no se salvan solo con buenas leyes, sino con ciudadanos que las entiendan, las respeten y las vivan para cumplir sus deberes y para hacer valer sus derechos”.

Posteriormente, Gutiérrez entrevistó a Iván Espinosa de los Monteros, líder iberoamericano, sobre su libro: España tiene solución.

Gutiérrez señaló que la obra hace un diagnóstico de España —cultural y económico—, donde denuncia la institucionalización de la izquierda y su intervención en el sistema democrático, debilitando su credibilidad. Asimismo, denuncia la derrota intelectual y moral de la derecha, al mismo tiempo que ofrece una hoja de ruta para restaurar la independencia institucional.

 

Espinosa de los Monteros indicó que España atraviesa un problema institucional muy grave: “Tenemos presidentes, especialmente desde la izquierda, que están minando la credibilidad de la democracia, el prestigio del gobierno”. Así como también un problema económico: “España lleva casi 17 años sin crecimiento económico si lo dividimos por el PIB per cápita”.

 

Para rescatar el rumbo de España, Espinosa de los Monteros expresó que, primero, se debe tomar conciencia de lo que ha pasado: “Cómo un país que iba en crecimiento es capaz de caminar por una senda de pobreza, de reducción de riqueza y de calidad democrática”. Añadió que la respuesta a esta situación son los gobiernos de izquierda y los gobiernos de derecha que “no regeneran cuando les toca gobernar”.

 

Por otro lado, mencionó que, en una cultura que ha hecho creer que está mal generar riqueza y trabajos, es necesario reconocer a aquellos que generan dinámicas empresariales y económicas, pues son quienes hacen “que un país se enriquezca”. En cambio, si se decide seguir por el camino de cancelarles, de elevar las barreras al comercio, “vamos a acabar con la actividad económica de un país”.

 

Sobre la derrota intelectual y moral de la derecha, Espinosa de los Monteros expresó que, tras la caída del muro de Berlín, la superioridad del modelo económico de mercado quedó demostrada. Sin embargo, también se asumió que la derecha había ganado la batalla cultural: “Y renuncia a seguir explicando, comunicando por qué sus virtudes son mayores a las del otro sistema”. Añadió que, ante esta “derrota”, la izquierda se reconstruyó “con nuevos formatos, nuevas palabras, marcos mentales y vuelve a recuperar posiciones a finales de los noventa en todo Occidente”.

 

También se comentó sobre las similitudes populistas entre España y América Latina, y el futuro que les espera a ambas: “Yo creo que el péndulo está cambiando, y hacia el otro lado. Creo que sí vamos a conseguir detener y revertir. Es importante no solo detener esta deriva, sino cambiar. Que los nuevos gobiernos no se contenten con haber expulsado al anterior, que asegure que nunca más pueda pasar esto”.

Además, expresó esperanza en el futuro de Iberoamérica, indicando que debemos fijar metas “aspiracionales, pero realistas. Metas a las que podamos, como nación, aspirar en conjunto”.

Para finalizar, Iván Espinosa de los Monteros anunció la creación de un centro de pensamiento, un think tank, donde participarán miembros destacados y competentes de la sociedad civil con “ideas muy buenas y experiencia sólida para proponer cambios, reformas que se puedan poner en práctica en un gobierno un poco ambicioso y que tenga aspiraciones y deseos de proponer soluciones concretas”.

 

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La vieja relatora de lecciones que nadie quiere escuchar

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Dionisio Gutiérrez

 

A lo largo de la historia, esa vieja relatora de elecciones que nadie quiere escuchar, se confirma que todo imperio que se creyó eterno acabó, tarde o temprano, enterrado bajo su propio peso. Los ejemplos abundan: el Imperio romano murió más por exceso de ego que por falta de espada; el español conoció glorias y conquistas que aún retumban en las piedras de los siglos, pero se hicieron insostenibles.

El Imperio británico acabó desangrado por dos guerras mundiales y el precio de gobernar más por intereses que con justicia. Y el soviético, monumento al control total, cayó por el agotamiento moral y económico de un sistema que prometía igualdad mientras repartía miseria. Cuando la verdad pública se hizo obvia, pues el muro no resistió. 

¿Qué decir del presente?

Vivimos en un mundo donde algunos, con traje moderno y sonrisa de algoritmo, aún creen que pueden imponer reglas, extender su influencia sin resistencia y dominar el tablero sin consecuencias. Pero la historia no es tonta. La soberbia imperial de antes y de ahora lleva en sí misma el germen de su propia destrucción: todo imperio que no corrige, que no duda, que no es capaz de renovarse desde dentro, está condenado.

La historia no perdona a los arrogantes, pues los retrata con claridad y los entierra con precisión. No es pesimismo, es realismo con siglos de respaldo. Cuando los poderosos se creen infalibles, cuando confunden fuerza con derecho, cuando dejan de hacerse preguntas, el principio del fin ya ha comenzado. Y aunque la caída no siempre es rápida, es siempre inevitable. Y cuando llegue porque llegará—, la historia hará lo que siempre ha hecho: pasará la página, sacudirá el polvo y volverá a empezar con otros nombres, otras banderas y, ojalá, con menos soberbia. 

Parece ser que seremos testigos de la caída del siguiente imperio. El drama es que hoy, como otras veces en la historia, son la democracia y la libertad de Occidente las que están en juego.

Más allá o más acá del juego de tronos de los imperios, está nuestra América Latina, padeciendo el peor de los subdesarrollos: el subdesarrollo político; causa principal de que nuestra economía sea insuficiente, al mismo tiempo que la frustración y la pobreza aumentan. Este escenario de vergüenza nos dibuja como una región rica en recursos naturales, pero llena de gente pobre, a causa de que la política no funciona. Y, por eso, somos también un territorio en disputa entre otros que quieren imponer nuestro destino. 

En nuestra región, la democracia como sistema está quedando acorralada, no con fusiles, sino con votos —donde todavía se puede votar. La desgracia populista y autoritaria no está llegando en forma de golpe de Estado, sino de gobierno electo.

El nuevo tirano no entra al palacio derribando puertas, sino ganando elecciones. Y una vez adentro, se quita la máscara. Todo comienza con discursos sobre pueblo, justicia y patria, y luego resulta que los jueces estorban, los periodistas mienten, la oposición traiciona y la libertad divide. Y así, lo que era una democracia imperfecta se convierte en una ficción autoritaria, disfrazada de proceso popular.

Pero ¿cómo advertir al ciudadano que cree que esto no va con él? La libertad no desaparece de golpe, se disuelve. No hay un derecho o un decreto que diga: “hoy ya no eres libre”. Lo que hay es una serie de excusas, mandatos y campañas de desprestigio que vacían el significado de la palabra “democracia”. 

Se empieza con el control de los medios, sigue la reforma a la justicia, luego se persigue a la oposición, se manipulan elecciones, se envenena el lenguaje y, cuando el ciudadano quiere reaccionar, ya es tarde. La tiranía se ha instalado, y lo hace con traje, sonrisa y mayoría parlamentaria. 

El autoritarismo moderno no grita, administra: administra el miedo, la mentira, el relato único. Y si alguien se atreve a discrepar, se le cancela, se le expulsa o se le silencia bajo la acusación de ser enemigo del pueblo. 

El nuevo totalitarismo no necesita tanques. Le basta con algoritmos, aplausos y reformas constitucionales. Y lo más trágico es que, muchas veces, lo hace con el consentimiento de los ciudadanos que, hastiados, resignados o confundidos, creen en la mentira populista y votan por su propia servidumbre. 

¿Qué hacer entonces? Primero, despertar: nadie está a salvo. Segundo, reconocer que libertad no es solo decir lo que uno quiere, es permitir que el otro diga lo que no queremos oír. Y tercero, actuar: organizarse, vigilar al poder como se vigila al fuego, porque cuando el poder se siente impune deja de gobernar y empieza a mandar. 

La historia nos enseña que las democracias mueren cuando los ciudadanos bajan la guardia y se acostumbran al abuso. Por eso, ciudadanos libres: si alguien les promete orden absoluto, unidad sin debate y prosperidad sin esfuerzo, desconfíen. Su libertad está en peligro. 

La libertad y la democracia no mueren de un golpe, sino de una rendición lenta y tolerada. Y si hoy tiemblan sus cimientos, no es solo por culpa del populismo autoritario que grita y avanza, ni de los criminales que se organizan y de las redes que manipulan. Es, sobre todo, porque las élites, las llamadas a custodiar el orden civilizado, han abdicado de su deber.

La élite económica ha preferido el dividendo inmediato al destino común. Se ha vuelto ciega ante el subdesarrollo político, muda ante la injusticia, sorda al clamor del ciudadano común. La intelectual, que debiera ser conciencia crítica del tiempo, se refugió en el lenguaje abstracto y la torre de marfil mientras el mundo se llena de ruido, miedo y dogmas. Una razón más por la que extrañaremos tanto a nuestro querido Mario Vargas Llosa.

La dimisión de las élites ha provocado que los pueblos caminen solos. Quienes debían guiar, guardaron sus espadas y cerraron sus libros. La democracia liberal y el libre mercado, únicas fuentes de desarrollo y bienestar, están abandonadas y a la deriva. Esto no es cuestión de optimismo —que es bueno para la salud— o de pesimismo. Es cuestión de datos. 

Estamos iniciando una jornada de tres días de discusión y reflexión. Hagamos el compromiso de sentar las bases para construir una propuesta de acción seria, profunda y de largo alcance. Alertemos a las élites sobre que, si no vuelven al ruedo, dejarán de serlo.

Tenemos una tarea formidable frente a nosotros en cada uno de estos eventos donde siempre nos reunimos más o menos los mismos, me hago la misma pregunta: ¿Si no somos nosotros, quién? ¿Y si no es ahora, cuándo? Amigos presidentes, quienes un día gobernaron con altura y dignidad, hoy no pueden callar, porque del que supo y sirvió se espera no silencio ni cálculo, sino ejemplo, palabra firme y presencia activa. Por eso, gracias por estar aquí una vez más. 

¿Y qué hacer entonces? Rescatar la política, volver a creer en la libertad y salir a defenderla. 

Muchas gracias y bienvenidos.

 

Ateneo de Madrid

21 de mayo de 2025

 

 

Homenaje a un gigante de la libertad

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El pasado 21 de mayo, en Madrid, se llevó a cabo el Foro del Grupo Libertad y Democracia, Fundación Internacional para la Libertad y la Fundación Libertad y Desarrollo, en el Ateneo de Madrid.

 

Dionisio Gutiérrez dio la bienvenida al evento con un discurso de reflexión sobre el estado de alerta de la libertad y la democracia en Iberoamérica.

Gutiérrez inició recordando que “vivimos en un mundo donde algunos, con traje moderno, creen que pueden imponer reglas, extender su influencia sin resistencia y dominar el tablero sin consecuencias”. Sin embargo, recordó que la historia demuestra que “el imperio —de antes y de ahora— lleva en sí mismo el germen de su propia destrucción: todo imperio que no corrige, que no duda, que no es capaz de renovarse desde dentro, está condenado”.

Por esta razón, cuando quienes mandan “confunden fuerza con derecho, se creen infalibles y dejan de hacerse preguntas, el principio del fin ha comenzado. Y aunque la caída no siempre sea rápida, es siempre inevitable”. Bajo este contexto, Gutiérrez planteó la posibilidad de estar ante la caída del siguiente imperio, donde la democracia y la libertad de Occidente están en juego.

Por otro lado, indicó que América Latina padece de subdesarrollo político y frustración: “Este escenario nos dibuja como una región rica en recursos naturales, pero llena de gente pobre, a causa de que la política no funciona. Por eso, somos también un territorio en disputa entre quienes quieren poner nuestro destino”. Además, alertó sobre el frágil estado de la democracia en la región, la cual está en peligro, no por fusiles, sino por votos: “La desgracia populista y autoritaria no está llegando en golpe de Estado, sino de gobierno electo. El nuevo tirano no entra al palacio tirando puertas, sino ganando elecciones. Y una vez adentro, se quita la máscara”.

Luego, Gutiérrez planteó la importancia de, como ciudadanos, estar alertas: “La libertad no desaparece de golpe, se disuelve. No hay un derecho o decreto que diga ‘hoy ya no eres libre’, sino una serie de mandatos y campañas de desprestigio que vacían el significado de la palabra democracia”. A través de esa manipulación, “se controlan los medios, se reforma la justicia, se persigue a la oposición y se manipulan elecciones”.

También subrayó lo alarmante de que, muchas veces, este nuevo autoritarismo se instala con el consentimiento ciudadano: “Hastiados, resignados o confundidos, creen en la mentira populista y votan por su propia servidumbre”.

Gutiérrez invitó a despertar: “Nadie está a salvo. Debemos reconocer que la libertad no es solo decir lo que uno quiere, es permitir que el otro diga lo que no queremos decir. Debemos actuar, organizarse, vigilar al poder”.

Para finalizar, reflexionó: “Ciudadanos libres, si alguien les promete orden absoluto, unidades sin debate y prosperidad sin esfuerzo, desconfíen: su libertad está en peligro”. También hizo un llamado a las élites económicas e intelectuales a guiar y apoyar la democracia liberal y el libre mercado. Ante este contexto, es imprescindible “rescatar la política, volver a creer en la libertad y salir a defenderla”, agregó.

Posteriormente, se llevó a cabo un homenaje póstumo a Mario Vargas Llosa (1936-2025), en el cual se presentó un libro escrito por expresidentes iberoamericanos dedicado a su persona. A continuación, compartimos un resumen del evento.

Álvaro Vargas Llosa, escritor y periodista, expresó su agradecimiento a los presidentes que escriben en recuerdo de su padre, pues "no debería ser un mérito respetar la institución de la presidencia que uno ejerce, debería ser una obviedad, no debería ser una excepción respetar las instituciones del Estado de derecho, debería formar parte del ejercicio natural del poder". Por tal razón, agradece a los presidentes que defienden la libertad que tanto promovió su padre.

Iván Duque, expresidente de Colombia, resaltó la capacidad de Vargas Llosa para "denunciar el abuso de poder y promover los ideales que abrazaba: la libertad y la democracia" en sus letras.

José María Aznar, expresidente del Gobierno de España, exaltó el orgullo por el deseo de Vargas Llosa de "defender y continuar la historia de España, la convivencia, la libertad y la democracia" en tiempos difíciles para el país.

Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno de España, recordó su transmisión de la idea de la defensa de la libertad: "Pensaba que tanto los populistas como nacionalistas eran los enemigos de la libertad".

Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica, indicó que el mejor homenaje que se le puede hacer es "aprender de su ideario político y usarlo como antídoto ante el tercermundismo, el fanatismo y la irracionalidad, y leer su obra para comprobar la didáctica política que hay ahí".

Mauricio Macri, expresidente de Argentina, recordó cómo Vargas Llosa "siempre decía lo correcto, lo que pensaba y ejercía su libertad", siendo un defensor incondicional de los valores de la libertad, y que ha inspirado a muchos.

Jamil Mahuad, expresidente de Ecuador, resaltó su franqueza y su habilidad para transformar mensajes.

Tuto Quiroga, expresidente de Bolivia, recordó que Vargas Llosa no se quedaba en la "cómoda posición de la neutralidad nunca".

Por último, María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, resaltó que su vida nos recuerda que "no puede haber coraje donde no hay amor y convicción. La valentía no es otra cosa que el amor que profesamos por algo, expresada activamente cuando el destino nos obliga a defenderlo".

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Un viaje al otro lado del alma

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Dionisio Gutiérrez

Hubo un tiempo no tan lejano en que muchos hombres y mujeres de España, empujados por la necesidad, la esperanza o la simple dignidad de querer otra vida, hicieron un acto de fe y coraje: cruzar el Atlántico en busca de un destino nuevo en América.

No eran conquistadores ni comerciantes. Eran panaderos, campesinos, sastres, maestros, soñadores. Llevaban consigo más silencios que certezas, más miedos que mapas. Pero llevaban también lo más valioso, una voluntad resuelta y el anhelo inquebrantable de libertad. Hacían, sin saberlo, una de las formas más puras de filosofía: la apuesta por vivir mejor.

La decisión de emigrar no fue fácil. Se dejaban atrás pueblos enteros, canciones, madres, amigos, relojes que ya nunca marcarían la misma hora. Pero en América, esa tierra que también estaba buscando quién ser, encontraron un espejo del porvenir. Y a pesar de las penas, la nostalgia o la pobreza inicial, levantaron casas, sembraron oficios, contaron cuentos, y dieron hijos a la tierra nueva.

Fueron, sin saberlo, constructores del alma iberoamericana; o como dirían dos grandes de España, locos hermosos que se tiraron a la aventura con una mano en el corazón y la otra en la maleta; hombres y mujeres que redefinieron su circunstancia, porque entendieron que la historia no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.

Hoy, cuando tantos pueblos dudan de sí mismos, cuando las fronteras se endurecen y la desconfianza se instala, conviene recordar a aquellos que cruzaron océanos no para huir, sino para comenzar. Aquellos que apostaron la vida en la mayor jugada posible, la de construir futuro con sus propias manos.

No hay que idealizar la migración, pero sí honrar el coraje que la sostiene. Aquel coraje humilde, anónimo, que no sale en los libros o en las noticias, pero que funda países.

A ellos, nuestro recuerdo. A su legado nuestro agradecimiento. A su ejemplo nuestro compromiso. Porque su viaje no terminó en el puerto de llegada, sigue navegando en quienes aún se atreven a buscar vida con dignidad al otro lado del mar. Hoy, un siglo después y por razones que prefiero no recordar, de América a España.

Señoras y señores: vuelvo hoy, con ilusión, a esta tierra que mi abuelo dejó con los ojos llenos de lágrimas, el corazón lleno de dudas, y el alma llena de esperanza.

Era asturiano. Pobre, pero digno y valiente. Tenía 14 años y un par de angustias cuando embarcó rumbo a América en busca de una vida que en su tierra ya no le cabía. No se fue por ambición, ni por gloria. Se fue por necesidad. Por libertad. Por futuro.

No hablaba de política ni de historia. Pero sin saberlo, fue protagonista de una hazaña silenciosa, compartida por miles de españoles que, durante el siglo XX, cruzaron el Atlántico haciendo una jugada a la suerte, apostando lo único que tenían: su vida.

Mi abuelo no conquistó imperios, pero conquistó algo más difícil: la posibilidad de que sus hijos y sus nietos vivieran con dignidad. Sembró oficios, levantó una casa de adobe que un siglo después se convirtió en una empresa exitosa. Aprendió una nueva forma de vivir, se hizo respetar trabajando de sol a sol. Nunca olvidó su aldea. Pero supo amar también la tierra que lo recibió.

Perdí a mi padre a los 15 años y a mi abuelo a los 19, pero su ejemplo, su historia y su legado me acompañan cada día.
 

Por eso, al pararme hoy aquí, en la tierra que mi abuelo dejó atrás, no puedo evitar pensar que su viaje, que parecía despedida, era en realidad un círculo que se cierra conmigo. Y al cerrarse, nos dice algo.

Nos dice que la migración no es solo estadística o política. Es memoria. Es humanidad en movimiento. Es gente valiente que se lanza a lo desconocido para defender el derecho más simple y más grande: vivir mejor.

Hoy, en tiempos en que algunos levantan muros y siembran miedo, yo quiero recordar a esos hombres y mujeres como mis abuelos, sin papeles, pero con palabra. Sin títulos, pero con coraje. Sin certezas, pero con sueños.

Ellos construyeron puentes invisibles entre España y América. Y esos puentes, hoy más que nunca, debemos cruzarlos con ideas, con afecto y con proyectos compartidos. Porque nuestra historia común no solo está en los libros, está en nuestras familias, en nuestros acentos, en nuestras heridas… y en nuestras esperanzas.

Hoy, como nieto de emigrantes y como español nacido en Guatemala, doy las gracias a Asturias y a España. Y como iberoamericano, vengo a decir, tenemos una historia que honra y un futuro que merece ser imaginado, compartido y construido, juntos, en libertad.

 

 

Museo de la Emigración 

Colombres, Asturias 

23 de mayo de 2025

 

 

 

 

El final de una gran cumbre

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Dionisio Gutiérrez izó la bandera de Guatemala el pasado 23 de mayo en el Archivo de Indianos - Museo de la Emigración, ubicado en Colombres, como homenaje a la emigración española hacia América Latina durante el siglo pasado.

 

Dionisio Gutiérrez inició su discurso recordando la emigración en el siglo pasado desde España hacia América Latina: “Empujados por la necesidad, la esperanza o la simple dignidad de querer otra vida, hicieron un acto de fe y coraje: cruzar el Atlántico en busca de un destino nuevo. Llevaban consigo más silencios que certezas, más miedos que mapas. Pero llevaban también lo más valioso, una voluntad resuelta y el anhelo inquebrantable de libertad".

 

También reconoció el coraje de quienes emprendieron este viaje: “La decisión de emigrar no fue fácil. Se dejaban atrás pueblos enteros, canciones, madres, amigos, relojes que ya nunca marcarían la misma hora. Y a pesar de las penas, la nostalgia o la pobreza inicial, levantaron casas, sembraron oficios, contaron cuentos, y dieron hijos a la tierra nueva”.

 

Gutiérrez afirmó que fueron estos valientes quienes, sin saberlo, ayudaron a forjar el alma iberoamericana: “A ellos, nuestro recuerdo. A su legado nuestro agradecimiento. A su ejemplo nuestro compromiso. Porque su viaje no terminó en el puerto de llegada, sigue navegando en quienes aún se atreven a buscar vida con dignidad al otro lado del mar. Hoy, un siglo después y por razones que prefiero no recordar, de América a España”. 

 

Luego, rindió homenaje a su abuelo, quien a los 14 años partió de Asturias rumbo a América: “Era asturiano. Pobre, pero digno y valiente. Tenía 14 años y un par de angustias cuando embarcó rumbo a América en busca de una vida que en su tierra ya no le cabía. No se fue por ambición, ni por gloria. Se fue por necesidad. Por libertad. Por futuro”. 

 

Gutiérrez reflexionó sobre el simbolismo de estar en Colombres, cerrando un ciclo personal y familiar: “Al pararme aquí, no puedo evitar pensar que su viaje, que parecía despedida, era en realidad un círculo que se cierra conmigo. Y al cerrarse, nos dice algo. Nos dice que la migración no es solo estadística o política. Es memoria. Es humanidad en movimiento. Es gente valiente que se lanza a lo desconocido para defender el derecho más simple y más grande: vivir mejor”. 

 

Finalmente, instó a seguir construyendo puentes entre países: “Ellos construyeron puentes invisibles entre España y América. Y esos puentes, hoy más que nunca, debemos cruzarlos con ideas, con afecto y con proyectos compartidos. Hoy, como nieto de emigrantes y como español nacido en Guatemala, doy las gracias a Asturias y a España. Y como iberoamericano, vengo a decir: tenemos una historia que honra y un futuro que merece ser imaginado, compartido y construido, juntos, en libertad”.

 

Posteriormente, Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, dirigió unas palabras al público. 

 

 

Barbón comenzó evocando a quienes emprendieron el incierto camino de la emigración: “Una travesía guiada siempre por la esperanza de un horizonte mejor”. Subrayó que este episodio de la historia, en Asturias, “se honra, se protege”, ya que sin él “ni Asturias ni España pueden entenderse”. 

 

Indicó que, entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, alrededor de 350,000 personas abandonaron su tierra: “Aunque nuestra memoria individual es frágil, la huella colectiva está ahí: visible y profunda”. 

 

Barbón también destacó el compromiso de Asturias con su historia emigrante: “Fuimos tierra de partida, ahora somos puerto de acogida y estamos orgullosos de ello”. Añadió que la identidad colectiva de Asturias “sería muy distinta sin el bagaje de aquellas generaciones que tomaron la decisión de crecer en la distancia, pero sin renunciar a sus raíces”.

Asimismo, celebró el izado de la bandera de Guatemala como una oportunidad para “tejer alianzas, trabajar en la creación de un mundo mejor, más libre y más justo”.  

Para concluir, expresó que el encuentro en Colombres debía servir no solo como homenaje a la historia, sino también como llamado a la reflexión, para “crear conciencia sobre la fuerza de los movimientos migratorios en nuestra sociedad y lo importante que son las personas que construyen puentes en lugar de muros”. 

 

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Vivimos una crisis de civilización

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Fundación Libertad y Desarrollo celebró el pasado 22 de mayo el VI Encuentro Ciudadano: ¿Están en peligro la democracia y la libertad? en el Teatro Campoamor de Oviedo, Asturias. 

Durante su discurso, Dionisio Gutiérrez advirtió que vivimos “una época que amenaza con disolver las formas políticas que, con sangre y fuego, construyeron el mundo libre en el siglo XX”. Señaló que el populismo y el autoritarismo se propagan como soluciones simples a problemas complejos.

Denunció el peligro de esta deriva autoritaria: “En nombre del pueblo, se suprime al pueblo. En nombre de la patria, se la vacía de sentido. Y, en nombre de la seguridad, se renuncia al derecho”. Añadió que “si uno protesta, es traidor; si pregunta, enemigo; y si calla, cómplice”.

Lamentó el retroceso democrático incluso en el llamado primer mundo, gobernado por “capitostes arrogantes, inútiles y autoritarios”. Y cuestionó: “¿Cómo hemos llegado aquí?”

Criticó la retirada de las élites intelectuales, culturales y económicas, que “han desertado de la política y se han refugiado en el confort de sus intereses particulares”. Frente a ello, urgió a un “despertar cívico, ético y político”, recordando que la libertad no se da por sentada: “Hay que reconquistarla, reformularla, defenderla”.

Advirtió que las democracias en este siglo mueren a través de las elecciones. Sin embargo, señaló que “una elección no hace una democracia” y que esta no sobrevive sin instituciones sólidas, libertad de prensa ni justicia independiente.

Finalmente, afirmó que rescatar la política es la tarea de nuestro tiempo. Llamó a imaginar un nuevo proyecto común para Iberoamérica, afirmando que “necesitamos que la política no sea solo administración del desencanto, sino arquitectura de esperanza”.

Para finalizar, Gutiérrez anunció la creación de un foro académico permanente: “un espacio vivo donde las ideas se encuentren, se debatan y se transformen en propuestas que construyan realidades”.

 

Posteriormente, el VI Encuentro Ciudadano contó con la participación de 20 panelistas, quienes abordaron temas de política y desarrollo, populismo, valores y prestigio político, así como geopolítica y ciberseguridad. A continuación, se presentan sus intervenciones más destacadas.

 

Primer panel: La política y el desarrollo: dos caras de la misma moneda

Dionisio Gutiérrez, moderador del panel, estableció el contexto en el que las democracias han sufrido un deterioro y desencanto, y donde la economía es insuficiente.

José María Aznar, presidente del Gobierno de España entre 1996 y 2004, argumentó que la política es más necesaria que nunca: “Hoy es indispensable si queremos salir de las crisis que tenemos, porque son fundamentalmente políticas que solo vamos a poder resolver con buenas políticas”.

Andrés Pastrana, presidente de Colombia entre 1998 y 2002, indicó que la crisis política es clara: “Estamos ante un proceso de erosión institucional y deterioro del tejido social”, señalando que cada vez más la ciudadanía es indiferente a la política.

Felipe Calderón, presidente de México entre 2006 y 2012, afirmó que el populismo es “la manipulación de los sentimientos del pueblo, en su nombre, para dominarlo”, siendo esta una estrategia de poder tanto de izquierda como de derecha.

Por último, Mauricio Macri, presidente de Argentina entre 2015 y 2019, indicó que el mundo “vive una incertidumbre única”, con niveles altos de insatisfacción a pesar de que el mundo está “cada día mejor”. Añadió que la razón es la revolución tecnológica, que ha causado, a su vez, una “revolución de expectativas” que genera una demanda inmediata de bienestar.

 

Segundo panel: El populismo autoritario: una amenaza al orden liberal

 

Claudia Gurisatti, directora de NTN24 y moderadora del panel, estableció el contexto: “Estamos muy golpeados por el declive de la democracia. La peor inversión que hacemos para la democracia es creer que cae milagrosamente del cielo” y no articular planes y estrategias para defender este sistema.

Álvaro Vargas Llosa, escritor y periodista, indicó que “las armas más poderosas que utiliza el populismo son el mito y la utopía: un pasado que nunca existió y un futuro que nunca existirá”.

Eduardo Fernández, doctor en Ciencia Política y profesor universitario, expresó que una democracia de calidad “es aquella que no se construye solo sobre el sufragio”. Indicó que es fundamental que exista un pilar republicano con Estado de derecho, división de poderes y libertades individuales.

Iván Espinosa de los Monteros, exdiputado en las Cortes Generales de España, afirmó que “la traición de la élite política y la dejación de las élites tradicionales es el caldo de cultivo perfecto para los problemas que tenemos”. Por esa razón, “es importante tomar conciencia de nuestra responsabilidad y ser más exigentes con los políticos”, añadió.

Por último, Lorent Saleh, activista político y expreso político venezolano, expresó su agradecimiento con los presentes, pues “nunca han soltado sus manos” en los momentos más difíciles de Venezuela. Además, expuso la ironía de cómo a Juan Manuel Santos se le otorgó un premio Nobel de la Paz, a pesar de haber permitido el secuestro de Saleh y el de muchos otros venezolanos.

 

Tercer panel: Cómo rescatar los valores, el prestigio y la efectividad de la política

 

Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014, aseguró la urgencia de discutir “una nueva ética a adoptar ante esta nueva revolución tecnológica para garantizar mayor bienestar y enaltecer la dignidad humana”.

Juan Luis Cebrián, fundador y presidente de honor del diario El País, expresó que “lo que está en crisis es el sistema”, pues estamos ante partidos políticos cuyas prioridades no son los intereses generales del pueblo, sino repartir un botín público.

Agustín Antonetti, miembro de la Fundación Libertad de Argentina, expuso que, durante las protestas más grandes que ha tenido Cuba, a las cuales les dio cobertura a través de sus redes sociales, el régimen cubano le acusó “de ser un agente de la CIA”. Antonetti ilustró el poder que tiene un celular y “lo que puede hacer una persona” para informar y compartir los valores liberales.

Por último, Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay entre 2020 y 2025, comentó que el coraje de un político hoy está en el centro: “No tiene a la hinchada detrás de un arco ni otro que le aplauda. Es la responsabilidad de la unión, de crear puentes y es así cómo podemos ayudar al optimismo”. Agregó que, para cuidar de la democracia, no se debe defraudar con los hechos lo que se prometió con la palabra durante la campaña.

 

Cuarto panel: Geopolitics, Cybersecurity and Artificial Intelligence: The New Global Warfare

Jamil Mahuad, presidente de Ecuador entre 1998 y 2000, expresó que es importante definir el problema del narcotráfico como uno de salud pública o uno de seguridad nacional, pues las respuestas al mismo varían de acuerdo a esta distinción: “Si es un problema de salud, necesitamos más recursos en hospitales, pero si es uno de seguridad, podemos actuar contra una fuerza que amenaza la estabilidad de un país”.

George Piro, exdirector mundial de operaciones del FBI, indicó que las organizaciones criminales transnacionales son algo más que un problema de aplicación de la ley: “Son una amenaza directa a la gobernanza democrática porque su poder afecta la autoridad del gobierno, la independencia judicial y la confianza pública”.

Por último, Félix Sanz Roldán, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia de España, comentó que es importante defender los principios: “tenerlos claros y saber que cualquier acción que nos provoque su defensa es buena”.

 

 

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Dionisio Gutiérrez recibirá de manos del Rey Felipe VI de España el XI Premio Enrique V. Iglesias, que le fue concedido por CEAPI el martes 3 de junio

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Dionisio Gutiérrez fue galardonado con el XI Premio Enrique V. Iglesias

Dionisio Gutiérrez, presidente de Fundación Libertad y Desarrollo, fue galardonado con el XI Premio Enrique V. Iglesias al Desarrollo del Espacio Iberoamericano, en reconocimiento a su destacada trayectoria cívica y empresarial en Iberoamérica.

La noticia del galardón tuvo lugar el 3 de junio durante una cena-homenaje en su honor en el marco del VIII Congreso Iberoamericano CEAPI, celebrado del 2 al 4 de junio en Sevilla, con motivo del 10º aniversario del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), bajo el lema “Conectamos continentes, construimos oportunidades”.

Este prestigioso premio, instituido en 2014, reconoce a líderes que han contribuido al desarrollo económico y empresarial de Iberoamérica y a la promoción de un espíritu inclusivo que comparte retos y valores. Lleva el nombre de Enrique V. Iglesias, primer secretario general iberoamericano de la SEGIB, actual presidente de honor de CEAPI y presidente del jurado.

El jurado está compuesto por destacadas personalidades de la sociedad iberoamericana, entre ellas: Núria Vilanova, presidenta de CEAPI; Ana Botella, presidenta de Fundación Integra; Ana Botín, presidenta del Grupo Santander y Juan Luis Cebrián, presidente de honor de El País, entre otros.

En ediciones anteriores, el premio ha sido otorgado a figuras como Valentín Díez Morodo, presidente de COMCE; Plácido Arango, fundador del Grupo Vips; Alejandro Bulgheroni, presidente de Pan American Energy; Ana Botín, presidenta del Banco Santander y Carlos Slim, presidente del Grupo Carso.

Núria Vilanova destacó que Dionisio Gutiérrez es un ejemplo sobresaliente de liderazgo, visión estratégica y capacidad de gestión: “Dionisio Gutiérrez representa un ejemplo extraordinario de afán de superación y liderazgo precoz, que, con la experiencia y el paso de las décadas, no ha dejado de crecer”.

Al recibir el premio, Dionisio Gutiérrez expresó su gratitud y afirmó: “Las mejores palabras que puedo ofrecer hoy, al recibir este premio tan honroso como inmerecido, son de reconocimiento sincero a quienes lo conceden”. Añadió que este galardón nos debe motivar a encontrar más espacios para la dignidad, la inteligencia y la esperanza”. 

La entrega oficial del premio la hará Su Majestad el Rey Felipe VI y se celebrará a finales de este año.

¿Están en peligro la libertad y la democracia?

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Del 20 al 23 de mayo, la Fundación Libertad y Desarrollo celebró el VI Encuentro Ciudadano en Madrid y Asturias, España.

 

“Cuatro días, tres ciudades, la democracia, la libertad y el Estado de derecho fueron el marco, el contenido y el epicentro para hacer un llamado a la defensa de los valores occidentales y el ideal de desarrollo y bienestar para Iberoamérica”. 

La cumbre del VI Encuentro Ciudadano tuvo cuatro grandes momentos. El primero fue la Cena por la Libertad, realizada en la sede de la fundación, donde se dio la bienvenida al presidente constitucional de Venezuela, a nueve expresidentes iberoamericanos, a exfuncionarios de agencias de seguridad de Estados Unidos y España, y a los panelistas del evento. 

En su discurso de bienvenida, Dionisio Gutiérrez afirmó que los eventos del VI Encuentro Ciudadano representaban una de esas raras alineaciones de los astros: 

“No de cuerpos celestes, sino de voluntades lúcidas, conciencias firmes y corazones comprometidos. Hoy estamos aquí ante una de esas raras alineaciones, que ojalá, juntos, convirtamos en oportunidad. Ustedes —cada uno de ustedes— representan no solo a instituciones, naciones o causas, sino a la posibilidad real de que Iberoamérica se mire de frente y diga: basta de fragmentaciones, basta de silencios, basta de excusas”.

Gutiérrez señaló que, con voluntad y propósito, “algo grande puede empezar por el bien de las libertades, por la sobrevivencia de nuestras frágiles democracias, por el bien de los valores de Occidente”. 

Posteriormente, rindió homenaje a Mario Vargas Llosa: 

“Mario fue un hombre de ideas que nunca dejó de ser un hombre de acción. Defendió la libertad cuando otros la disfrazaban, la nombraban en vano, o la traicionaban. Creía —como creyeron los grandes— que la literatura no sirve solo para imaginar el mundo, sino también para salvarlo”. 

Asimismo, Gutiérrez reconoció a Álvaro Vargas Llosa: 

“Fueron, además de padre e hijo, compañeros de mundo, cómplices de imaginación y aliados en las horas vividas y escritas. Cuando la vida apretó, el hijo no se apartó. Puso su tiempo, su atención, su ternura entera al servicio del padre, no como sacrificio, sino como elección luminosa. Lo llevas ahora como parte de ti. No como ausencia, sino como raíz; y por eso, seguirás escribiendo con él, desde dentro y para siempre”.

Luego, el escritor y periodista Álvaro Vargas Llosa ofreció un discurso en el que expresó que pensar en su padre en dicho contexto era oportuno, pues estaban presentes “las ideas, los ideales que cosquillaron su conciencia a lo largo de toda una vida, que motivaron su accionar y a comprometerse”. 

Indicó también que el espíritu del encuentro podía resumirse en tres palabras: 

Primero, amistad. Muchos estamos desplegados por el mundo dando su batalla en su espacio geográfico, y reuniones como estas nos recuerdan que ni somos tan pocos ni estamos tan solos, que somos una fraternidad soldada por los ideales que compartimos, sabiendo que las ideas de la libertad, aun cuando están en minoría, son las más justas.
La segunda es la perseverancia. Muchas cosas conspiran contra el optimismo en el mundo de hoy, pero frente a todo ello, lo que conviene es la perseverancia.
Y, finalmente, el esclarecimiento, pues vivimos una época muy confusa para la democracia liberal”.

A continuación, intervino Iván Duque, expresidente de Colombia, quien recordó a dos “gigantes de la historia” en la defensa de los ideales democráticos: Sebastián Piñera y Mario Vargas Llosa. Subrayó que Piñera siempre “defendió el centro, las posturas que podían conciliar la economía de mercado con atender a los más desfavorecidos y la claridad de que la seguridad es un requisito para la defensa de la democracia”. Asimismo, afirmó que Vargas Llosa “se ha ido del mundo terrenal, pero está presente con su voz, sus ideas y su legado”.

Por último, Duque concluyó que lo que une a los presentes “es elrechazo al caudillismo, a que se concentre el poder en una sola persona, la defensa de la democracia y de la libertad”.

 

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La técnica y el arte de las finanzas

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El programa de esta semana trata sobre la importancia de las finanzas sanas en las empresas, el rol del empresario en la sociedad y en desarrollo y los criterios que se aplican en las finanzas modernas para mejorar la rentabilidad y la capitalización de las empresas

 

En su editorial, Dionisio Gutiérrez reflexionó sobre los principios fundamentales en la gestión financiera: "Hay asuntos viejos y simples que, con frecuencia, se olvidan en la casa, la empresa o el gobierno: la diferencia entre gastar y generar, entre crecer y ser rentable, entre el entusiasmo y el análisis. Esta es la diferencia entre sobrevivir o naufragar en la vida financiera."

Sobre la importancia de la liquidez en las empresas, Gutiérrez expresó: "Más vale una empresa modesta, pero con caja, que una grandiosa sin efectivo. Vivimos en una época donde los números abundan y el juicio escasea. Los estados financieros son leídos como quien hojea un periódico: buscando titulares y no verdades. Y, en ese descuido, florece el autoengaño."

Además, abordó el mito de que las instituciones pueden sobrevivir sin generar efectivo: "Hay quienes creen que una casa, una empresa o un gobierno puede vivir eternamente gastando más de lo que ingresan, siempre que consigan otro préstamo, otra ronda de capital o fabriquen más billetes. Se equivocan. Ninguna institución es invencible, y menos aún la que no genera efectivo, la que no produce beneficio, la que no recupera el capital invertido."

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Helmuth Chávez, PhD en Finanzas, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín y socio en una firma financiera.

Chávez explicó los principios de inversión de Benjamin Graham y su aplicación en la selección de acciones: "Los múltiplos de Graham son un primer filtro para saber si una inversión es buena. Por ejemplo, él decía que la relación entre el precio de una acción y las utilidades de la acción tiene que ser menor a 15 veces. Ese es el múltiplo que normalmente en inglés le llaman price earnings y la relación entre el precio de mercado de una acción y el valor en libros de la misma acción tiene que ser menor."

Sobre el enfoque de Graham, Chávez agregó: "Estos eran dos criterios de Graham que de forma interesante él multiplicaba. Valga la redundancia, estos dos múltiplos, o sea 15 por 1.5, él decía 22.5. O sea, esa combinación tiene que ser menor a 22.5. Ya, y eso era un primer filtro. Lo que él enfatizaba es que los fundamentales tienen que ver con las utilidades que genera el negocio, los flujos, la solidez financiera, la estabilidad y crecimiento, los dividendos y tal vez un concepto fundamental que lo toma su alumno Buffett, pero muy famoso, también es lo que le llaman simplicidad: O sea, lo que Graham dice es hay que invertir en negocios solamente si entiendo el negocio, si no entiendo el negocio, no hay que invertir."

Chávez también habló sobre la relación entre riesgo y retorno en el mundo de las finanzas: "Yo creo que el capital lo hace para un modelo, al menos como yo lo entiendo. Es una forma de comprender el mundo y básicamente la relación entre riesgo y retorno exigido. Y este es un modelo que se desarrolla a inicios de los años 60. Esta relación entre mayor riesgo, mayor retorno. Muchas culturas las tienen desde hace más de 100 años, en algunas 200, 300 años, pero nadie había propuesto una relación explícita entre su retorno."

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Madrid y Asturias fueron escenario del VI Encuentro Ciudadano en defensa de la democracia iberoamericana

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Dionisio Gutiérrez lidera una cumbre por la libertad en Iberoamérica 

Tras una intensa jornada de varios días entre Madrid y Asturias, el VI Encuentro Ciudadano, organizado por Fundación Libertad y Desarrollo, concluyó consolidándose como una de las principales plataformas iberoamericanas de diálogo político, defensa de la institucionalidad y reflexión sobre los desafíos de la democracia liberal en la región. Dionisio Gutiérrez, presidente de la Fundación, fue el principal anfitrión y voz articuladora de este foro que reunió a expresidentes, intelectuales, académicos y líderes de opinión.

El evento se inauguró el 20 de mayo en Madrid con la “Cena por la Libertad”, una velada que marcó el inicio de tres días de intercambio de ideas y reafirmación de valores. En su intervención, Gutiérrez advirtió sobre el avance del autoritarismo y el populismo en América Latina, y llamó a recuperar la confianza en la política a través del ejemplo y la integridad: “Estamos ante una crisis civilizatoria donde la política no puede ser abandonada”, afirmó. Asimismo, evocó el legado moral e intelectual de Mario Vargas Llosa y resaltó el papel de figuras como Edmundo González Urrutia en la defensa de la democracia.

Durante la cena, también intervinieron Álvaro Vargas Llosa, vicepresidente de la Fundación Internacional para la Libertad, e Iván Duque, expresidente de Colombia. Ambos coincidieron en señalar la necesidad de perseverar ante las amenazas populistas y en fortalecer espacios de articulación democrática como el Grupo Libertad y Democracia.

Al día siguiente, en el emblemático Ateneo de Madrid, Gutiérrez participó en los eventos del Grupo Libertad y Democracia y la Fundación Internacional para la Libertad. Allí, el presidente de Fundación Libertad y Desarrollo destacó la vigencia del pensamiento liberal del Premio Nobel peruano y reafirmó el compromiso del Grupo Libertad y Democracia con la construcción de una Iberoamérica libre, institucional y plural. “Necesitamos sostener los principios liberales frente a la confusión ideológica que afecta a las élites y a la ciudadanía”, afirmó Gutiérrez ante un auditorio que reunió a expresidentes, parlamentarios, escritores y académicos.

La jornada cumbre tuvo lugar el 22 de mayo en el Teatro Campoamor de Oviedo, donde Gutiérrez inauguró oficialmente el VI Encuentro Ciudadano ante mil trescientos asistentes. Previo al evento, acompañó a los expresidentes invitados en una visita oficial al Parlamento del Principado de Asturias, donde fueron recibidos por las autoridades locales. El gesto reforzó el carácter institucional del Encuentro y los vínculos históricos entre España y América Latina.

En su discurso de apertura en Oviedo, Gutiérrez fue categórico: “La libertad es una palabra herida en América Latina. Vivimos bajo la falsa libertad de los déspotas, que la deforman, la manipulan y la convierten en herramienta de sometimiento.” En respuesta a este deterioro, anunció la creación de un foro académico permanente que permita debatir ideas y transformarlas en propuestas concretas para la región.

Durante el Encuentro, Gutiérrez también moderó el primer panel, La política y el desarrollo: dos caras de la misma moneda, junto a los expresidentes José María Aznar, Felipe Calderón, Mauricio Macri y Andrés Pastrana. Aznar enfatizó que “las crisis que enfrentamos son fundamentalmente políticas”, mientras que Calderón advirtió sobre la pérdida de confianza ciudadana en las democracias de la región.

Las actividades se completaron con paneles temáticos sobre populismo autoritario, liderazgo político, valores democráticos y desafíos tecnológicos, con la participación de figuras como Álvaro Vargas Llosa, Laura Chinchilla, Luis Lacalle Pou, Iván Espinosa de los Monteros, Lorent Saleh, Eduardo Fernández, Agustín Antonetti, Juan Luis Cebrián, Jamil Mahuad, Brian Ware, George Piro y Félix Sanz Roldán, así como destacados moderadores como Claudia Gurisatti, José Suárez y DC Page.

El VI Encuentro Ciudadano culminó con un mensaje esperanzador por parte de Gutiérrez: “Iberoamérica no necesita nostalgia, necesita un nuevo ideal compartido. Hay futuro y está en nuestras manos.”

Como parte del cierre de las actividades del VI Encuentro Ciudadano se rindió homenaje a la migración iberoamericana con un acto solemne en el Archivo de Indianos y Museo de la Emigración en Colombres, Asturias. En el evento, Dionisio Gutiérrez izó la bandera de Guatemala como símbolo del vínculo histórico entre ambas orillas del Atlántico y fue recibido oficialmente por la Fundación de Amigos del Archivo de Indianos. Al acto asistió el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, quien expresó: “Estamos aquí para rendir homenaje a Guatemala, una tierra de bosques como Asturias. La migración moldeó a España, y Asturias es un claro ejemplo.” El evento celebró la memoria de los emigrantes iberoamericanos como constructores de identidad y libertad, en un emotivo cierre que reafirmó la vocación integradora del Encuentro.

 

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