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¿Está en peligro el Estado laico guatemalteco?
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Luis Miguel es Director del Área Social de Fundación Libertad y Desarrollo, catedrático universitario y tiene una maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
29 Mar 2016

El reto que tenemos como país es construir un Estado que permita la convivencia pacífica y libre de todas las personas que habitan su territorio sin importar su adscripción religiosa (o la falta de).

En 2014 Pew Research publicó el estudio “Religión en América Latina” en el que revelaba que en el país el 91% de las personas decían ser católicos o evangélicos. Por otro lado Latinobarómetro publicó el estudio “Las religiones en tiempos del Papa Francisco” en donde concluían que en Guatemala el 87% de las personas decían ser católicos o evangélicos.

Ante esta realidad, el reto que tenemos como país es construir un Estado que permita la convivencia pacífica y libre de todas las personas que habitan su territorio sin importar su adscripción religiosa (o la falta de).

¿Pueden construirse instituciones de un Estado laico en una sociedad con fuertes valores religiosos?

La respuesta a esta interrogante es sí. Sin embargo al observar algunas críticas hechas a determinados funcionarios públicos pareciera que existe una confusión entre el concepto de Estado “no confesional” y Estado laicista.

Por un lado, el Estado “no confesional” o laico considera que la religión es una dimensión esencial en la vida de las personas pero la aparta de ser el motor de la vida en sociedad. Un verdadero Estado laico distingue entre la neutralidad de las políticas públicas y el derecho inherente que todos los ciudadanos tienen de vivir de acuerdo a sus creencias.

Por el contrario, un Estado laicista es aquel que según el investigador de la UNAM Jorge Adame, es en realidad un Estado despótico que pretender imponer al pueblo una visión agnóstica o a-religiosa de la vida y del mundo.

Y es que Estado laico sin libertad religiosa es una contradicción. La libertad religiosa es un derecho humano lo cual, según Fernando Savater, tiene mucho sentido pues la base de la tolerancia democrática fue religiosa antes que política.

Cuando un país ha logrado separar a sus instituciones públicas de la religión, podemos afirmar con tranquilidad que un Estado con instituciones seculares puede tener gobernantes y gobernados que sean creyentes y lo expresen públicamente.

El único requisito verdaderamente indispensable es que todos entiendan que para que pueda existir un Estado democrático en el que se respeten y acepten todas las formas de pensar es necesaria la libertad religiosa, es decir ninguna práctica religiosa puede ser impuesta o prohibida.

¿Es una afrenta contra el Estado laico que el Presidente salga un sábado a orar al Parque Central? El Presidente como cualquier otro ciudadano tiene derecho a practicar su religión o creencia, tanto en público como en privado como lo establece la Constitución.


Fuente: www.guatevision.com

¿Es una afrenta contra el Estado laico que ciertos diputados decreten la lectura obligatoria de la Biblia? La educación pública está abierta para todos y debe respetar los valores de una sociedad democrática. Ésta debiera limitarse a impartir conocimiento científico y formación en valores (no religiosos) socialmente aceptados.

Tanto las personas que critican al Presidente de la República por orar en público o asistir a un acto religioso como las que proponen leyes que pretende obligar al estudio de la Biblia en las escuelas caen en distintos tipos de fanatismo. Parafraseando nuevamente a Savater, para el fanático, la fe (o la falta de) no es un derecho sino un deber que quiere imponer en los demás y esto es contrario a los valores de un Estado democrático y laico.

Respetar la libertad religiosa de todos los ciudadanos es el primer peldaño en la construcción de un Estado verdaderamente democrático y laico. No se puede pretender imponer en los ciudadanos o en los funcionarios públicos una visión agnóstica del mundo sino más bien exigir que las políticas públicas que de ellos emanen sean democráticas e incluyentes y que la religión no sea utilizada como instrumento durante las campaña política.

2016 ofrece ser un año especial
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

15 Mar 2016

Más allá de los problemas globales, si en nuestra región, queremos darle al 2016 sabor a progreso y victoria, América Latina tendrá que redoblar esfuerzos para consolidar sus democracias y promover que sus ciudadanos se empoderen para defender con más orgullo, fuerza y determinación sus libertades civiles y su derecho al progreso y el bienestar.

Hay 4 países de América Latina que terminaron el 2015 con circunstancias extraordinarias y tienen todos los ingredientes para tener un 2016 lleno de sobresaltos, desafíos y oportunidades. En el resto de la región se mantienen ciertas tendencias y escenarios en la política y la economía que prolongan el status quo.

Estados Unidos entra de lleno al año electoral, y dadas las características de algunos de sus candidatos y la situación del mundo, sin duda alguna, será un año para recordar.


“Guatemala terminó el 2015 con “la mitad” del gobierno en la cárcel, con un despertar ciudadano que entusiasma y con un nuevo gobierno que subió el estándar en la forma de gestionar la cosa pública.”

Guatemala podría estar en el inicio de una nueva era si se mantiene el apoyo de Naciones Unidas con la Comisión contra la Impunidad en Guatemala, CICIG; si la Fiscal General sigue “a la carga” contra corruptos y bandidos, que son muchos; si los ciudadanos mantienen la vigilancia, la presión y la presencia en las calles cuando sea necesario; y, si, en especial, los guatemaltecos logran hacer realidad las reformas que su país necesita. Si los guatemaltecos son capaces de estas hazañas, podríamos ver en este importante país centroamericano la revolución política que quisiéramos para toda América Latina.

Venezuela fue la sorpresa de diciembre. La oposición a la dictadura chavista y probablemente más de tres millones de sus seguidores se cansaron de la mentira y la locura del “chavismo”, y decidieron votar masivamente contra el gobierno, dando mayoría opositora al Congreso para cambiar el modelo autoritario que tiene secuestrada la democracia venezolana.

Es evidente que la dictadura no esperaba semejante derrota, y el tirano y sus secuaces ya están manipulando, retorciendo y estirando la pita hasta que la romperán. La era del “chavismo” está en la etapa final pero habrá que ver el costo que tendrá terminar con esa pesadilla.

Brasil, el gigante del sur, hizo evidente la debilidad de su modelo político, la ausencia de Estado de Derecho y el daño que hacen la corrupción y el populismo. Si pasan el 2016 sin que pase nada, Brasil estaría entrando a un período de profundo deterioro político y económico. Brasil necesita rescatar su sistema político, vitalizar su sistema de justicia y arrancar la gran maquinaria económica que tiene, para ser, como le corresponde, una potencia económica mundial. Y para esto, hará falta gente “importante” en la cárcel, la participación de sus mejores técnicos y estadistas, y mucha participación ciudadana.

Argentina terminó bien el 2015. Haber liquidado la desquiciada y decadente presidencia de la dama es una buena noticia para el mundo. El presidente Macri tiene una oportunidad histórica pues los desvíos de los Kirchner casi destruyen Argentina; hoy, necesitada de reformas de fondo y liderazgo.

Estados Unidos, en año electoral, dará mucho de que hablar; en especial, porque el mundo pasa por un momento delicado. La economía no levanta. La amenaza terrorista aumenta. Hay tensiones entre países que deben ser aliados para enfrentar los arrebatos de Rusia, los excesos de China y los locuras de Corea del Norte. Pero en especial, el mundo civilizado debe unir esfuerzos para enfrentar al “estado islámico” y a otros grupos terroristas o incluso “países” de Medio Oriente, que buscan la destrucción de occidente.

Más allá de los problemas globales, si en nuestra región, queremos darle al 2016 sabor a progreso y victoria, América Latina tendrá que redoblar esfuerzos para consolidar sus democracias y promover que sus ciudadanos se empoderen para defender con más orgullo, fuerza y determinación sus libertades civiles y su derecho al progreso y el bienestar. Sus élites deberán despertar y dar valor agregado a sus economías, combatir la pobreza, formar bloques económicos más grandes y asumir los liderazgos que hace tiempo, América Latina, espera de ellas.

La Magistrada anota un gol y Jimmy Morales abandona la portería
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Elisa es Directora de Comunicación  en Fundación Libertad y Desarrollo, graduada de la Universidad de Navarra con una Maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
11 Nov 2015

#BlogsFLyD

Todos estamos conscientes que el Presupuesto Nacional está completamente desfinanciado. Bueno, todos menos la Magistrada Porras, a quien le importó muy poco el llamado a la austeridad del presidente Maldonado y lo que sufren nuestros hermanos guatemaltecos debido a las carencias en el sistema de salud pública. Porras decidió, en medio de la crisis que atravesamos, autorizar a todo el personal un bono de productividad denominado “bono revolucionario”, con lo cual erogó más de Q3.2 millones.

Además, este “gol” de la magistrada, sucede en un contexto en el que nuestro estimado presidente electo, decide tirar la toalla con el presupuesto y la Comisión de Finanzas. “El gobierno electo de Jimmy Morales se retira del análisis del presupuesto 2016“, declara su comunicado en el que confirman que los asesores designados por Morales no continuarán más en las discusiones del presupuesto con los diputados. ¡Qué servicio el que recibimos los guatemaltecos a cambio de nuestro dinero! ¿No es cierto?

Me parece que uno de mis súper héroes, Iván Velásquez, subestimó el nivel de traición que sentimos los guatemaltecos en cuanto a lo que se ha hecho con nuestro dinero, al sugerir un impuesto temporal. Y con muestras como la de Porras, no puede esperar que estemos emocionados de desembolsar un poco más y desearle buena suerte a nuestra inversión. No es que no confiemos en el MP, pero gente como la señora magistrada sigue siendo parte del sistema de justicia. Cabe entonces preguntarse, ¿qué vino primero, el huevo o la gallina?

Soy una fiel creyente en que un sistema de justicia que funciona, en el que quien la hace la paga, es la base para cualquier sociedad que anhela desarrollarse. No estoy en el más mínimo desacuerdo en que sea esa la priorización del gasto. Sin embargo, quienes en estos días estaban llamados a hacer efectiva esa priorización, han decidido que ahora los desprestigiados diputados del PP y Líder, quienes conforman la Comisión de Finanzas son de fiar, y les ha valido tres roscas y dos narices si actúan conforme a lo que desea el pueblo de Guatemala o no.

La discusión que se plantea no es discusión. El MP tiene una cobertura de apenas 33% en todo el país, y según el informe de ICEFI ocupamos el sexto lugar a nivel mundial en la tasa de homicidios, alcanzando hasta un 95% de impunidad en los crímenes. Asimismo, Guatemala destina tan solo 1.5 por ciento del PIB en las principales instancias de justicia. Al conocer estos datos, ¿estará alguien en desacuerdo con que existen graves deficiencias que necesitan ser solventadas con urgencia? No lo creo.

La clave es el orden en que se pretenden abordar los temas. Cuánto quisiera que la discusión se tratara PRIMERO sobre la priorización del gasto en el Presupuesto Nacional, y que quien liderara esa conversación fuera nada más y nada menos que el equipo de nuestro presidente electo asesorado –por qué no- por la CICIG e ICEFI quienes pueden aportar con datos y hechos como lo hicieron en su presentación el día de ayer.

Necesitamos explorar las alternativas viables para fortalecer nuestro sistema de justicia, aunque no nos gusten, a pesar de la inacción del presidente electo y las tranzas de las mafias internas. No podemos darnos el lujo que este esfuerzo de todo 2015 se debilite en las manos del miedo a revolver un poco las aguas.

Lo que sigue
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Karen es Directora Ejecutiva de Fundación Libertad y Desarrollo. Productora de televisión por más de 15 años. Ha realizado estudios en Historia y fue beneficiaria de una beca Fulbright.
04 Nov 2015

Por demás está decir que el 25 de octubre marca para nuestro país una fecha memorable, para bien o para mal.

¿Memorable? Sí, no tengo la menor duda. Fue la culminación de un proceso electoral marcado por importantes eventos que no son poca cosa (Presidente y Vicepresidente ligados a procesos y en prisión por corrupción, varios diputados con procesos de antejuicios, candidaturas inhabilitadas por el TSE, y por supuesto un vigoroso movimiento ciudadano que salió a las calles a exigir justicia y transparencia). También marca el inicio de otro proceso para el país, todavía más complejo y trascendental, que puede definir el futuro.

Tan sólo hace unos meses, a inicio de año por señalar un punto de partida, pocos dudábamos que el próximo Presidente del país sería el candidato que encarnaba todos los males con los que tristemente ya nos hemos acostumbrado a convivir en la cultura política guatemalteca. Manuel Baldizón representaba la trampa y la transa, el irrespeto a la ley, las prácticas clientelares, el abuso, la compra de voluntades y la ofensa a la inteligencia ciudadana. Pero la ciudadanía le dijo NO.

Por el sufragio la ciudadanía también le dijo NO a quien representaba también los abusos en el ejercicio del poder, la falta de transparencia y la ausencia de escrúpulos en el intento por llegar a la primera magistratura. La ciudadanía le dijo NO a Sandra Torres.

Contra todo pronóstico, la asistencia a las urnas fue una de las más altas de la historia y contra todo pronóstico el voto nulo y en blanco se mantuvo dentro de los parámetros de elecciones pasadas y hoy tenemos un presidente electo legítimo.

Pero una vez finalizado el proceso electoral, hay otro proceso que debe seguir su curso y que para mí, tiene que ver con la lucha contra la corrupción, la depuración del sistema político y una nueva cultura en el quehacer del ejercicio público.

Aunque el TSE, el MP de la mano de la CICIG y la ciudadanía a través de las manifestaciones en la plaza y a través del voto han aportado para depurar el sistema político, es importante que ese proceso de limpieza continúe. Falta ver en qué terminan los procesos que se están llevando a cabo en contra de algunos diputados. Y es necesario además, que se profundice en toda la administración pública y en todo el país, empezando desde el poder local -donde los presupuestos municipales son derrochados en cualquier ocurrencia que nada tiene que ver con las necesidades de la población- pasando por el Congreso y el Ejecutivo e instituciones autónomas y semiautónomas.

El Presidente electo sabe que la lucha contra la corrupción DEBE ser su cruzada y que no le quede duda que la ciudadanía le apoyará en ello; como tampoco le debe quedar duda que esa misma ciudadanía está dispuesta a ser implacable en vigilarle a él y a su gobierno. De hecho, ya empezó. El Presidente electo no puede mandar mensajes equivocados de su compromiso con la transparencia y con una nueva forma de hacer gobierno.

¿Qué sigue?

Es importante que luego de las elecciones, las expectativas se ordenen. Los retos del país son de tal magnitud que sería ingenuo creer que un nuevo gobierno será capaz de revertir por completo la situación actual del país. Pero lo que sí es posible para el nuevo gobierno con Jimmy Morales a la cabeza es “inaugurar” una nueva forma de conducir la administración pública

“Los guatemaltecos necesitamos y añoramos que la decencia sea la marca del nuevo gobierno.”

Los guatemaltecos necesitamos y añoramos que la decencia sea la marca del nuevo gobierno. Que los funcionarios incorruptibles ya no sean una especie de criaturas extrañas incrustadas en las instituciones.

Necesitamos que el nuevo gobierno lidere la depuración de las instituciones estatales, respaldados por una ciudadanía que en los últimos meses demostró que ya no está dispuesta a tolerar más abusos y sinvergüenzadas por parte de los políticos y los funcionarios públicos.

Lo que sigue es que la euforia por el triunfo electoral de paso a la sensatez en la integración del mejor equipo de gobierno posible.

Lo que sigue es que el nuevo gobierno con total claridad nos informe en enero el estado en que recibe el gobierno en las diferentes áreas y que no demore en empujar con decisión las tres o cuatro reformas que en estos cuatro años podrán marcar una diferencia para la posteridad: las reformas a la Ley de Servicio Civil, a la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, la Ley Electoral y de Partidos Políticos y las reformas al sector justicia.

Lo que sigue es que a partir del 14 de enero el Presidente Jimmy Morales no deje lugar a dudas que su lema de campaña “ni corrupto, ni ladrón” será el sello de su administración. Y nosotros los ciudadanos debemos encargarnos de recordárselo todos los días.

Quiero pensar que el 25 de octubre será memorable, para bien, porque marcará para la historia el inicio de una nueva forma de hacer las cosas en el país.

Será para mal si Jimmy Morales pasa a la historia como un Presidente más, a los que les faltó voluntad política para empujar e iniciar los cambios que este sufrido país demanda. Será para mal, si aquí pasó de todo, para que finalmente no pase nada.

Centroamérica, punto de inflexión
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

21 Oct 2015

El escaso crecimiento, la falta de solución a los problemas más sentidos de la población, la fragilidad democrática, mantienen una “espada de Damocles” sobre la región.

A las elites centroamericanas les cuesta reconocer que en sus países hay problemas estructurales serios y porcentajes muy altos de población en condiciones de pobreza. Mientras esto no cambie, son millones de seres humanos los que se mantendrán así porque la región tiene un problema crónico de crecimiento económico insuficiente y sistemas políticos corruptos y disfuncionales. Las clases altas de la región dan la impresión a la sociedad civil de centro y centro izquierda y a la comunidad internacional, de que por ellos estar bien, no ven la realidad social de sus países. La extrema izquierda usa ese argumento con fines muy distintos a construir sociedades democráticas.

“Las clases altas de la región dan la impresión a la sociedad civil de centro y centro izquierda y a la comunidad internacional, de que por ellos estar bien, no ven la realidad social de sus países.”

El problema de fondo es que las elites, sobre todo la económica, hacen poco para cambiar esa percepción, y los proyectos e iniciativas que apoyan y promueven, aunque algunos sean valiosos, son a todas luces insuficientes, y por eso, su imagen es de superficialidad y poco compromiso. Si la situación no cambia en la región y si no se empieza a gobernar de manera distinta a la forma improvisada y deshonesta como hoy se hace, estos millones de pobres centroamericanos tienen probabilidades muy bajas de dejar de serlo en los próximos 25 años.

El escaso crecimiento, la falta de solución a los problemas más sentidos de la población, la debilidad institucional y por lo tanto la fragilidad democrática, mantienen una “espada de Damocles” sobre las libertades civiles y la estabilidad política de la región.

El Salvador parece un país en guerra. Su gobierno no encuentra el camino para dar rumbo, sentido y confianza a su gestión. La economía está paralizada y no se ven esfuerzos serios por rescatar el sistema, el proceso democrático y el futuro del país.

Honduras presenta problemas similares a los de Guatemala. La corrupción desbordada, la violencia, la debilidad institucional y la desconfianza han llevado a sectores de la sociedad hondureña a pedir una comisión internacional auspiciada por la ONU, como la que opera en Guatemala, y hoy, con resultados extraordinarios.

Nicaragua, sin democracia no tiene futuro y contamina con el virus autoritario a otros políticos de la región que creen que al llegar al poder les corresponde quedarse con él.

“Es cierto que su proyecto es uno improvisado, sin plan de gobierno y sin equipo. No muy distinto a los demás.”

Guatemala, desde abril, está en un despertar cívico. Los ciudadanos luchan por liberar el Estado de la compleja organización criminal que le tiene secuestrado. El 25 de octubre se disputarán el poder en segunda vuelta electoral, un partido que ya hizo gobierno y fue un desastre, y Jimmy Morales, un desconocido en la política que atrae el voto de protesta y rechazo a la clase política dominante. Según las encuestas es muy probable que el próximo presidente de Guatemala sea Jimmy Morales. Es cierto que su proyecto es uno improvisado, sin plan de gobierno y sin equipo. No muy distinto a los demás. Pero así como esto es un problema y una amenaza, también es una oportunidad. Si Morales incluye en su proyecto a técnicos capaces y honestos, si se une al clamor nacional y promueve y apoya las reformas que el país necesita, y si hace un gobierno basado en la honradez, la transparencia y el trabajo responsable por sacar adelante al país, podría pasar a la historia como un gran Presidente y el que permitió la transición a una nueva era para Guatemala.

Centroamérica está en un punto de inflexión. Guatemala tiene una oportunidad histórica a la que deben sumarse los países de la región para articular propuestas, lograr consensos mínimos y ejecutar acciones que liberen, ordenen y den rumbo a la Centroamérica próspera, libre y democrática que todos queremos vivir.

La palabra CRISIS
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Jesús María es el Director del Área Institucional en Fundación Libertad y Desarrollo. Es catedrático universitario y Doctorando en Derecho por la Universidad Austral.
01 Oct 2015

Y los retos políticos de Guatemala en el siglo XXI.

#BlogsFLyD

La sociedad civil guatemalteca ha venido enfrentando una severa crisis, cuyas causas han venido siendo analizadas, ignoradas y banalizadas a lo largo de varias décadas[1] , sin que se intente seriamente desde el poder político subsanarlas.

La crisis se manifiesta en varias dimensiones (social, económico, político y jurídico etc.), las cuales se traducen en la ausencia de Estado de Derecho, la inexistencia de democracia formal, el agravamiento de la corrupción administrativa, el precario crecimiento económico, la desafección política, así como la elevada violencia criminal.

Con la palabra crisis se pretende designar una situación compleja, centrada por ahora, en el ámbito político-constitucional por ser el elemento más visible, aun cuando ello esconda una crisis mucho más profunda que es menester también tomar en cuenta.

La crisis a treinta años de vigencia de la Constitución adquiere significación, ya que con ella se pretende aludir al momento y a los retos que encara la sociedad civil guatemalteca, la cual ha venido enfrentándose enérgicamente a una clase política bastante indiferente para con los requerimientos de la sociedad civil.

Esta indiferencia, ha sido en parte el resultado de un sistema electoral y de partidos políticos, que si bien tenía su razón de ser en 1985 en la fase de apertura democrática, no lo tiene en pleno siglo XXI. La razón estriba, en que las demandas por una auténtica democracia sujeta al ideal político del Estado de Derecho, son las que permitirán superar la fase de “apertura”, para llegar a estadios de “desarrollo” y “consolidación”, lo cual pasa irremediablemente por abrir espacios de participación ciudadana y de ejercicio de la libertad política.

La existencia de una clase política en desmedro de la sociedad civil, ha sido el resultado de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, cuyos privilegios a los partidos políticos[1] son manifiestos, al concebir a estas organizaciones como únicas y exclusivas en el ámbito político y electoral. Tales privilegios legales, han creado una auténtica casta que impide la modernización de la vida social, económica, política y jurídica del país.

Ahora bien, pese a la indiferencia por parte de la clase política, existen muestras de una sociedad civil guatemalteca comprometida. De hecho, en medio de graves problemas ha expresado su malestar en una de las áreas del mundo más violentas, y en medio de un terreno pantanoso y minado de problemas acumulados por décadas.

A tal efecto, la Guatemala del siglo XXI, bastante profesionalizada en sus clases medias, ha desmitificado el lugar común, de la supuesta apática e indiferencia ciudadana, al punto de arrebatar simbólicamente a los partidos políticos la dirección exclusiva de los acontecimientos políticos futuros.

Es cierto, que de la crisis actual no se puede vaticinar ni esperar muchas cosas por azar, debido a que no se puede saber con precisión si se mejorará o empeorará la situación. Pero también es cierto, que las acciones colectivas e individuales serán decisivas en el recambio político que requiere el país, por lo que el empleo de la palabra crisis resulta exacta en tanto apropiación del léxico médico al léxico de la política.

“La crisis no puede conllevar a pesimismos extremos, aunque tampoco a ilusiones o fantasías.”

La crisis no puede conllevar a pesimismos extremos, aunque tampoco a ilusiones o fantasías. Ya FREUD, sostenía que los hombres tendemos a engañarnos con ilusiones y fantasías, sustituyendo los deseos por los hechos, llegando con frecuencia al extremo de dar por completo la espalda a una realidad que nos perturba, entregándonos sin crítica al espejismo que nos reconforta.

Sin embargo, una actitud y una acción realista no impide la lucha por el ideal político del Estado de Derecho y la democracia formal y política representativa como indica la Constitución. Al contrario. Será ésta una vía que permitirá superar la visión de la ley constitucional de 1985 (art. 18)[3], centrada en la estatalización del sistema de partidos, caracterizado por su divorcio con respecto a la sociedad civil y por la corrupción gracias a indebidos privilegios legales.

El reto de la Guatemala del siglo XXI es colosal. Por ello, las batallas en el ámbito político-electoral serán decisivas, en tanto la sociedad civil se enfrentará a una casta política auspiciada con privilegios legales, centrada en los intereses que el espíritu de cuerpo le dicte en detrimento de la sociedad, mientras que la casta tratará de minimizar esos cambios, como lo ha hecho por años, conculcando el paso de una apertura democrática a una democracia consolidada.

Este modelo, fruto de una lamentable actitud de determinados actores políticos, se ha traducido en una incomprensión de los actores políticos de la propia obra realizada en 1985, gracias a que han interpretado conveniente para ellos, la primera fase del proceso de democratización como eterna. Por ello, es que aún pervive ese secuestro de la política por parte de los partidos políticos, los cuales eran actores importantes que podían democratizar al país, por lo cual se requiere una reforma si se quiere lograr una ejemplar democracia centrada en el ejercicio de la libertad política.

La necesidad de partidos políticos renovados, con sólidos principios y estructuras flexibles, altamente descentralizados que le permitan llegar a las necesidades de la ciudadanía, pasa por superar el esquema de Estado de Partidos, introduciendo reformas necesarias que permitan superar la eufemística fase de apertura democrática, evitando con ello una crisis terminal del sistema político-constitucional.

Lo anterior no es exageración, máxime si se tiene presente el descontento y presión social de la sociedad civil para con el sistema político-constitucional en su integridad, gracias a los anticuerpos sociales que ha desarrollado la sociedad civil en relación a las malas prácticas que imperan en la partitocracia inaugurada en 1985.

En efecto, el reto para superar la crisis es colosal. La necesidad de democratizar el sistema pasa irremediablemente por deponer a la clase dirigente, y evitar la instauración de otras castas, ya que el problema no es solo de hombres, sino también de instituciones, ya que es iluso pensar que el gobierno puede ser ejercido por ángeles como bien ironizaban los creadores de la gran primera República moderna al norte del gran continente americano.


1. Véase los estudios del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) y del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) entre otros. Además de los estudios que emanan de las Universidades más importantes del país.

2. ALVARADO ANDRADE, Jesús María & FERNÁNDEZ LUIÑA, Eduardo, Diagnóstico de la Ley Electoral y de Partidos Políticos de Guatemala: situación y alternativas para su reforma en Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), Guatemala, 2015; y del mismo modo, FERNÁNDEZ LUIÑA, Eduardo, “El problema de la oferta política en el sistema guatemalteco” en Tópicos de Actualidad, n° 1051, Año 55, Agosto de 2015, Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), Guatemala, 2015.

3. GARCÍA LAGUARDIA, Jorge Mario (1988) “Constitución y partidos políticos en Guatemala dictadura y democratización” en Estudios en Homenaje al Dr. Héctor Fix-Zamudio, Tomo I, Derecho Procesal, Madrid, Universidad Nacional Autónoma, pp. 289-314.

Claro y fuerte…
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Karen es Directora Ejecutiva de Fundación Libertad y Desarrollo. Productora de televisión por más de 15 años. Ha realizado estudios en Historia y fue beneficiaria de una beca Fulbright.
17 Sep 2015

Y si es necesario, más claro y más fuerte.

Hace apenas un par de semanas la palabra incertidumbre era la que mejor describía las elecciones 2015. Y es que si alguna característica tuvo este proceso electoral fue la incertidumbre, al punto que muchos ciudadanos incluso dudaron que las elecciones se realizaran el 6 de septiembre.

Pero vaya que las hubo, ¡y a lo grande! Asistimos a las urnas 5 millones 390 mil 005 guatemaltecos, que equivale al 71.33% del padrón electoral, lo cual supone el nivel de participación más alto desde la apertura democrática, con la excepción de la participación para la Asamblea Nacional Constituyente en 1984. Por su parte, el voto nulo y en blanco fue menor que el registrado en las elecciones de 2011.

Aunque es claro que el ejercicio de la ciudadanía debe ser una constante, una tarea del día a día, que además requiere responsabilidad y compromiso, sin duda la alta asistencia a las urnas es una buena noticia para Guatemala, y yo la celebro.

Para mí, en la particular situación política que hemos vivido en los últimos meses y especialmente en las últimas semanas, la asistencia a las urnas fue la forma en la que muchos ciudadanos dieron vida a su sentir de empoderamiento, la forma de concretar que tenían algo que decir y sobre todo algo tangible que hacer. Y a pesar de que para muchos esto suene iluso, lo que ha pasado en el país a partir de este despertar ciudadano, nos hace pensar que cada uno de nosotros todavía podemos hacer algo para incidir en la arena política.

El mensaje de la ciudadanía llegó claro y fuerte a las urnas. Tan claro y fuerte que sacudió a unos cuántos, o a muchos. Alguno por allí todavía no termina de asimilarlo y otros están tratando de buscar acomodo ante la nueva realidad.

Expresamos que estamos cansados que nos engañen queriendo comprar nuestro voto y nuestra conciencia. Estamos cansados de los políticos abusadores, los que no respetan las normas y se burlan abierta y reiteradamente de la ley. Cansados de la manipulación y desinformación. Supimos diferenciar entre las encuestas falsas y las verdaderas. Votamos por el alcalde de nuestra preferencia sin que eso necesariamente comprometiera nuestra preferencia por candidato presidencial y diputados. Intentamos oxigenar al nuevo Congreso que se estrenará en enero, y aunque no ha sido lo suficiente, algo hemos logrado.

Ya empezamos a limpiar el sistema político y eso está bien. Las protestas y la asistencia en las urnas han sido contundentes. Pero es tal el grado de infestación que como bien han dicho las consignas ciudadanas esto apenas empieza.

¿Cómo asegurar que la decencia sea la regla y no la excepción en nuestros políticos? ¿Cómo asegurarnos que los diputados se dediquen a legislar y no a transar obra pública? ¿Cómo hacerles entender que el dinero del pueblo es sagrado, que debe servir al bien común y no a sus gustos y deseos particulares y además que el Congreso de la República no es una agencia de empleo?

“¿Quién o quiénes deben ser los motores para los cambios impostergables que necesitamos en casi todas las instituciones?”

¿Cómo lograr que los diputados fiscalicen responsablemente y ejerzan una verdadera oposición política, un ejercicio de altura, el mismo que exige la grave situación que vive nuestro país en diferentes ámbitos?

El camino que nos queda es más largo todavía que el recorrido en las últimas semanas y meses, aunque en éstos hayamos alcanzado victorias que no se habían logrado en muchísimos años. La CICIG y el MP fueron los motores de esos logros que tienen que ver con desmantelar algunos focos de corrupción enraizados en el aparato de gobierno y su persecución penal.

Pero, ¿quién o quiénes deben ser los motores para los cambios impostergables que necesitamos en casi todas las instituciones?

Urge una reforma a la ley electoral, PERO no cualquier reforma. No podemos ahora permitir que se apruebe una reforma a medias. Debemos exigir con fuerza que en la reforma se restituya la propuesta del TSE en cuanto a los elementos clave para fortalecer la democratización interna de los partidos políticos y que muy convenientemente (por no decir burdamente) los señores diputados dejaron fuera.

Urge la reforma del sistema de justicia. Ya hay propuestas serias al respecto, pero lo que ha faltado una vez más es la voluntad política para hacerlo. ¿Hasta cuándo? Sin un sistema de justicia verdaderamente independiente, con las personas más honorables y capaces al frente, seguiremos dando pasos en falso.

¿Y qué decir de la reforma a la Ley de Servicio Civil? Con cada cambio de gobierno vemos cómo servidores públicos con experiencia son sustituidos por otros “allegados” al partido oficial, sin que sean los más idóneos y capaces. ¿Hasta cuándo?

El mensaje llegó claro y hasta en verso en las protestas ciudadanas: políticos corruptos, ¿están entendiendo la lección? ¡No toleraremos más corrupción!

El mensaje también llegó claro y directo en las urnas.

Pero el mensaje debe llegar aún más fuerte al Congreso. No podemos quedarnos a medias tintas ante la atención y la acción que demandan las peticiones de la población.

¿Seguimos protestando?

No nos acomodemos
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Elisa es Directora de Comunicación  en Fundación Libertad y Desarrollo, graduada de la Universidad de Navarra con una Maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
23 Sep 2015

Sigamos exigiendo...

#BlogsFLyD

Guatemala tiene sed de justicia. Entre gritos, protestas y una acérrima vigilancia ciudadana, durante los últimos meses nos hemos dado a la tarea de exigirla.

Justicia. Eso es lo que dará orden a este país. Ese es el sector que debemos cuidar antes que cualquier otro. Sin certeza de castigo, sin consecuencias, todos hacen lo que les venga en gana.

Un perfecto ejemplo de esto es la actuación de los diputados este martes 22 de septiembre. Los diputados de la bancada de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) pidieron que se retirara de la agenda del día la elección del Director (a) General del Instituto de la Defensa Pública Penal (IDPP), argumentando que los candidatos que conforman la terna tienen señalamientos. Efectivamente, es así para dos de tres candidatos pero, ¿por qué no eligen entonces a la tercera opción?

El rey de los señalados es el actual director, Remberto Ruiz, a quien la bancada UNE y demás diputados cercanos parecen querer dejar en dominio del poder indefinidamente, por lo que no eligen a nadie más.

Ruiz consolida el poderío del grupo de Blanca Stalling, quien ha sido protagonista de anomalías a la cabeza del IDPP y da paso a múltiples actores cuestionados. A Stalling se le señala de haber convertido al instituto en botín de otorgamiento de plazas a sus amigos, familia y diputados allegados, y es además la “joya” vinculada al caso Bufete de la Impunidad, en el que se encuentra procesada su cuñada Marta Sierra de Stalling por beneficiar a implicados en el caso La Línea. Además, su hijo Otto Fernando Molina Stalling, se encuentra en prisión preventiva por su vinculación al caso IGSS - PISA.

Por otro lado, el segundo candidato y actual magistrado de Apelaciones, Hugo Roberto Jáuregui, es señalado de influir en la Contraloría General de Cuentas (CGC), para que le fuera extendido el finiquito a varios candidatos que no cumplían con los requisitos de ley.

Con Jáuregui, el Movimiento Pro Justicia señala que las influencias favorecerían a diputados de la UNE, vinculados al Rey del Tenis.

La tercera candidata es la actual defensora pública, Nydia Arévalo de Corzantes. Arévalo tiene el apoyo de bancadas minoritarias del Legislativo y es la única de los tres candidatos que no tiene tachas. Sin embargo, parece ser que algunos diputados prefieren que siga Ruiz.

¡No nos acomodemos y sigamos exigiendo justicia! La última vez que volteamos la cara se nos venía abajo el país entero, y para quien quiera un país que progrese, tiene que saber que no nos podemos dar ese lujo. La justica, la verdad y el desarrollo socioeconómico cuestan. Nadie dijo que sería fácil, pero somos muchos los dispuestos a dar la batalla.

#EstoApenasEmpieza #IDPPLibreDeCorruptos

5 cosas que aprendí de Guatemala en los últimos 5 meses
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Luis Miguel es Director del Área Social de Fundación Libertad y Desarrollo, catedrático universitario y tiene una maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
09 Sep 2015

No recuerdo en mi tiempo de vida momentos tan convulsos en la política nacional como los que hemos tenido en los últimos meses. A estas alturas ya casi olvidé cómo es un día normal y tranquilo en las noticias políticas del país.

Y es que de abril para septiembre hemos atravesado una serie de turbulencias políticas que han cambiado el panorama político e institucional del país, el tiempo nos dirá si estamos logrando aprovechar esta ventana de oportunidad.

Les dejo en estas líneas las 5 cosas que aprendí de Guatemala en los últimos 5 meses.

1.

El interior del país no vive en total aislamiento de lo que sucede en la arena política como se suele creer. En definitiva el creciente nivel de urbanización y la penetración de la tecnología sumadas a la comunicación de boca en boca han comenzado a cambiar el paradigma de la comunicación en el país. Todavía tenemos grandes rezagos en muchas regiones, sobre todo las más aisladas pero en las cabeceras departamentales y las poblaciones aledañas la información pareciera estar fluyendo con mayor eficiencia.

De ahí que los escándalos de corrupción que enfrentó el gobierno de Otto Pérez Molina y la evidente relación que tenía el gobierno con Líder y Manuel Baldizón terminara afectando a este último en su intento por llegar a la presidencia, las encuestas serias lo mostraban bajando a pesar de que algunas personas afirmaran que esto no era posible porque se tenía la impresión de que la gente no se enteraba de lo que estaba pasando.

 

2.

Las redes sociales son cada vez más importantes y tienen influencia en la vida política del país pero también son una burbuja y pueden distorsionar la percepción que tenemos de la realidad. Esto se puede apreciar en el poco impacto que tuvo la campaña de rechazo al sistema a través del voto nulo o la petición de que se aplazaran las elecciones. Ideas que, en redes sociales y algunos medios de comunicación, daban la impresión de tener una aceptación importante sin embargo la gente salió a votar, de hecho la participación electoral del 2015 (71.24%)[1] subió ligeramente en comparación con la del 2011 (69.38%).

El voto nulo y en blanco también disminuyó, en 2011 el porcentaje de votos nulos y en blanco fue de 11.85% mientras que en 2015 se calcula que fue de 9.21%[2].

 

3.

Los gastos millonarios exorbitantes no son la única forma de hacer una campaña política exitosa pero todavía tienen mucho peso. No estoy de acuerdo con las aseveraciones que se hacen de que el paradigma de la política guatemalteca ha cambiado y que ya no se necesitan campañas millonarias para ganar. Es cierto que hoy tenemos ejemplos de políticos que resultaron exitosos como Luis Grijalva, alcalde electo de Quetzaltenango por Encuentro por Guatemala; Neto Bran, alcalde electo de Mixco por el Movimiento Reformador; algunas campañas de diputados al Congreso de la República; y el mismo Jimmy Morales quien llegó a segunda vuelta presidencial con el partido FCN Nación. Pero cabe preguntarnos si estos casos no son más el resultado de una serie de eventos externos que el resultado directo de un cambio de paradigma.

No hay que olvidar que tanto la UNE como Líder obtuvieron en conjunto casi el 40%[3] del total de votos, un voto altamente clientelar y caro. Según cifras oficiales, entre mayo y julio la UNE gastó 25.6 millones de quetzales; Líder 61.4 millones y FCN Nación 4.5 millones. En estos datos no se incluyen los gastos que algunos de partidos hicieron en campaña anticipada de forma ilegal.

Lo que sí tuvimos en estas elecciones son algunos interesantes casos de estudio para la Ciencia Política guatemalteca, por ejemplo el de Neto Bran, quien con muy poco dinero se enfrentó a dos candidatos que contaban con mucho dinero para hacer campaña pero que también cargaban con el desgaste de sus partidos y de sus propias gestiones. Hablo de Amilcar Rivera quien se lanzaba con Líder y ya había sido alcalde de Mixco y de Otto Pérez Leal de quien no tengo que decir mayor cosa para dar a entender el punto.

El caso de Morales es bastante particular porque él no comenzó su campaña de cero, si bien es cierto que su única experiencia con la política se reduce a haber obtenido el tercer lugar para la alcaldía de Mixco en 2011, Jimmy era ya una figura conocida en muchas regiones del país pues tiene más de 15 años de ser el protagonista de un programa de televisión de comedia que se transmite todos los domingos en horario estelar por uno de los canales de mayor rating del país. En ese sentido, el candidato ya tenía ganada la primera batalla, ser un personaje conocido.

 

4.

La sociedad guatemalteca está fuertemente polarizada pero puede unirse cuando entiende que hay enemigos comunes, en este caso en particular fue la corrupción el enemigo a vencer. Ejemplos hay muchos pero me gustaría resaltar a los estudiantes de la USAC, URL, UVG y UFM que marcharon juntos y contagiaron al país para que se uniera en un paro nacional que muchos veían con recelo.

Esperemos que la segunda vuelta electoral no resulte en el rompimiento de esa confianza que se ha empezado a construir pues otro que se había perfilado como el enemigo en común, Manuel Baldizón, ya fue sacado de la contienda y la segunda vuelta será disputada por candidatos que parecieran tener marcadas diferencias ideológicas. Habrá que analizar la forma como estas personas se han comportado en el pasado y la capacidad que pueden tener de lograr ciertos consensos. Cuidado con las caras amables que luego dejan la máscara tirada por ahí.

 

5.

Todos estamos de acuerdo con que Guatemala tiene problemas profundos y que muchos de esos problemas están en sus instituciones pero las soluciones a esos problemas no tienen por qué ser radicales. Thelma Aldana y la excelente labor que su equipo está realizando en su “cruzada contra la corrupción” ejemplifica muy bien este punto.

Para hacer lo que están haciendo no necesitaron cambios estructurales profundos en el Ministerio Público. Fue la invaluable ayuda de CICIG al mando de Iván Velásquez y la voluntad de hacer que las cosas caminen lo que provocó el cambio. Esto generó un efecto de bola de nieve que terminó contagiando a la población e incluso a algunos personajes de la Corte Suprema de Justicia que han tomado la decisión de mover los engranajes para bien.

Con esto no estoy diciendo que no necesitemos cambios y reformas en legislaciones específicas, por supuesto que podemos reformar y mejorar, un cambio de actitud en todos los funcionarios públicos es utópico. Lo que sugiero es que nos alejemos de esos discursos que sugieren cambios radicales al sistema pues suelen ser discursos superficiales que se toman a una distancia considerable de la especificidad de los problemas que tiene la administración pública. Cada institución es distinta y requiere de especial atención.

 

Estas son las lecciones más importantes para mí, me interesaría mucho saber ¿qué aprendió usted de Guatemala en estos últimos 5 meses?


1. Datos de las elecciones generales 2015 de Guatemala en www.tse.org.gt

2. Datos obtenidos en www.tse.org.gt (Nota: Al momento de escribir este artículo el TSE todavía no había entregado resultado oficiales por lo que el resultado podría presentar alguna variación mínima)

3. Datos en www.tse.org.gt

Asumamos nuestra responsabilidad: No al voto nulo o al abstencionismo
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
26 Ago 2015

En medio de la crisis política que atraviesa el país, algunos grupos están llamando al voto nulo o al abstencionismo como una forma de manifestar nuestra inconformidad con el actual sistema político.

En medio de la crisis política que atraviesa el país, algunos grupos están llamando al voto nulo o al abstencionismo como una forma de manifestar nuestra inconformidad con el actual sistema político. El argumento principal es que cualquier gobierno que sea electo con un alto porcentaje de voto nulo o de abstencionismo, carecería de legitimidad y por tanto se le podría forzar a emprender reformas importantes en los primeros meses del próximo año. En principio, el voto nulo sería un mensaje contundente para la clase política del país que difícilmente podrán ignorar. La idea suena bastante bien a primera vista, pero al profundizar sobre la misma, resulta que tiene el efecto contrario al deseado: solo se le entrega más poder a los partidos políticos más desprestigiados, imposibilitando con ello, cualquier intento de reforma a nuestro sistema.

“Si pensamos que con el voto nulo o el abstencionismo no participamos de este sistema estamos totalmente equivocados.”

Empecemos por aclarar que el voto nulo o en blanco en Guatemala carece de validez. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2011 se emitieron un total de 5,093,230 votos. De éstos, el 12.15% fueron votos nulos o boletas en blanco. ¿Qué se hizo con estos votos? No se tomaron en cuenta y fueron desechados. Se restaron del total de votos emitidos, dejando con ello 4,474,555 votos válidos. De entre estos votos válidos, se calcularon los porcentajes que obtuvieron los candidatos. En este sentido, un voto nulo o en blanco es un voto perdido.

Pero no solo eso. Todos sabemos que el voto en Guatemala es altamente clientelar. Este tipo de voto se ubica principalmente en las áreas rurales, en donde las personas lamentablemente tienen muy poca educación y viven en condiciones sumamente precarias. Los partidos políticos más desprestigiados son los que suelen aprovecharse de esta tragedia humana y terminan captando a estos votantes. Si en estas elecciones el ciudadano urbano vota nulo, en blanco o se abstiene de votar, el voto clientelar será el que decida quiénes serán los próximos diputados, alcaldes y el presidente de la república. Es decir, los partidos que se gastaron millones de quetzales en repartir regalos para ganar votos en las áreas rurales serán los que obtengan el control total del aparato estatal.

Bajo este escenario, ¿Qué habríamos ganado con el voto nulo o el abstencionismo? Absolutamente nada. Más bien como ciudadanos habremos provocado que el partido de gobierno no tenga mayor oposición, por lo que podrán imponer su agenda fácilmente. En vez de deslegitimar el sistema, habremos facilitado la instalación de una dictadura de facto en el país.

Contra esto, hay quienes dicen que todos los partidos son iguales y que ir a votar implica validar este sistema. Es cierto que la oferta electoral no es la mejor que podamos tener. Pero hay que ser un poco más analíticos para saber que hay opciones peores que otras. Sin duda los partidos que se han gastado millones de quetzales en campañas serán mucho más voraces al momento de gobernar. Estos partidos impedirán cualquier reforma a nuestro sistema. Ya lo hemos visto en las últimas semanas con la Ley Electoral y de Partidos Políticos.

Si pensamos que con el voto nulo o el abstencionismo no participamos de este sistema estamos totalmente equivocados. Nuestra inacción simplemente facilita la llegada al poder de los partidos más desprestigiados. Eso no tiene ningún valor moral y tampoco tiene nada de loable. Asumamos nuestra responsabilidad. Pensemos nuestro voto y participemos este 6 de septiembre en las elecciones.