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SOS Venezuela...
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

18 Abr 2017

¿Hasta dónde debe llegar la desgracia y la opresión de un pueblo hermano en América Latina para que el continente se levante y exija su liberación?

¿Hasta cuándo va a terminar la hipocresía y la complicidad o en el mejor de los casos la tímida protesta de la comunidad internacional ante la farsa democrática que el chavismo ha erigido en Venezuela?

¿Cómo se puede afirmar que “todo volvió a la normalidad” por que “se devolvieron” los poderes a la Asamblea Nacional cuando nunca los tuvo?

¿Cuánto más grande debe ser la mentira democrática para que el mundo libre, de una vez por todas, llame a las cosas por su nombre y afirme que en Venezuela hay una dictadura insolente y criminal?

¿Qué más pruebas hacen falta para demostrar que Venezuela es un país secuestrado y gobernado por una banda de criminales, narcotraficantes y asesinos?

¿Cómo es posible que en uno de los países más ricos del mundo, sus habitantes se estén muriendo de hambre?

¿Qué circunstancias pueden llevar a la población adulta en una nación a perder 19 libras de peso en promedio y estar sufriendo desnutrición crónica?

¿Cómo puede ser posible que en el país con la mayor reserva petrolera del mundo haya escases de combustibles?

¿Con qué objetivo el chavismo destruyó el aparato productivo y lo dejó sin oportunidades de trabajo, sin bienes y servicios, sin impuestos, sin inversión y sin futuro? ¿Qué creen que pueden esperar de una realidad con esas condiciones? ¿Lo consideran sostenible? ¿Es cuestión de locura, de ignorancia, de ambición, de revancha o de un poco de cada una?

¿Dónde creen que terminarán sus días ese club de sociópatas que han destruido a Venezuela?

¿Seremos capaces las élites de América Latina de reconocer con humildad y responsabilidad que han sido nuestra indiferencia hacia la política, nuestra incapacidad para articular Proyectos de Estado para nuestros países, nuestra ineptitud para construir una visión de largo plazo comprometida con el Estado de Derecho y la libertad las causas que han motivado la aparición de bandas criminales con una mutación del virus comunista, las cuales, con un discurso populista y oportunista han alcanzado el poder por las urnas, engañando al electorado, para luego destruir el sistema que los llevó al poder?

Fuente: http://spanish.latinospost.com

Hoy en día, en Venezuela, más del 70% de la población no puede comprar alimentos ni medicinas; primero por que no hay, pero aunque hubiere, no tiene dinero.

Asfixiaron al sector empresarial y destruyeron PDVSA, la gallina de los huevos de oro negro de Venezuela, y llevaron la economía nacional a la ruina. Venezuela es hoy el país con más inflación del mundo y con niveles de pobreza llegando al 80% de la población. Estadísticas que se ven en países africanos donde lo que hay es desierto y desolación.

¿Qué tipo de seres, que se consideren humanos, pueden hacer esto con uno de los países con más riqueza y recursos naturales?

Es cierto que Chávez llegó al poder por la vía de la urnas como lo hicieron otros dictadores de la historia. Pero todos sabemos que a partir de ese día el chavismo se dedicó a desvirtuar, controlar y destruir el sistema democrático. Venezuela es hoy una nación secuestrada por una camarilla de déspotas y matones.

No son suficientes las declaraciones oficiales de países y organizaciones internacionales que denuncian o señalan. No son suficientes las opiniones como ésta. Llegó la hora de que el mundo occidental y los hombres y mujeres que creemos en la libertad y la democracia hagamos algo mucho más contundente para liberar a Venezuela.

¿Tiene esperanza Guatemala?
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
21 Mar 2017

La pregunta obligada ante una tragedia como la ocurrida en el Hogar Virgen de la Asunción es hasta cuándo vamos a seguir tolerando vivir en un país subdesarrollado, en donde la niñez apenas si tiene un futuro.

Lo sucedido en el Hogar Virgen de la Asunción pone en evidencia, una vez más, que el Estado que hemos construido es totalmente inoperante. Es un Estado incapaz de garantizar la vida y la integridad de los ciudadanos, sobre todo de los más vulnerables.

Las niñas que perecieron tuvieron una corta existencia llena de dolor, sufrimiento y desesperación. En algunos casos, los familiares cercanos les infringieron ese sufrimiento y en vez de encontrar refugio en este Hogar, experimentaron el infierno en la tierra. Lo más terrible es pensar que en estos momentos, hay miles de niños en Guatemala que están pasando por una situación similar o peor.

A estos casos trágicos, se le tiene que sumar el de los niños que en pleno siglo XXI, no tienen acceso a educación y tampoco a un servicio de salud que les garantice un crecimiento sano. Niños que viven en lo profundo de las montañas, cerca o incluso dentro de los centros urbanos, que no tienen ninguna perspectiva de futuro. Lo más probable es que morirán tan pobres como nacieron. Es la historia trágica que se ha repetido durante generaciones y que no parece terminar en Guatemala.

Niños en las calles y semáforos pidiendo limosna, en vez de atender la escuela. Niños trabajando para ayudar al sustento de su hogar. Niños involucrados en maras, víctimas de redes criminales, cuyo final sólo puede ser la cárcel o una muerte violenta. Niños asesinados por las balas perdidas que todos los días se disparan en Guatemala. Es el país que tenemos, por más que volteemos la cara y no queramos verlo. Es la evidencia de una sociedad que ha fracasado en la búsqueda por encontrar el camino del desarrollo y la prosperidad.

En una sociedad en donde los habitantes tienen los ingresos suficientes para vivir dignamente, el panorama es totalmente distinto. Es un país de oportunidades laborales y de movilidad social, algo que pareciera ser un sueño lejano para Guatemala.

La pregunta obligada ante una tragedia como la ocurrida en el Hogar Virgen de la Asunción es hasta cuándo vamos a seguir tolerando vivir en un país subdesarrollado, en donde la niñez apenas si tiene un futuro. Hasta cuándo la indignación será lo suficientemente grande, como para decidirnos a construir un país distinto.

Si en algún lugar se puede encontrar una esperanza de cambio en una sociedad es en los centros urbanos. En aquellos ciudadanos que han superado la pobreza y que tiene los medios suficientes para educarse, reflexionar sobre su sistema de gobierno y actuar en consecuencia. La responsabilidad del cambio no puede recaer en alguien más.

Edmund Burke, el célebre filósofo inglés, dijo hace más de dos siglos que un “Estado sin medios para cambiar carece también de medios para conservarse”. Y es de cuestionarnos hasta dónde puede degradarse nuestro Estado, si no lo reformamos. Las acusaciones por narcotráfico de parte de Estados Unidos en contra de funcionarios del gobierno anterior, nos debe hacer reflexionar que probablemente estábamos a punto de entrar en uno de los períodos más sombríos del país.

El fracaso de las naciones se debe al diseño inadecuado de los Estados. Sin un Estado que garantice los derechos individuales y que brinde ciertos servicios públicos básicos, como salud y educación, es imposible lograr el desarrollo. Y debe ser un Estado que sea capaz de atraer a los profesionales del más alto nivel de la sociedad. Burke lo ponía en estas palabras: “¡ay del país que (..) considere que una educación escasa, una visión limitada de las cosas y una ocupación sórdida y mercenaria son los mejores títulos para ejercer el mando!”.

¿Tiene esperanza Guatemala? Cuándo vemos la situación de la niñez en el país, pareciera que no. El panorama es por demás desalentador. Sin embargo, si fuéramos capaces de indignarnos lo suficiente, talvez podríamos construir un futuro distinto.Ojalá ésta no sea una coyuntura más. Ojalá no volvamos a sentarnos cómodamente en el sillón de nuestra sala.

Publicación original en El Periódico.

Hay vida política después de la cruzada contra la corrupción
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Luis Miguel es Director del Área Social de Fundación Libertad y Desarrollo, catedrático universitario y tiene una maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
07 Abr 2017

¿En dónde están los líderes políticos que necesita Guatemala?

La cruzada contra la corrupción está sacudiendo el sistema político guatemalteco, pero difícilmente podemos decir que se ha ganado la guerra. El proceso no ha terminado de ser asimilado por nuestras instituciones y sus efectos sin duda podrían revertirse si las fuerzas corruptas logran reacomodarse. Lo cierto es que la sacudida nos ha inmerso en una crisis política permanente y en una eterna fijación por la coyuntura que nos impide tener, como mínimo, una visión de mediano plazo que permita trazar una ruta para cuando lleguen momentos menos convulsos.

La falta de planteamientos serios para reconstruir el sistema político después del terremoto es culpa de la falta de liderazgo. Las pocas voces sensatas y serias que existen en esta sociedad son tímidas o fácilmente deslegitimadas por la eterna lucha ideológica de la sociedad civil que impide construir lazos de confianza.

El único liderazgo verdadero está siendo demostrado por la Fiscal General Thelma Aldana y el Comisionado Iván Velásquez. Sin embargo, la condición de sus roles les limitan porque no podemos abordar el desarrollo del país únicamente desde la perspectiva de la lucha contra la corrupción; esta no puede ser la única política pública que mueva la agenda nacional. Hacerlo sería un gran error porque, citando al académico venezolano Ricardo Hausmann, combatir la corrupción no terminará con la pobreza[1].

Según Hausmann, es cierto que los países más prósperos tienden a ser menos corruptos. Sin embargo, los países con bajos niveles de corrupción, o que han mejorado en el combate a la misma, no necesariamente han dado el salto al desarrollo. Algunos ejemplos son Costa Rica, Ghana, Zambia, Macedonia, Uruguay o Nueva Zelanda. Construir un país toma más que solo combatir la impunidad.

Que esto no se malinterprete, la lucha contra la corrupción debe continuar con fuerza, hasta que nuestras instituciones logren asimilarla y se socaven completamente los cimientos del sistema político putrefacto que tiene de rodillas a la administración pública. Lo que planteo es que, paralelo a este proceso, se comience a discutir otra gran política de Estado con la que se pueda llenar el vacío dejado por la corrupción.

Y es que en sistemas como el guatemalteco, la corrupción y el clientelismo han cumplido una función: se convirtieron en una suerte de lubricante que ayuda a que los recursos públicos se muevan fácilmente para que pudieran ser ejecutados (y robados). Conforme avance el proceso, se asimile el nuevo modelo y se haga más difícil ser corrupto o corruptor, comenzaremos a experimentar una especie de inmovilismo en las instituciones públicas que provocará nuevos problemas. De hecho, algunos funcionarios públicos ya comienzan a hablar tímidamente de este tema; están apareciendo los primeros síntomas.

Lejos de permitir que este inmovilismo debilite aún más a las instituciones públicas guatemaltecas, deberíamos primero preguntarnos cuál será nuestra alternativa al modelo de Estado corrupto que hasta ahora conocíamos y cómo vamos enfrentar las nuevas dinámicas políticas del país. Si no lo hacemos, simplemente nos estaremos dejando arrastrar por la ola y perderemos la oportunidad.

Por supuesto que nada de esto se puede lograr sin liderazgos reales que tengan la valentía de desmarcarse de la política tradicional, la que está siendo embestida por la cruzada contra la corrupción. ¿En dónde están esos líderes políticos?

Hay que hacer un llamado a esos diputados honestos, a esos políticos idealistas, a esos funcionarios capaces y a esa sociedad civil tímida para que tomen las riendas de la discusión pública. En algún momento hay que quitarle el micrófono a la “vieja política” para dar mensajes nuevos y más fuertes. ¿Alguien se anima?


[1]Ricardo Hausmann. Fighting Corruption Won’t End Poverty. https://www.project-syndicate.org/commentary/fighting-corruption-wont-en...

Publicación original en: http://bit.ly/2oRuOEC

Fuego para reflexionar
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Directora de Comunicación y Prensa de la Fundación Libertad y Desarrollo. Comunicadora Social graduada de la Universidad Rafael Landívar. 
10 Mar 2017

No podemos seguirle dando la espalda a los grupos de guatemaltecos que viven dentro de centros y hogares con derechos violentados.

En el Día Internacional de la Mujer, la paradoja se cumple cuando un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, cobra la vida de niñas y adolescentes. Como si la historia quisiera recordar la lucha de las mujeres y la tragedia en Nueva York.

La indignación no tardó mucho en llegar, cuando las primeras noticias de la muerte de más de 30 niñas eran anunciadas en medios de comunicación. Sin embargo, no es la primera vez que el Hogar Seguro Virgen de la Asunción es escenario de trágicas noticas. Plaza Pública[1] publicó el año pasado un reportaje donde describen una realidad llena de abusos, violaciones y humillaciones para todo aquel que ingresa a este centro. Hasta el 2015, el Hogar había recibido hasta 28 tipo de demandas. Incluso en diciembre del año pasado, el Juzgado Sexto de Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana condenó al Estado de Guatemala por las violaciones contra los derechos de los menores de edad resguardados en el Hogar.

Tuve la oportunidad de hablar con una psiquiatra que ofrecía sus servicios a una familia de las muchas que salieron afectadas en esta tragedia. Ella contó sobre cómo una de las víctimas, Estela*, había ingresado al hogar por un cuadro de consumo de drogas (tenía 15 años).

“Necesitábamos un lugar para alejar a esta chica de las calles que la estaban destruyendo. Un centro privado especializado en mujeres te cuesta Q8,000 al mes, pero la familia es de escasos recursos. Lo único que podíamos hacer, era confiar en la institución pública que se supone debe resguardar los derechos de los menores de edad que ahí ingresan.”

Estela era una de las chicas que tenía el respaldo de su familia y que utilizaba este centro para un fin específico; no tenía mucho tiempo de estar dentro del Hogar seguro. Sin embargo, en la última visita habló con su abuela y su tía de los abusos que recibía, incluso de sus mismas compañeras. Peleas, castigos y una historia sobre una monitora que se burlaba de ella, fueron los detonantes para que la familia se acercara a la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) a presentar la denuncia correspondiente. Buscaban sacar a la joven del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, pues si bien no tenían los recursos, su casa era un ambiente mucho más adecuado para asegurar su recuperación. La PDH tomó la denuncia, pero no se acercó al lugar. Esto sucedió el martes 7 de marzo.

Algunos medios de comunicación también narran que, semanas anteriores a esta tragedia, personas avisaron a la PNC sobre el amotinamiento que desde adentro querían hacer y esta no atendió el lugar, hasta que fue demasiado tarde. Las chicas se fugaron, las regresaron al hogar, las encerraron y el incendio cobró las vidas.

La negligencia de la administración pública es lo que indigna en estas circunstancias. La responsabilidad de la Secretaria de Bienestar Social de la Presidencia (SBSP) por la vida de estas menores no es discutible. Según una voluntaria entrevistada, los mismos monitores del centro no son personas certificadas para el trabajo: "No saben como controlarlas. Las mismas niñas son causantes de muchos de los problemas que hay dentro. Estos lugares necesitan personas comprometidas." Se supone que se trata un refugio destinado a la protección de menores víctimas de agresiones, pero la fuga de 60 niñas, en un intento desesperado de escapar de la situación de violencia y maltrato que viven diariamente, demuestra el riesgo que están dispuestas a tomar para tener una vida mejor.

La poca prioridad que grupos vulnerables como este tienen en la agenda de Gobierno es desconsoladora. Incluso, que el mismo presidente haya dado declaraciones sobre el caso hasta el final del día, envía un mensaje a la población.

 

Cerrar “temporalmente” el centro no soluciona la muerte de las niñas, ni soluciona las miles de violaciones y abusos que se cometen diariamene en otros albergues y centros de ciudado para niños. La cola de denuncias sigue apilándose y los culpables siguen sin ser castigados.

Las autoridades intentaron limpiarse las manos, pero una persecución penal por la responsabilidad de la vida de más de 30 niñas, es lo menos que podemos exigir como sociedad indignada. No podemos seguirle dando la espalda a grupos de guatemaltecos que viven dentro de centros y hogares con derechos violentados.


[1] Reportaje de Plaza Pública

* Se cambió el nombre de la joven para resguardar la seguridad de la familia.

El mundo en un impase...
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

07 Mar 2017

¿Estamos presenciando el fin de la globalización o esto es solo un paréntesis?

Dicen que en política la forma importa tanto como el fondo, pero con las innumerables alternativas de comunicación e información de hoy, la forma en que se dice o hace algo puede ser desfigurada y tergiversada por medios de comunicación sesgados y por grupos con agenda ideológica, a tal extremo que pueden alterar, no solo la forma sino el fondo de políticas públicas y decisiones de Estado.

A pesar de que hoy nos podemos comunicar e informar “mejor”, también vale decir que nos pueden desinformar y confundir con demasiada facilidad si los receptores de esa información no tenemos el criterio y la capacidad de analizar y discernir. Y si a esto sumamos las redes sociales, nos encontramos que en el mundo de hoy, tenemos armado un diálogo de sordos en el que nadie escucha a nadie y nadie cree en nadie.

Lo que sucede en Washington no tiene precedente en la historia contemporánea. Las decisiones que se están tomando son polémicas y en algunos casos podrían tener consecuencias graves para el mundo. Sobre todo, por la forma. No se trata de quién tiene la razón. Eso el tiempo lo dirá. El problema es la incomunicación y la desconfianza creciente entre ciudadanos, países y aliados que son indispensables para la estabilidad y seguridad del planeta.

Intentando aislar el ruido, los sesgos, las cargas y los intereses, hay ciertas cosas que se deben reconocer: en los últimos 15 años, en la mayoría de pueblos del mundo, culturas, razas e ideologías, la clase política se convirtió en una clase apestada y rechazada por los ciudadanos.

“El “establishment” y las élites, y su forma de gobernar, provocaron la pérdida de respeto y confianza en la clase política y en la democracia.”

La sensación de que trabajan para sus intereses, la incapacidad para generar soluciones en un mundo cada día más complejo y carente de oportunidades, la corrupción y el cinismo, generaron la aparición, el avance y en muchos casos el triunfo de una categoría de políticos aún peores que los apestados.

A partir de la primera guerra mundial, el planeta construyó la exitosa y poderosa alianza transatlántica con los acuerdos del Bretton Woods, el nacimiento de la ONU y el plan Marshall. Esto marcó una era de dominio anglosajón en el mundo. Y la prueba de esa hegemonía hoy, es que Estados Unidos e Inglaterra fueron los países que más rápido se recuperaron de la crisis de 2008.

El Brexit, Trump, Le Pen y los nacionalistas alemanes entre otros, obligan a plantearse estas preguntas: ¿Qué ha hecho el resto del mundo para provocar esa reacción en estos pueblos del primer mundo? ¿Por qué están votando para cambiar el rumbo de su historia? ¿Será que sienten que ciudadanos de países subdesarrollados vienen a quitarles lo que ellos construyeron?

Hay otras interrogantes que, por sus delicadas consecuencias, merecen un cuidadoso análisis:

• ¿Estamos presenciando el fin de la globalización o esto es solo un paréntesis?

• ¿Cuáles serían las consecuencias de que nos convirtamos en un mundo aislacionista, proteccionista y xenófobo?

• ¿Qué papel va a jugar China frente a las políticas de Trump y May y de qué manera intentará aprovecharse Putin?

• ¿Cómo va a reaccionar el mundo musulmán ante el nacionalismo creciente que presenta el occidente desarrollado?

• ¿Cómo queda América Latina en medio de este complejo ajedrez geopolítico?

• ¿Podrá México convertir este momento de incertidumbre y amenaza en un reto de unión y oportunidad?

• ¿Qué cosas positivas pueden salir de esta nueva plataforma que presenta la geografía política mundial?

En un mundo ideal, la discusión debiera centrarse en buscar soluciones para corregir lo que estaba mal y asegurarse que las decisiones que se tomen resuelvan los problemas que hoy sufre el mundo para rescatar el Siglo XXI.

La corrupción "pequeña"
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
24 Ene 2017

Las instituciones no surgen del vacío, sino que reflejan a una sociedad. Un cambio institucional fracasará, si la ciudadanía no está comprometida con un modelo de acción totalmente transparente.

La sociedad guatemalteca se acostumbró a convivir con la corrupción. Incluso llegó a verse como un “acto generoso”. Quiénes ostentaban un cargo público repartían entre conocidos y amigos los puestos en el gobierno, no importando si tenían la capacidad para desempeñarlos, con el argumento que “daban sustento a muchos hogares”. De igual forma se repartían los contratos públicos.

Claramente esta corrupción no sólo se manifestaba en el ámbito público, sino que llegó a “normalizarse” dentro de la ciudadanía. Desde corromper a policías en un puesto de registro, comprar licencias de conducir; hasta el soborno de jueces y funcionarios públicos, la corrupción penetró lo más profundo de nuestra sociedad.

Cuando la corrupción llega a ser parte de la idiosincrasia de una sociedad, el desafío es mayúsculo, dado que cambiar las normas y las reglas para erradicarla resulta muchas veces inútil. “Hecha la ley, hecha la trampa” reza un dicho popular, lo que denota la tendencia de una sociedad a quebrantar persistentemente las normas y a seguir hundida en el fango de la corrupción. En este sentido, ¿Qué viene primero? ¿El cambio de normas o el cambio de actitud de la ciudadanía ante la corrupción?

Hoy hablamos y discutimos sobre las reformas a diversas leyes en el país, lo cual resulta imprescindible. Sin embargo, cabe reflexionar sobre la efectividad que tendrán estas reformas si como guatemaltecos vamos a continuar considerando normal sobornar policías, quebrantar “pequeñas” normas o comprar ciertos favores. Si esperamos un cambio radical en el país, debemos cuestionar esa cultura de ilegalidad que nos ha caracterizado desde siempre.

Si volteamos a ver a los países menos corruptos del mundo, pareciera que han logrado construir sociedades en donde quebrantar la ley es totalmente repudiado. No sólo se trata de ser encarcelado, sino que la sociedad manifieste su más profundo desprecio por los actos reñidos con la ley. Y ese cambio de mentalidad resulta todavía más difícil de lograr que las reformas legislativas.

El reto que tenemos como sociedad, es internalizar que lo que más nos conviene a todos en el largo plazo es cumplir con la ley. Por ejemplo, la cultura de estar en la informalidad debe terminar. Es cierto que el exceso de reglamentación impide que los pequeños y micro negocios se incorporen al sistema legal del país, por lo que esas normas deben discutirse y flexibilizarse. Pero también es cierto que existen muchos negocios con la escala suficiente que perfectamente pueden cumplir con las obligaciones legales, con lo cual se ampliaría la base tributaria.

Y qué decir de la cultura de comprar productos de dudosa procedencia. Ya sean productos que han sido robados, de contrabando o piratas, existe un amplio mercado para ello en el país, lo que al final termina reforzando la violencia y el crimen organizado.

En este sentido, las intervenciones de la CICIG y el Ministerio Público no podrán tener un efecto perdurable, si como ciudadanía no somos capaces de asumir la responsabilidad que nos corresponde. Las instituciones no surgen del vacío, sino que reflejan el pensamiento y el sentir de una sociedad. Y un cambio institucional fracasará estrepitosamente, si la ciudadanía no está comprometida con un nuevo modelo de acción totalmente transparente.

Este enfoque muchas veces es cuestionado. Se asume que con solo reforzar el cumplimiento de la ley, provocará un cambio en la actitud de las personas. No se puede negar el efecto de los incentivos en la conducta del ser humano. Sin embargo, la sociedad en su conjunto tiene que decidir que vivirá en un auténtico Estado de Derecho y no bajo la ley de la selva. El mayor aporte de la CICIG y el MP hasta el momento ha sido cuestionar esa cultura de ilegalidad que nos ha caracterizado. ¿Responderemos adecuadamente?

Contenido publicado originalmente en: http://elperiodico.com.gt/domingo/2017/01/22/la-corrupcion-pequena/

Año determinante para la región
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

11 Ene 2017

Latinoamérica deberá jugarse en 2017 para conquistar su estabilidad e institucionalidad.

La gran recesión que afectó al mundo a partir de 2008 perdonó a América Latina por las mismas razones que le afectan desde 2014. La crisis que revienta en 2008 sacudió a las grandes clases medias, clases medias altas y al gran consumo del mundo desarrollado, que motivados por la extraordinaria liquidez y el financiamiento en oferta, produjo burbujas gigantes que explotaron; y el resto de la historia todos la conocen.

América Latina, que de clases medias altas y gran consumo sabe poco, depende económicamente de los precios de las materias primas que produce y de economías, más o menos básicas según el país, con poco valor agregado. De 2007 a 2014, los precios de los commodities fueron buenos, y esto permitió que América Latina navegara bien por la gran recesión. Pero a partir de 2014, las cosas cambiaron pues cayeron los precios y nuestro continente se puso en jaque.

Hay una coincidencia perversa que nubla la visión de los pueblos menos informados, y ésta es que en países como Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia y otros por rebote, como Nicaragua, se instalaron gobiernos populistas y de corte dictatorial, que aprovechando, hasta 2014, los altos precios de sus materias primas y sus extraordinarios ingresos, se dedicaron a desfigurar su institucionalidad democrática, a comprar elecciones a base de grandes estructuras clientelares y a desarrollar una cultura dependiente y destructiva en los pueblos.

Venezuela es el caso más dramático. Hoy tienen una democracia asfixiada, una economía en ruinas, y a pesar de su riqueza, sufre hambruna, desempleo, extrema violencia y desesperación. Los otros países miembros de este club, al ver el desastre del vecino, moderaron sus proyectos y se enfocaron más en perpetuarse en el poder, lo cual también les ha fallado, excepto en Nicaragua, donde tenemos a un dictador experimentado y probablemente al pueblo más incauto. No es la primera vez que caen en lo mismo. Con los cambios de gobierno en Brasil y Argentina llegan también los precios bajos de materias primas. Y como sabemos, economías débiles, falta de oportunidades y una creciente desigualdad, provocan inestabilidad política y amenaza populista.

Desde 2000 se ha visto en los pueblos del mundo un creciente rechazo a la clase política tradicional y un peligroso desgaste al sistema democrático. Por eso, Podemos en España, Syriza en Grecia, Le Pen en Francia, Morales en Guatemala, el Brexit en Inglaterra y Trump en EE.UU. entre otros, basan su crecimiento y en algunos casos su llegada al poder, en el desencanto y la frustración con el stablishment político. Y por buenas razones: la epidemia de corrupción, incompetencia y élites distraídas ha labrado el camino al vacío político. En 2017 se pondrán a prueba, en cada país, su fortaleza democrática y solidez institucional. Las economías del mundo seguirán complicadas, sobre todo China y la UE, y hay incertidumbre en EE.UU. Se necesitarán audacia y creatividad para tener un buen año.

La política migratoria del Occidente desarrollado apunta a un cierre de fronteras. El Estados Unidos de Obama y la mayor parte de la UE están definiendo como política de Estado el cierre de sus fronteras a la migración ilegal. En Washington DC se escucha con frecuencia que en algunos países de Centroamérica no ha habido revolución porque hay migración.

“Cada día está más claro que el occidente desarrollado siente que llegó la hora de que nosotros resolvamos nuestros problemas.”

DIONISIO GUTIÉRREZ

2017, como todos, será un año de desafíos y oportunidades, pero debemos estar conscientes que el mundo de hoy exige más compromiso, disciplina, audacia y acción. Virtudes que en América Latina necesitan brillo y sustancia. Como siempre, está en nuestras manos construir el continente que queremos. Feliz 2017.

Final de año con incertidumbre
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

13 Dic 2016

¿Cuáles son las fuerzas que están marcando el momento complejo que vive el planeta?

El mundo está enredado en conflictos geopolíticos en cada continente. El desencanto con la política sigue generando movimientos populistas de izquierda o derecha en todas las latitudes; el comercio mundial se ha debilitado; la posibilidad de emigrar y las oportunidades de trabajo presentan sombras cada día más grandes y la globalización -y sus promesas- llegan a finales de 2016 con grandes signos de interrogación.

¿Cuáles son las fuerzas que están marcando el momento complejo que vive el planeta? ¿Cuáles son las verdaderas causas de la resistencia de ISIS, del BREXIT, de los abusos de China, Rusia o Corea del Norte y su carrera armamentista o el descaro de grupos cercanos al poder en Irán y Arabia Saudí para financiar organizaciones terroristas? ¿Cuáles son las causas de la caída en el petróleo y la incapacidad de los países productores para ponerse de acuerdo y bajar producción? ¿Qué impacto tendrá en el mundo el cambio en la matriz energética, la autosuficiencia de EE.UU. y los riesgos que tendrán las nuevas tecnologías para generar energía limpia? ¿Cuántas pruebas más necesitamos para tomar medidas drásticas para enfrentar el cambio climático, a pesar de que en la naturaleza humana no está el pensar en los humanos que tendrían que pagar las consecuencias más graves dentro de 100 años?

“Los seres humanos no estamos siendo capaces de digerir los cambios que la velocidad de esta era exponencial nos impone.”

Y en fin, ¿cuáles son las causas de que América Latina, a pesar de los grandes avances que ha tenido en los últimos 25 años, se vea hoy atrapada en una economía basada en los bajos precios de sus materias primas a las que da poco valor agregado por su falta de desarrollo tecnológico? ¿Por qué permitimos que América Latina siga atrapada en un brutal subdesarrollo político y con los efectos que provoca vivir como el péndulo, de izquierda a derecha? ¿Por qué no logramos dar continuidad a un modelo de desarrollo basado en el Estado de Derecho y políticas publicas coherentes, basado en el crecimiento consistente y con políticas sociales que permitan que avancen quienes se han quedado rezagados?

¿Por qué a la libertad económica, al respeto a la propiedad privada, a políticas económicas que incentivan el crecimiento y la creación de oportunidades, y a políticas fiscales que promueven la inversión les cuesta tanto ser aceptadas por amplios sectores sociales y políticos, a pesar de que la historia y la evidencia confirman que así es como los países que alguna vez fueron pobres, alcanzaron bienestar?

Y por si esto fuera poco, cada día se hace más evidente que los seres humanos no estamos siendo capaces de digerir los cambios que la velocidad de esta era exponencial que vivimos nos impone. Desde 2007 arrancamos una revolución tecnológica de la que se habla poco por la crisis que estalla en 2008, pero desde aquellos días, los avances en comunicación, transporte, medicina, nanotecnología, biotecnología, inteligencia artificial, robótica, impresión 3D y genética son extraordinarios y afectarán nuestras vidas de muchas formas que hoy todavía ignoramos.

¿Cómo afectará esta era exponencial los empleos, la migración, la educación, la inversión y el crecimiento en América Latina? ¿Cómo nos afectará la debilidad en las instituciones y por estar tan atrasados respecto al mundo desarrollado? ¿Por qué EE.UU. empieza a dar señales claras de que cambiará su política migratoria? ¿Cuánto desempleo provocará el avance tecnológico?

¿Qué debemos hacer en América Latina para enfrentar esta era y hacerla nuestra aliada? ¿Debemos revisar nuestro modelo educativo? ¿Debemos ponerle más atención a la política y a la calidad moral y académica de quienes nos gobiernan? Estas disyuntivas o dilemas no buscan ser optimistas o pesimistas, son simples reflexiones de fin de año.

Tres aproximaciones a la construcción de instituciones occidentales
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Jesús María es el Director del Área Institucional en Fundación Libertad y Desarrollo. Es catedrático universitario y Doctorando en Derecho por la Universidad Austral.
08 Nov 2016

Tres académicos nos invitan a entender, con lentes diferentes, el papel de las instituciones en el mundo occidental.

Tres académicos en los últimos años han aportado al mercado de las ideas, sólidas obras académicas y de divulgación con una singular importancia para la comprensión de la civilización occidental. Los académicos referidos son: Ian Morris, Steven Pinker y Niall Ferguson. Morris es profesor Stanford University, Pinker es profesor en Harvard University, al igual que Ferguson.

Las credenciales de estos hombres son conocidas, pero quizás la sola mención de algunas de sus ideas de manera sucinta, pueden evidenciar, cuán importante es tomarlos en cuenta en el mundo actual, cuando se trata de comprender los problemas institucionales en largos períodos históricos, evitando con ello posiciones unilaterales.

Morris ha venido a plantear como la moral occidental ha variado a lo largo del tiempo, quedando condicionada al uso y extracción de la energía en determinada época. Partiendo de que existen tres grandes sistemas en la civilización occidental: i) valores de cazadores-recolectores, ii) valores agrícolas o campesinos y iii) valores de los combustibles fósiles, el autor disecciona cómo se dan las relaciones entre libertad, igualdad y coacción en estos estadios.

Ian Morris

Ian Morris
Fuente: Stanford News

En el (i) se valora la igualdad y se tolera la violencia; en el (ii) se valora la jerarquía por encima de la igualdad y no se tolera del todo la violencia; y en el (iii) se valora la igualdad por encima de casi todos los tipos de jerarquía y no se tolera la violencia. Es precisamente en esta edad civilizatoria en la que nos encontramos.

 

Dado que los tres estados civilizatorios dejan resquicios en nuestra civilización, se puede llegar a la conclusión que las tres pueden encontrarse en muchas partes del mundo, aun cuando la última a nivel general sea la predominante en occidente. De hecho, bastaría viajar por buena parte de la América latina para observar como aun encontramos “valores de cazadores-recolectores” y “valores agrícolas o campesinos”.

Ello explica en buena medida los contrastes abismales en nuestros propios países, cuando se trata de sistemas morales e institucionales que rivalizan entre sí.

El elemento político-institucional en Morris, aun no siendo su preocupación central, no deja de tener un lugar especial. De hecho muestra como la necesidad por preservar el poder ha llevado paradójicamente a que los gobiernos permitan la paz. Este elemento del papel decisivo del gobierno, se relaciona en parte con los otros autores que se mencionarán, dado el énfasis que colocan en el papel de las instituciones en occidente.

En lo que se refiere a Steven Pinker[1], vale destacar que ha abordado el tema de lareducción de la violencia en occidente, con datos significativos que persuaden como nuestra época está signada por una condena férrea a todo trato cruel e infamante en comparación con otros estados de la historia.

Morris y Pinker recuerdan, pese a las críticas que formulan, a la célebre obra de Thomas Hobbes, al punto de que coinciden con este en el hecho de que la necesidad del gobierno se da por el hecho de que el hombre abandona el “estado de naturaleza”precisamente por el miedo a la muerte prematura.

Ahora bien, más centrado en el propio hombre, Pinker muestra como la “revolución humanitaria”, el “doux commerce” de Montesquieu y la irrupción de ideas ilustradas nos civilizó. Es decir, somos herederos de estas transformaciones y en cierto modo cautivos del progreso.

Steven Pinker

Steven Pinker
Fuente: Wikipedia

 

Pinker sugiere que el hombre moderno está impregnado de una “naturaleza humana”, la cual si bien está plagada de instintos violentos, no excluye que también tenga sus instintos "angelicales".

En el caso de Niall Ferguson[2], vale destacar que ha aportado con creces al debate contemporáneo en lo que se refiere al ascenso pero riesgoso proceso de decadencia de la civilización occidental. Ha mostrado la importancia que ha tenido para occidente el imperio de la ley, la competencia entre los países y dentro de los países, la revolución científica, el gobierno representativo, la medicina moderna, la sociedad de consumo y la ética del trabajo.

Niall Ferguson

Niall Ferguson
Fuente: Getty Images

Procurando mostrar siempre las virtudes de la civilización, pero a la vez, mostrando sus riesgos, ha enfilado sus críticas a la situación institucional en occidente, con el objetivo de mostrar la situación estacionaria que se vive en el mundo moderno. Al igual que Adam Smith, en quien se inspira, ha sostenido como la “degeneración” tiene su causa en la poca atención a las leyes e instituciones en el mundo moderno.

 

En The Great Degeneration (2014) el autor muestra algunas “cajas negras que han permanecido selladas durante largo tiempo”, a saber: “democracia”, “capitalismo”; “imperio de la ley” y “sociedad civil” como componentes centrales de la civilización que están en riesgo de degeneración.

Esta perspectiva pretende alertar cuán peligroso sería ese “estado estacionario” que hablaba Smith, entendido como un país anteriormente rico que deja de crecer. En el caso de América latina, el debate intelectual y político ha girado en torno a la pregunta de por qué somos países pobres en su gran mayoría. Sin embargo, la preocupación de Ferguson está en el hecho de qué hay países ricos que pueden volver a la pobreza.

La obra de estos tres pensadores nos invita con perspectivas singulares y fructíferas a mirar el papel de las instituciones en el mundo occidental con lentes diferentes. De la misma manera, nos muestran como ha sido ese largo proceso de gestación de instituciones, sus fundamentos, sus características, sus aportes e incluso los peligros que enfrentan en un mundo a veces alejado de la necesidad de conocer nuestro pasado.

Si bien el papel de las instituciones ha sido relevante en los tres, la perspectiva humana tiene un papel central en los autores. La idea de que las instituciones sociales o políticas pueden alterar los rasgos esenciales del ser humano sería rechazado por Pinker especialmente, pero los tres pueden dar cuenta como el ser humano con sus rasgos más intrínsecos se ven condicionados de cierta manera por el contexto histórico que les toca vivir.


Referencias:

[1] Autor de obras significativas como The blank slate: the modern denial of human nature (2003); The language instinct: how the mind creates language (2007); How the Mind Works (2009) y The better angels of our nature: why violence has declined (2012).

[2] Autor de obras significativas como The ascent of money: a financial history of the world (2009); Civilization: the west and the rest (2012); The great degeneration: how institutions decay and economies die (2014) y Kissinger: 1923-1968: the idealist (2016) entre otras.

La basura de unos es el tesoro de otros
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Directora de Comunicación y Prensa de la Fundación Libertad y Desarrollo. Comunicadora Social graduada de la Universidad Rafael Landívar. 
03 Mayo 2016

Los desechos sólidos son un problema mundial y en distintos países son manejados de maneras totalmente opuestas.

La tragedia que sucedió en el Basurero Municipal de la zona 3 ha dejado un gran número de fallecidos y heridos. El manejo inadecuado de los residuos sólidos no solo trae consigo impactos negativos a la salud, sino que, si se lee entre líneas, es el reflejo de como una sociedad lidia con todo un conjunto de problemas sociales. A continuación se presentan dos realidades muy distintas en cuanto a cómo las municipalidades afrontan el tema del tratamiento de desechos sólidos.

SUIZA Y EL RECICLAJE EXHAUSTIVO DE BASURA

El método más efectivo que encontró Suiza para afrontar el problema de sus basureros fue la clasificación. Todas las personas que viven en el territorio suizo están obligadasa separar y clasificar su basura gracias a la ley del ambiente en donde se multa a cada ciudadano con hasta 10 mil francos (alrededor de 10 mil dólares) por no clasificar su basura[1].

Los basureros públicos de Suiza tienen incorporado el sistema de clasificación.

Los basureros públicos de Suiza tienen incorporado el sistema de clasificación.Fuente: brightside.me

Cada semana pasan los diferentes camiones recolectores en cada hogar para llevar la basura directamente a los incineradores y a las plantas de reciclaje. Casi el 95% de materiales se recicla[2] y esto sin duda aporta un empujón a su economía, gracias a que de la basura se alimentan otras industrias como las que crean mobiliario y equipo.

 

Incluso, existe la “policía de la basura” que se encarga de revisar que la basura de las personas esté bien clasificada y que se utilicen las bolsas con etiquetas correspondientes al tipo de basura que debe ir dentro. Los trabajadores de este sector, responden directamente a la municipalidad de su ciudad o son empleados de las recicladoras, donde gozan de empleos formales

Para más información de cómo separa Suiza su basura ingresa AQUÍ.

Este tipo de sistemas son replicados en varios países desarrollados del mundo, pues cuentan con la capacidad económica de invertir en este sector. Por ejemplo, Japón obliga a sus ciudadanos a lavar y secar su basura para hacer la tarea de reciclaje a nivel nacional mucho más fácil. Se crearon incentivos para esta práctica donde se reciben puntos por la cantidad de basura que se recicla y que luego se pueden canjear por premios o servicios en comercios específicos[3].

GHANA EL BASURERO TECNOLÓGICO

Las prácticas de basureros sin regulación o sin tratamiento de deshechos es la realidad latente de países en vías de desarrollo. Ghana, al igual que Guatemala, cuenta con un basurero poco regulado en donde niveles socio económicos bajos aprovechan a participar de la economía informal. El basurero de Agbogbloshie, un suburbio de Accra, se ha convertido en un cementerio electrónico, ya que no existen leyes que prohíban la importación de los equipos electrónicos en mal estado. La chatarra llega como donación o declarada como producto usado para su reventa en el país. Las empresas electrónicas de Europa prefieren exportar su basura a ese país para evitar los costos de reciclaje.

El problema principal con este basurero, es la falta de regulación sanitaria que existe y la enorme cantidad de menores que trabajan turnos de ocho horas diarias. Los trabajadores del basurero se dedican, en su mayoría a quemar los cables de los aparatos para poder vender el cobre, hierro, etc. sin tomar en cuento el daño que le hacen a sus pulmones, piel y sistema gástrico. Los trabajadores pueden obtener hasta $24 por cada 100 kilos que entreguen de los distintos materiales[4]. Otros se dedican a la reventa del equipo de segunda mano que reciben de tratos que tienen con hoteles y líneas famosas de electrodomésticos[5].

 

El trabajo infantil es uno de los problemas más grandes con los que cuenta el basurero de Agbogbloshie.

 

Fuente: http://interactive.aljazeera.com

Comisionados de la ONU, Greenpeace y UNICEF no solo se preocupan por brindar insumos para la salud de los locales o defender sus derechos laborales, sino que intentan implementar una política pública para que no se reciban más electrónicos en el país sin la verificación de que puedan ser reutilizados.

Guatemala no se queda atrás con este tipo de realidad. Recientemente un alud de basura sepultó a trabajadores del relleno sanitario de la zona 3 por no contar con regulaciones básicas en cuanto al manejo de la basura. Se estima que alrededor de 5,000 personas trabajan dentro del basurero ganando al día Q60 y Q70 en productos que recogen y venden a recicladoras. Sin embargo, todos se encuentran laborando en la informalidad sin contar con un marco legal que los resguarde de los riesgos que existen alrededor de la basura.

Relleno Sanitario de la Zona 3 en la ciudad de Guatemala.
Relleno Sanitario de la Zona 3 en la ciudad de Guatemala.

El camino parece largo para nuestro país. Es lógico que en nuestra realidad, la inversión pública que necesitemos actualmente se focalice en salud o educación dejando los desechos sólidos al final de la lista de prioridades. Sin embargo, cambiar nuestra cultura de basura incentivaría la operación de sistemas de gestión y de infraestructura apropiada para el tratamiento de desechos sólidos o líquidos; lo cual no solo impactaría a áreas aledañas a la zona 3, sino que haría ver a la basura como una industria con oportunidades de crecimiento económico.


Bibliografía:

[1] https://www.admin.ch/opc/en/classified-compilation/19830267/index.html

[2] http://trabajoypersonal.com/por-que-suiza-es-la-economia-mas-saludable-d...

[3] https://www.veoverde.com/2014/08/asi-es-la-cultura-de-la-basura-en-japon/

[4] http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/vertedero-tecnologi...

[5] http://interactive.aljazeera.com/aje/2015/ewaste/index.html