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En 18 meses, América Latina puede cambiar de color, otra vez

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Llegamos al final de 2017 y no logramos aliviar las amenazas que desafían la región, corregir los problemas que más nos afectan, ni activar los liderazgos que nos puedan guiar.

En los próximos 18 meses, más de la mitad de países de América Latina celebrará elecciones Presidenciales: México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Brasil, ¡Venezuela!, Colombia, Paraguay, Bolivia y algunas islas del Caribe. Y otra lista similar de países tendrá elecciones parlamentarias.

En América Latina, cada 17 años coinciden un número importante de elecciones generales en un período corto de tiempo.

En la última ronda electoral de la región vimos a Argentina liberarse de uno de los gobiernos más corruptos e incompetentes de su historia. Luego vinieron Perú y otros que están luchando por su estabilidad, pero es evidente que nos cuesta gobernarnos con efectividad para lograr tracción y consolidar.

En este momento, Honduras pasa la vergüenza de ver a sus políticos perdidos en la ambición y el irrespeto a los ciudadanos. Chile, con sus altas y bajas, sigue adelante con su proyecto de Estado y su respeto ejemplar a la democracia.

En los años de “commodities” a buenos precios, tuvimos países gobernados por aquel grupo de iluminados que se autodenominaron miembros del bloque socialista del Siglo XXI, y que se dedicaron a despilfarrar sus recursos, hipotecar sus reservas y corromper su sistema político.

Encabezados por el chavismo en Venezuela, una de las aberraciones sociopolíticas más tóxicas del último siglo, ese grupo de “gobiernos” se dedicó a construir sistemas clientelares, politiqueros, autoritarios y corruptos, que hoy, les pasan la factura a sus pueblos.

Para Estados Unidos, América Latina está formada por México, Brasil, Argentina y Chile, que representan el 73% del PIB de la región. Luego, vienen Colombia y Perú que son importantes, pero el resto somos una molestia.

Ortega y Gasset decía: “No sabemos lo que nos pasa, y eso es lo que nos pasa”. Y en realidad, cuando vemos la mayor parte de la oferta política de América Latina, tenemos que reconocer con mucha humildad que las élites hemos fracasado de manera brutal en formar cuadros para que administren, protejan y lideren lo más importante en una nación, que es su gobierno y sus sistemas político y económico.

Los años 2018 y 2019 podrían traer una época oscura y de grandes amenazas para América Latina. Si en México gana AMLO, en Brasil regresa el PT, en Colombia se les cuela un terrorista, en Honduras, donde, lo que hay es malo, pero, lo que podría venir es peor, como también le sucede a Guatemala; Evo, que quiere quedarse con Bolivia como su finca al mejor estilo “orteguiano” y el FMLN que, se asegura la reelección en El Salvador al mejor estilo chavista; la verdad es que se puede afirmar que América Latina sigue perdida en su laberinto.

Dicen que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. Y en demasiados países de nuestra América Latina vemos síntomas que no son buenos. Las democracias se debilitan, las economías no crecen a la velocidad que hace falta y las elites miran ITunes, DIRECTV TV y viajan a Miami.

Llegamos al final de 2017 y no logramos aliviar las amenazas que desafían la región, corregir los problemas que más nos afectan, ni activar los liderazgos que nos puedan guiar.

Todo está de moda, menos la política y el buen gobierno, pero, el derecho a tener mejor liderazgo político se gana a pulso, con mucho trabajo y no en poco tiempo.

A veces, da la impresión que vivimos la decadencia de la cultura y que la superficialidad y el juicio rápido la han secuestrado; y nos preguntamos ¿cuál es el motor de la civilización en qué vivimos? ¿A dónde nos va a llevar?

Desarrollemos la capacidad para procesar ideas complejas y articular propuestas inteligentes; y construyamos debates de más nivel, intelectual y político. Este sería el mejor regalo para América Latina, cuando está a las puertas de un nuevo capítulo de su historia que puede ser de pronóstico reservado.

Un buen líder para CONAMIGUA

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CONAMIGUA necesita a un candidato con experiencia, comprometido con la lucha de los migrantes, que entregue resultados y que sepa articularse con otras organizaciones para preparar una propuesta de política pública.

El Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala –CONAMIGUA- “es la instancia nacional que reúne a las autoridades del Estado de Guatemala responsables de la atención y protección de los derechos humanos y garantías individuales del guatemalteco en el extranjero, con el objetivo de propiciar y fortalecer los mecanismos de coordinación interinstitucional y el cumplimiento de Guatemala a los convenios, tratados y otras obligaciones internacionales en la materia."[1]

Dentro de sus objetivos podemos encontrar: Preparar, supervisar y proponer las acciones necesarias en planes y políticas públicas de atención al guatemalteco en el extranjero; asegurar la protección de los derechos humanos, civiles y laborales de los migrantes y de los trabajadores guatemaltecos en el extranjero; mantener un sistema actualizado de información sobre los guatemaltecos en el extranjero y sus organizaciones o asociaciones.[2]

Sin embargo, a casi diez años desde su nacimiento, no ha logrado cumplir con estos objetivos. En cambio el consejo, se ha especializado en acciones como: dar asesoría legal a migrantes con problemas familiares en Guatemala o a certificar cursos que hayan recibido en el extranjero para facilitar la búsqueda de trabajo al ser deportados. Esto no necesariamente está mal, pero no cumple con la labor para la cual fue concebido, ser la institución que impulse la política pública en temas de migración y que fiscalice a las instituciones del Estado sobre sus acciones en el tema.

El 5 de agosto del 2016, se publicó la convocatoria[3] para llenar la plaza de Secretario de CONAMIGUA, siendo esta la primera vez que hacen una convocatoria pública. Se sospecha que tiene que ver con la relevancia que tomaron los migrantes en el tema electoral por las reformas a la LEPP[4]. Melanie Müller, asumió la secretaría en febrero, para luego ser retirada del cargo por un amparo provisional de la CC, otorgado a diputados de la UNE y Winaq, quienes argumentaron vicios en la integración de la terna y elección de candidatos.

Según el artículo 11 de la Ley de Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala, el Secretario Ejecutivo “será nombrado por el Pleno del Congreso de la República, de una lista de cinco personas con experiencia mínima comprobada de tres años en el tema migrantes.” La ley habla de la designación de una persona con “experiencia” en el tema migrantes, pero no especifica qué tipo de experiencia, ni exige mejores mecanismos para asegurar la idoneidad, más allá del filtro de la Comisión de Migrantes en la selección de los cinco perfiles que se presentan al pleno.

Según directivos de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala –MENAMIG- esta persona debería tener, como mínimo, conocimientos de derechos humanos y de política exterior; así como experiencia en trato con diplomáticos y excelentes habilidades de negociación.

Las mismas organizaciones del Estado encargadas del tema migrante han asegurado que la coordinación que CONAMIGUA brinda al tema, no es la adecuada. Incluso, desde el Congreso y el Ministerio de Gobernación han surgido propuestas de eliminar este consejo y crear un viceministerio o secretaria enfocada en temas migratorios. Pero este tipo de propuestas volverían a caer en el mismo vacío sin un buen liderazgo al frente, que conozca la problemática y que este comprometido a mejorar las condiciones de los migrantes guatemaltecos.

CONAMIGUA nos está demostrando la fragilidad del servicio civil en el Gobierno de Guatemala, donde la meritocracia no ha alcanzado los niveles de madurez esperados y la arbitrariedad en las personas que se designan en puestos claves, tiene mucho que ver con fuerzas políticas y favores.

La discusión en el pleno sigue en pie sobre la persona que será el o la secretaria ejecutiva de CONAMIGUA, siguen aplazando esta decisión sin dar una explicación. La comunidad de Guatemala en el extranjero necesita a un candidato idóneo, con experiencia, que esté comprometido con la lucha de los migrantes, que entregue resultados y que sepa articularse con otras organizaciones para preparar el camino a una propuesta de política pública; exijamos a esa persona.


Referencias:

[1] Artículo número 4 de la Ley del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala.

[2] http://www.wpanet.org/uploads/News-Zonal-Representatives/wpa-policy-pape...

[3] Convocatoria para la elección del secretario y subsecretario ejecutivo de CONAMIGUA. Recuperado de http://www.minex.gob.gt/Visor_Pagina.aspx?PaginaID=2222

[4] https://www.tse.org.gt/images/descargas/decreto262016.pdf

No es una discusión trivial

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¿Si la canasta básica que se calculaba anteriormente estaba sobrestimando los precios, qué pasa con la línea de pobreza en el país? 

Recientemente el INE actualizó la Canasta Básica Alimentaria, que constituye el conjunto de alimentos que brinda el mínimo de energía y calorías que necesita una familia. El cambio consistió en aumentar el número de productos de 26 a 34; y en agregar un componente de consumo fuera del hogar. Además se actualizó el número de miembros de la familia de 5.38 a 4.77 miembros, atendiendo a la reducción en el número de hijos por mujer que ha experimentado Guatemala en las últimas décadas. Por último, se incrementó el número de calorías mínimas que necesita una persona al día.

Sin embargo, el cambio vino con una noticia perturbadora. La canasta que se calculaba anteriormente estaba sobrestimando los precios, por lo que aun cuando se adicionan productos y se incluye un 28% de consumo fuera del hogar, la nueva canasta para octubre cuesta Q 3,549.40; mientras que la anterior en el mes de septiembre costaba Q 4,211.40. Y es más, si se le colocan los precios correctos a la canasta anterior, el costo sería aproximadamente Q 2,004.8. El costo de la canasta estaba sobreestimado en más de 100%.

Este error por parte del INE provocó distorsiones en una política clave como el salario mínimo. Siempre se había argumentado que el salario mínimo no cubría la Canasta Básica Alimentaria y por eso se incrementó de forma consistente en los últimos años. Sin embargo, cuando se colocan los valores reales a la canasta antigua, resulta que el salario mínimo actual sobrepasaba dicha canasta. La nueva canasta también tiene un elemento cuestionable y es que se considere que las familias estén dispuestas a gastar Q 1,000 para adquirir alimentos cocinados fuera del hogar. Esto representa un 28% del total del costo de la canasta, lo cual resulta poco creíble para el contexto del país. Si se considerara que todo se cocina en casa, el costo de la nueva canasta estaría muy cercano a los Q 2, 900, lo que implicaría una reducción de casi 20%.

Pero el error que estaba cometiendo el INE en colocar sobreprecios a la Canasta Básica Alimentaria, también podría estar afectando el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En principio son dos canastas distintas. La canasta con el que se calcula el IPC está compuesta por 12 divisiones y 440 productos e incluye bienes que no necesariamente son indispensables para las familias como licores y tabaco. Lo que importa en el IPC es que represente, de forma aproximada, lo que las familias consumen en la práctica. Sin embargo, cuando se compara la división de alimentos del IPC con la Canasta Básica Alimentaria antigua, se comportan de forma muy similar, lo que implicaría que también se está sobrestimando la inflación en el país. Esto estaría distorsionando las políticas monetarias implementadas por el Banco Central.

Por último, queda la duda. ¿Qué pasa con la línea de pobreza? ¿También se está sobrestimando? La canasta con la que se mide la línea de pobreza es distinta a la Canasta Básica de Alimentos. Así que no necesariamente el error en una implica un error en la otra. Sin embargo, los precios de la canasta de Línea de Pobreza se actualizan con el Índice de Precios al consumidor (IPC), que pareciera tener el mismo error de la Canasta Básica. Así, lo más probable es que también estemos sobrestimando la pobreza en el país.

¿Es esta discusión trivial? De ninguna manera. Aún con el desastre institucional que tenemos, es sumamente importante que tengamos medida correctamente la pobreza, la inflación y el costo de la Canasta Básica Alimentaria. Si queremos tomar decisiones técnicas de políticas públicas, no podemos partir de datos alterados. Es simplemente inaceptable. Quiénes ven en esta discusión una agenda perversa, no están siendo honestos intelectualmente y se acogen a la tradición muy guatemalteca de desestimar los datos que no se acoplan al propio discurso.

El INE debe abrir sus bases de datos y permitir que sean auditados. Solo así se puede garantizar que no existan manipulaciones.

Publicación original en El Periódico

Corrupción y desarrollo

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Lo que hoy tenemos en Guatemala es un deterioro perceptible en todas las políticas públicas.

Lo que está en juego hoy en día en Guatemala es la oportunidad de convertirnos en un Estado con altos estándares de transparencia, similares a los países occidentales desarrollados; o bien quedarnos con un Estado disfuncional y plagado por la corrupción, que no tendría ni la intención, ni la capacidad de facilitar e impulsar el desarrollo económico y social del país.

El éxito de Occidente es que lograron construir Estados que respetan los derechos individuales, rinden cuentas a los ciudadanos comunes, el sistema de justicia es independiente de intereses políticos y no están cooptados por redes de corrupción, mafias o crimen organizado. Los estándares que se les exigen a los funcionarios públicos son tan altos, que el más mínimo atisbo de corrupción es motivo de rechazo de la ciudadanía. Eso es Occidente, que por supuesto tiene sus imperfecciones, pero es a lo que deberíamos aspirar si algún día queremos ser un país próspero.

Lo que hoy tenemos en Guatemala es un deterioro perceptible en todas las políticas públicas. Las carreteras están en pésimas condiciones por la corrupción y la incapacidad de los funcionarios públicos; la salud pública está en crisis permanente también por la corrupción que se ha dado en esa cartera; la educación pública está a merced de un sindicato acusado de venderse al mejor postor; los consejos de desarrollo y los listados geográficos de obras son el botín de alcaldes, gobernadores y diputados voraces e inescrupulosos, por poner algunos ejemplos.

Con un Estado en estas condiciones, es imposible que podamos articular un modelo de desarrollo que promueva tasas de crecimiento económico del 7 u 8 por ciento. Si lo que caracteriza al servicio público de Guatemala es la corrupción, la incapacidad y la búsqueda de rentas en general, jamás podremos implementar políticas públicas exitosas. Simplemente no existen atajos hacia el desarrollo. Tenemos que construir instituciones transparentes.

Algunas personas justifican que es posible lograr un alto crecimiento económico, aun cuando la corrupción es rampante y mencionan como ejemplo a Brasil o China. La cuestión es que son países tan grandes, que el riesgo que corren las empresas de operar en un ambiente corrupto, se ve “compensado” por la escala de las utilidades que esperan. Y por otra parte, hay que ver que Brasil no está pasando precisamente por su mejor momento y China es una enorme interrogante sobre si su modelo es sostenible.

Los países pequeños exitosos que cuentan con los mejores índices de desarrollo humano a nivel mundial, son precisamente los más transparentes. Es el caso de los países nórdicos. Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca se encuentran entre los más transparentes y con el Estado de Derecho más consolidado del mundo.

En América Latina, los tres países más desarrollados son Chile, Uruguay y Costa Rica, que precisamente cuentan con las mejores evaluaciones en cuanto a transparencia y Estado de Derecho de la región. Esto es evidencia suficiente para comprender que sin transparencia, no hay desarrollo.

Es interesante notar además, que muchos de estos países cuentan con mayor o menor participación del Estado en la vida de los ciudadanos, pero lo que tienen en común es la transparencia y el Estado de Derecho. Pareciera que estos dos factores, son los más relevantes para explicar el desarrollo. La calidad de las instituciones es la clave. De allí la relevancia de no claudicar en la lucha contra la corrupción en el país.

Construir un Estado transparente, con funcionarios capaces, que cuenten con altos estándares éticos es impostergable. Y eso solo será posible, si logramos hacer que la cadena de justicia funcione como en los países occidentales. Porque hasta hoy, con sus honrosas excepciones, la función pública y la actividad partidaria han atraído solamente a los más corruptos y voraces de nuestra sociedad. No hay futuro promisorio si continuamos en la misma situación.

Valores, corrupción e instituciones en América Española

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Ninguna sociedad puede cambiar tanto, y tan rápido, sin ver surgir en su seno conflictos, revoluciones, insurrecciones, rivalidades.

La discusión en América española en torno a la necesidad de modernizar nuestras instituciones para alcanzar el «Estado de Derecho» (rule of law), la democracia y la economía de mercado, si bien insistente en la actualidad, es de vieja data y tropieza con varios escollos que impide el ansiado cambio. A este respecto, si bien en la actualidad algunos países conforme al WJP Rule of Law Index 2016 figuran más cerca de esos ideales, desde una perspectiva histórica en este terreno a veces ha pasado que los últimos países terminen siendo los primeros o los primeros devengan en los últimos[1], derivado de la inestabilidad de la región.

Así pues, los ejemplos institucionales de hoy no eran los ejemplos de ayer. La ausencia de límites al poder, de gobiernos democráticos transparentes y de economías pujantes en la región, se ha dicho que es el resultado de que en la larga marcha hacia la consecución de «auténticas instituciones» no hemos conseguido las instituciones formales apropiadas. Con el alegado de «auténticas» se ha pretendido comparar instituciones con otras, en las cuales si se han generado las consecuencias que queremos imitar: Estado de Derecho (rule of law), democracia y economía de mercado.

Así el debate en la región persiste en defender el credo de «ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano» como destacó BOLÍVAR en 1812, con su clara visión realista. Esta obsesión ajena a la convicción de los padres fundadores de los Estados Unidos de América, escépticos de cualquier concepción «buenista» de la naturaleza humana, ha desembocado en la obsesión por la imitación acrítica, cuando no, en el claro pesimismo como destacó el presidente Gerardo BARRIOS, al igual que BOLÍVAR en 1830[2] al sostener que:

«[…] yo sé que como están ahora las repúblicas de Centroamérica están mal, porque no tienen medios de una existencia segura y digna; dígolo de una vez: son parodias de nación y sus gobiernos son parodias. Tengo derecho para decirlo porque soy jefe de estado y he andado medio mundo, tanto en Europa como en América, y sé muy bien lo que es nación y gobierno; por tanto, creo que somos el ridículo personificado ante aquellos seres políticos que ocupan el globo. Mucho ha hecho la providencia divina para salvarnos de los filibusteros, siendo visibles los milagros; temo que le canse nuestra inercia y que un día nos abandone y caigamos en el abismo».[3]

Con dicho pesimismo sistemático no exento de bases, los diversos países en América española, han reforzado dicha actitud con la persistente manía por construir instituciones por el tejado, evitando el tema más escabroso de todos: los valores. La renuncia a enfrentar el tema de los valores, se debe a la ausencia de «valores burgueses» que generaron riqueza en el mundo moderno, de allí la consabida corrupción que mina las repúblicas no virtuosas.

Obviando la importancia de la reflexión ética en política, el discurso latinoamericano ha oscilado en un marxismo cultural que insiste en que las causas de la riqueza[4] en los países desarrollados o la miseria o pobreza se deben únicamente a causas materiales, como el aprovechamiento de recursos naturales o la inexistencia de los mismos.

Esta idea defendida en la literatura, refleja el estado emocional de nuestros pueblos, reemplazando la historia como puede verse en Las venas abiertas de América Latina o el ensayo Patas arriba: Escuela del mundo al revés del escritor Eduardo Galeano. Con esta prédica unicausal y material centrada en la explotación de nuestros recursos asociados a riqueza por potencias extranjeras, se ha impedido superar la mentalidad pre-moderna existente, basada en la no asimilación de la responsabilidad de las acciones emprendidas.

Así pues, no es un secreto que fue el cambio drástico en las ideas relativas a la moral, comercio, derecho, economía e innovación lo que ocasionó un cambio radical en las condiciones materiales de las personas en occidente. La llamada «sociedad clerical militar» de orden cerrada y jerárquica dio paso a la llamada«sociedad comercial» cuando los hombre reprimieron la consigna moral tribal de que la «propiedad privada constituye un robo, y el comercio su instrumento»[5], como dan cuenta las distintas ciudades libres en expansión en Europa, Estados Unidos de América e incluso en Asia.

Con ese cambio moral, los hombres comunes comenzaron a transformar el mundo, naciendo con ello cambios, reformas o revoluciones de la cual somos deudores. Los inventos que proliferaron a partir del siglo XVIII permitieron enaltecer y cristalizar conceptos que prexistían a esos inventos, como los de dignidad[6] y libertad, los cuales fueron las palancas de la mejora en las condiciones materiales de la humanidad.

Enfocado en una visión materialista de la historia, se ha mutilado la comprensión de que la importancia de los valores de la dignidad, libertad humana, virtudes, límites del poder han sido motores de desarrollo.[7] Obviando ello, se ha insistido en imitar acríticamente instituciones del mundo moderno sin tomar en cuenta que dichas instituciones son el producto de un cambio moral en esas naciones, generándose una frustración constante producto de que no se consiguen ni las instituciones imitadas ni la prosperidad material deseada.

La distancia entre ideal y la realidad, aunada a la persistente imitación de instituciones sin tomar la moral que subyace a las mismas, ha acarreado la lamentable situación de observar que no llega el ansiado desarrollo. Así se ha descartado entender que los cambios materiales en los países prósperos fueron el resultado y no la causa del desarrollo.

Este cambio en los valores es trascendental, pues el caso de Venezuela permite comprender como pese al crecimiento económico vertiginoso –más que otros países actualmente- e incluso mayor al «milagro alemán», ocasionó un cambio fuerte en la sociedad pero con pies de barro. Por ello, un agudo observador destacó que desde el punto de vista sociológico«ninguna sociedad puede cambiar tanto, y tan rápido, sin ver surgir en su seno conflictos, revoluciones, insurrecciones, rivalidades»[9], mucho más si no están asentados determinados valores que frenen el caos.


Referencias:

[1] Para una perspectiva histórica del tema electoral y de la democracia en la región, véase Daniel ZOVATTO, Reforma Política-Electoral e Innovación Institucional en América Latina (1978-2016), Editorial Jurídica Venezolana Internacional, Caracas,-New-York, 2017.

[2] Carta de Bolívar al general Juan José Flores (1830) en la cual se afirma que: «Hágase la voluntad del Sur; y llene V. sus votos. Ese pueblo está en posesión de la Soberanía y hará de ella un saco, o un sayo, si mejor le parece. En esto no hay nada determinado aún, porque los pueblos son como los niños que luego tiran aquello porque han llorado. Ni V. ni yo, ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces […]. V. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos. 1°. La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Sí fuera posible que una parte del mundo volviera al caos- primitivo, este sería el último período de la América»

[3] Jorge Mario GARCÍA LAGUARDIA, «El Federalismo en Centroamérica. Integración y Desintegración» en VALADÉS, Diego y SERNA DE LA GARZA, José María (Coords.), Federalismo y regionalismo, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2005, p. 228.

[4] Adam SMITH, An Inquiry Into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, vol. I y vol. II, Liberty Fund, Indianapolis-USA, 1982.

[5] Antonio ESCOHOTADO. Los enemigos del comercio: Una historia moral de la propiedad, 3 vols., Espasa Calpe, Madrid, 2016.

[6] Deirdre N. MCCLOSKEY, Bourgeois Dignity: Why Economics Can't Explain the Modern World, University of Chicago Press, USA, 2011.

[7] Deirdre N. MCCLOSKEY, The Bourgeois Virtues: Ethics for an Age of Commerce, University of Chicago Press, USA, 2007.

[8] Moisés NAÍM, «El caso Venezuela: treinta años después» en Debates IESA, Vol. XX, núm. 3, Julio-Septiembre, Caracas, 2015, p.50.

Desinformación: un elemento clave para la crisis

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Desmenuzar la información y confirmar las fuentes de las que proviene cada mensaje en redes sociales y medios de comunicación, es clave en situaciones como la que vive Guatemala. 

Los medios de comunicación tienen un papel importante en toda coyuntura. Son los encargados de difundir la “realidad” de lo que ocurre para que la ciudadanía conozca y se informe sobre los hechos. Sin embargo, en los tiempos que corren es cada vez más difícil distinguir la verdad de la mentira, la realidad de la apariencia.

Para que exista la “desinformación” como tal, es importante comprender que detrás habrá una intención para desacreditar, influir, etc. Es conocido que esta “estrategia de rumores” es utilizada por grupos criminales para dar golpes psicológicos. Guatemala ha sido testigo de cómo, en momento claves como el que vivimos en la actualidad, se genera información manipulada para desorientar y confundir a la ciudadanía. A través de mensajes se trata de provocar que el receptor cambie de opinión o de actitud para que esta sea favorable según la estrategia y el objetivo deseado.

La “veracidad” del mensaje se sustituye por la credibilidad subjetiva; los mensajes se repiten una y otra vez para que vayan calando y se normalicen como discurso.Con mensajes construidos hábilmente en diversas plataformas (información filtrada en medios de comunicación, net centers, videos y páginas dedicadas a desprestigiar personajes de izquierda y de derecha), el emisor consigue englobar al receptor en su sistema.

Una fotografía o una frase sacada de contexto en un tuit son suficientes para atacar la reputación de una persona. Y como usuarios de redes sociales es muy fácil caer en este juego del engaño.

Desmenuzar la información y confirmar las fuentes de las que se dice proviene el mensaje, es clave en circunstancias como estas. Algunas recomendaciones son ver la fecha en que se creó el perfil, revisar si ataca a personajes públicos específicos, la cantidad de sus seguidores y las interacciones que ha tenido con estos. Si el contenido involucra a alguna organización, también es importante buscar en su sitio y redes oficiales para asegurar que sea la postura oficial.

Las estructuras criminales dirán lo que sea para enfocar la opinión pública en aquellas personas que los incomodan, desprestigiarlos y ganar puntos a su favor para permanecer en el poder. Ser críticos con el contenido es un deber importante de la ciudadanía en estos momentos.

Golpe de Estado en Guatemala y un boquete más para Centro América

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En Guatemala se cayeron las máscaras. El actual gobierno es más de lo mismo. Intentaron dar un golpe de Estado y les falló. 

En Centro América tenemos varias décadas de estar construyendo Estados diseñados para la corrupción y la impunidad.

Desde Guatemala y Honduras, donde probablemente tenemos los Estados más criminalizados de la región, hasta Costa Rica que lo ha hecho de forma light, pero que también, tiene lo suyo, las causas de nuestro atraso social, político y económico tienen nombre y apellido: corrupción, incompetencia e indiferencia.

Empezando con políticos deshonestos y oportunistas, pasando por líderes sindicales de empresas públicas que lo que menos buscan es el bienestar de los trabajadores y de su país, y sumando a esto, élites desconectadas, indiferentes y en muchos casos ignorantes; nos hemos acostumbrado a vivir en la mediocridad política, sin visión de Estado para construir instituciones sólidas y garantes de la democracia y el Estado de Derecho, y sin un plan estratégico compuesto por políticas públicas de largo alcance que respondan a las legítimas aspiraciones de los pueblos de tener oportunidades y alcanzar bienestar.

El cono norte de Centro América vive con la vergüenza de ser una de las regiones más atrasadas, más violentas y peor gobernadas del mundo.

Recientemente, en Guatemala, su congreso, formado en su mayoría por el típico politiquero tercermundista, tramposo y sinvergüenza, intentó dar un golpe de Estado. Se recetaron dos decretos para seguir delinquiendo con total impunidad, rebajando penas a corruptos, mareros y violadores, y perdonando delitos que en cualquier país civilizado tendrían cárcel. Y esto lo hicieron burlándose del pueblo y pensando que pasarían desapercibidos.

La historia no termina ahí. Hay suficientes indicios e información que apuntan a que el plan perverso de estos diputados impresentables, en alianza con el mal aconsejado presidente, sería sacar del país a la CICIG (la comisión contra la impunidad de Naciones Unidas que opera en Guatemala, con buenos resultados desde el 2014), hacer renunciar a la valiente fiscal general, emitir una ley mordaza a la libertad de expresión y otras “gracias” que tendrían como objetivo que los grupos criminales que tienen secuestrado al Estado guatemalteco, recuperen el poder que han perdido.

En Guatemala se cayeron las máscaras. El actual gobierno es más de lo mismo. Intentaron dar un golpe de Estado y les falló. El pueblo reaccionó. La Corte Constitucional le corrigió la plana al congreso, y al presidente por segunda vez.

Sin embargo, el primer país centroamericano sigue en peligro de que las mafias criminales recuperen el control y sigan gobernando Guatemala, el país de la eterna impunidad.

Guatemala, como otros países de Centro América, no aguantan más esa cultura política rancia y torcida. Los ciudadanos que creen en la libertad, la democracia y la justicia deben asumir el liderazgo que les corresponde para rescatar y construir la región ejemplar que Centro América puede y debe ser.

Por el momento, tenemos el riesgo de que algunos de nuestros países sigan caminando hacia Estados criminales, narco-Estados, Estados fallidos o satélites del fracasado, dictatorial, corrupto y desastroso chavismo, que, al día de hoy, sigue destruyendo a Venezuela y llevándola a límites solo vistos en países como la Corea del Norte del sociópata Kim Jong-un.

Por eso, debemos seguir luchando contra la demagogia, la impunidad, el descaro, el cinismo y la soberbia; prácticas de la vieja política que se deben estrellar contra el corazón de pueblos valientes que no están dispuestos a seguir aguantando a una clase política corrupta e incapaz que solo piensa en sus intereses.

La Centro América que todos queremos debe formar dirigentes políticos capaces y honestos, debe convencer a la juventud de que participe en política; una política que se debe revalorizar y modernizar para convertirse en el verdadero instrumento de desarrollo para la región.

Reflexionar después de la crisis

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Debemos pasar la página de lo ocurrido en las últimas dos semanas en el país, tomando lecciones que nos permitan continuar de forma efectiva con el proceso de transformación en Guatemala. 

No cabe duda que Guatemala es un país atascado en el subdesarrollo. La tasa de inversión es de las más bajas de América Latina, el crecimiento económico apenas alcanza para incorporar a una minoría al mercado laboral formal, los índices sociales son dramáticos, los niveles de violencia intolerables y el resultado es una migración masiva de guatemaltecos hacia Estados Unidos.

Nuestro sistema no funciona y muy pocos estarán en desacuerdo con esta lectura. La pregunta sigue siendo cómo construir nuevas instituciones, que realmente promuevan el crecimiento económico y el desarrollo social. El “cómo” sigue siendo la manzana de la discordia.

La CICIG ha dado un aporte sumamente importante en la transformación del país. Nos ha obligado como sociedad a cuestionarnos muchas acciones que antes considerábamos completamente normal y a discutir seriamente sobre cómo fortalecer nuestro sistema de justicia. Toda la cadena de justicia fue descuidada y olvidada por nuestra sociedad y el Organismo Judicial nunca jugó el papel de contrapeso real ante el Ejecutivo y el Legislativo. El resultado fue que nos convertimos en un reino de impunidad, con un Estado infiltrado por el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción.

Por ello resulta sumamente importante continuar con este proceso iniciado en 2015, ya que representa una ventana de oportunidad única para la transformación del país. No cabe duda que se deben revisar y corregir los errores cometidos, incluidos aquellos que son más de percepción que reales. Las acciones deben ser tan cuidadosas, que no den lugar a críticas, sean éstas justificadas o no. Se debe cuidar el fondo y la forma.

Por otra parte, se debe velar porque el país no derive en rupturas constitucionales o en un escenario de ingobernabilidad y caos que nos termine asemejando más a los países de la Primavera Árabe, que a unpaís con instituciones transparentes. Cuando se apuesta por cambios institucionales, siempre existe el riesgo de que se presente un escenario indeseable. De allí que la prudencia y el bienestar del país deben guiar las acciones de todos los involucrados en este proceso. Se deben cumplir los fallos de las Cortes. Las decisiones intempestivas pueden resultar catastróficas para Guatemala.

La sociedad en su conjunto también debemos recapacitar. Tomar posiciones irreflexivas, poco informadas, dejándose llevar más por el sentimiento que por la razón, puede propiciar el caldo de cultivo perfecto para escenarios caóticos en el país. Muchos argumentos, promovidos por grupos extremistas de ambos bandos, carecían de fundamento y apelaban más a lo visceral que a un análisis balanceado. Incluso circuló mucha información falsa que contribuyó a incrementar la incertidumbre. En ese sentido, debemos asumir nuestra ciudadanía con mucha responsabilidad.

Al final, debemos pasar la página de lo ocurrido en las últimas dos semanas en el país, tomando lecciones que nos permitan continuar de forma efectiva con el proceso de transformación en Guatemala. Nosotros como guatemaltecos debemos ser los primeros interesados en construir un país diferente y no conformarnos con vivir por siempre en un país disfuncional.

Y sobre todo, debemos estar conscientes, que si no hacemos nada por construir instituciones transparentes y libres de corrupción, corremos el riesgo de que el narcotráfico y el crimen organizado se hagan con el control total del Estado, lo cual nos convertiría en un país inviable. Paradójicamente, conformarnos con el status quo podría ser más riesgoso que apostarle por un cambio de instituciones.

Guatemala pasó por una de las peores crisis políticas de su historia reciente. Es previsible cuando se está tratando de transformar un país. Lo importante ahora es retomar el rumbo y no claudicar en la lucha contra la corrupción. Sería trágico que pasemos a la historia, como la generación que dejó ir la oportunidad de construir un país distinto.

Mitos y realidades en torno a la lucha contra la corrupción

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Es importante dejar de reproducir los mensajes de agentes desinformadores, ese es el reto en la era de la información. 

La crisis provocada por el presidente Jimmy Morales, en un intento desesperado por quitar del camino a Iván Velásquez, jefe de la CICIG, ha sido apoyada con narrativas que pretenden desinformar y atacar el trabajo de la lucha contra la corrupción.

Dedico estas líneas a algunas de estas narrativas:

- No debemos permitir que vengan extranjeros a decirnos qué hacer con nuestro país.

La soberanía nacional no puede entenderse como se hacía a inicios del siglo pasado; prácticamente ningún país se encuentra aislado del mundo. La mayoría de países de esta región son parte del sistema de Naciones Unidas y firman tratados internacionales en materia de Derechos Humanos, cooperación y comercio que usualmente les obligan a establecer ciertas políticas basadas en principios y valores universalmente aceptados.

Guatemala firmó en 2006 el Acuerdo que dio vida a la CICIG y ahora la comunidad internacional le invitará a respetarlo. Los países que no respetan los acuerdos y tratados internacionales son aislados por la comunidad internacional, sujetos de condenas y sanciones, un ejemplo cercano es Venezuela y su dictadura.

No se debe confundir soberanía con expresiones de nacionalismo exacerbado.

- La CICIG y el MP no han respetado la presunción de inocencia y han litigado en los medios de comunicación.

CICIG y MP han organizado conferencias de prensa para informar a la población sobre los casos de alto impacto que están desarrollando. La presunción de inocencia es un derecho inalienable y explicar a los medios de comunicación las razones por las cuales se acusa a una persona no viola este derecho. ¿Qué deben hacer MP y CICIG cuando los medios les preguntan sobre las capturas y los casos? ¿Quedarse callados y no aclarar?

En países desarrollados no es extraño ver conferencias de prensa en donde las autoridades presentan a la opinión pública los casos que pueden generar interés en los medios de comunicación.

- No hemos visto resultados de los casos de CICIG en tribunales.

Los casos avanzan lentamente, esto es correcto, sin embargo hay una explicación: el sistema de justicia en el país está sobrecargado y por lo tanto es ineficiente. Los jueces tienen a su cargo la resolución de múltiples casos y pocos recursos para resolverlos. La mora judicial es alta y cerca del 50% de las personas que están en las cárceles del país guardan prisión preventiva.

A esto debemos agregar las estrategias de litigio malicioso que las defensas de los acusados utilizan para retrasar los procesos. Citando dos ejemplos: Otto Pérez Molina ha interpuesto 6 acciones legales en contra de su proceso y Roxana Baldetti ha pasado algún tiempo en hospitales para evitar presentarse ante el juez. En este escenario, es difícil que veamos una rápida resolución de los casos y este problema no puede atribuirse a la CICIG o al MP.

- La justicia de Iván V. y Thelma A. es selectiva, solo gente de derecha está siendo acusada.

Esa afirmación difícilmente se sostiene, entre los casos presentados por CICIG y MP se puede ver a un variopinto grupo de personas que van desde quien fuera el secretario privado de Álvaro Colom, hasta el hijo del presidente Morales. Cada caso es distinto y con distintas implicaciones.

Es verdad que los casos más grandes y sonados, hasta hoy, involucran principalmente al gobierno “de derechas” del PP y la relación que tenía con empresarios contratistas del Estado y financistas de partidos políticos, pero esto no responde a una agenda ideológica, sino principalmente al momento en que Velásquez y Aldana comenzaron a trabajar, que coincide con el surgimiento de movimientos internacionales en contra de la corrupción.

Si no hemos visto mayores casos e investigaciones contra gobiernos anteriores, es válido deducir dos cosas: primero, mientras más lejano está el caso del momento de la investigación, más complejo es desenterrar la evidencia; segundo, las personas que dirigían la CICIG y el MP en esos momentos no hicieron esfuerzos suficientes por mover dichas investigaciones.

- Las personas pasan y las instituciones quedan. Hay que pelear por instituciones.

Las instituciones no funcionan en el vacío, no tan independientes de las personas, son normas jurídicas, pautas de comportamiento y organizaciones complejas que caminan y cambian al ritmo de las personas que operan en ellas. De allí que se insista tanto en la formación de capital humano para la función pública.

En ese sentido, hoy tenemos suficiente evidencia para demostrar que la CICIG de Iván Velásquez y el MP de Thelma Aldana han presentado resultados en contra de la corrupción, que sus predecesores nunca presentaron. Nada nos asegura que otras personas podrán mantenerse ajenas a los intentos de coacción del sistema político como Velásquez y Aldana. Tocará seguir muy de cerca el proceso de elección de Fiscal General en 2018.

- Jimmy Morales puede sacar a Iván Velásquez.

La discusión nunca debió ser el tema jurídico pues es más importante preguntarse cuáles fueron las razones que provocaron que el Presidente tomara la decisión de expulsar a Iván Velásquez. ¿Tendrá algo que ver que tanto él como su hermano y su hijo han sido acusados por distintos delitos?

Morales no nos ha dado una explicación convincente y es válido asumir que puso sus intereses personales por encima de los intereses nacionales.

Con estas líneas le invito a dejar de reproducir los mensajes de los agentes desinformadores, construir país pasa por hacer un esfuerzo por separar la información de la basura. Ese es el gran reto que tenemos en la era de la comunicación.

Instituciones formales e informales: problemas y posibles salidas

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El discurso sobre la importancia de las «instituciones» no es falso, pero oculta algunos matices que conviene poner de manifiesto, como el descuido por la conceptualización de «instituciones» como tal, así como la importancia de la moral y la cultura. 

Uno de los discursos predominantes en Guatemala y en algunos países de América española, es el de la inexistencia de instituciones modernas que permitan el «Estado de Derecho», la democracia política y la economía de mercado. La región en su mayoría no cuenta con países altamente industrializados derivado de que las estructuras económicas y políticas se conciben como en vías de desarrollo[1].

La eficacia de las «instituciones» depende de: códigos de conducta auto-impuestas; represalias (castigos) y; sanciones sociales o coercitivas impartidas por parte el Estado. Es la aplicación de estas sanciones efectivas, un paso importante para evitar la impunidad. Sin embargo, no todas las normas válidas se establecen de manera institucional.

Las «instituciones» formales e informales son un factor inevitable en el desempeño económico, social y jurídico de cualquier comunidad política, pues reducen los costos de las transacciones sociales[2], favoreciendo con ello mayor prosperidad material. Una nación con sólidas «instituciones» favorecerá el cultivo de las ciencias y las artes, que también son necesarias para propiciar la industrialización.

La cuestión está en asumir, que en América española, el discurso ha estado focalizado en las «instituciones» formales, no haciendo debido hincapié en otras relaciones, situaciones, condiciones y factores igual de importantes como las ciencias, las artes, la moral, la tecnología y la educación en general.

Dado que las «instituciones» formales son claves pero no suficientes, es menester destacar que la otra cara está en la necesaria internalización moral de las reglas por parte de los destinatarios. En efecto, más allá del hecho de que institucionalmente se prevén mecanismos de control al poder político, las mismas solo tendrán eficacia en la medida en que los actores del sistema asuman que la Constitución no es solamente un documento aspiracional, sino que encierra una decisión política y una intención normativa de control al poder.

Por ello, las normas de comportamiento, convenciones y códigos de conducta auto-impuestas socialmente revisten importancia. La no adopción de las premisas morales que subyacen a las «instituciones» formales ha generado todo tipo de trampas, como el discurso falaz según la cual no tienen sentido las instituciones occidentales, por lo que habría que inventarse otras o sencillamente que todas deben ser re-diseñadas desde cero.

La existencia de una institucionalidad pre-moderna en América española es un hecho. Existen normas jurídicas arcaicas, ineficaces, que no gozan del respaldo moral de los destinatarios, no se ajustan a las exigencias sociales, económicas y políticas del país y son imposibles normativas. Por ello, en el ámbito anglosajón, se ha sostenido que la región está signada por golpes de Estado, inseguridad, violencia generalizada, poca cultura del trabajo, malos gobiernos, poca cultura de lo público, corrupción administrativa, retraso económico y escasa industrialización[3].

En el desespero por cambiar las cosas sin comprenderlas previamente, se ha favorecido la improvisación como regla general. En este sentido, el problema capital no es la existencia de Constituciones racionalistas a la francesa, tampoco que no hayan sido conquistados los pueblos americanos por normandos, ingleses o escandinavos. El problema básico está en la cultura política, social y jurídica pre-moderna, sostenida por el escapismo consistente en eludir los hechos, la libertad y la individualidad.

Al margen del debate occidental, en América española, y en Guatemala en particular, el discurso predominante insiste lamentablemente en personalizar los problemas o de moralizar toda cuestión política. De lo que se trata es de comprender que las instituciones importan tanto como la educación, debido a que ésta última puede generar la imaginación necesaria para el porvenir. Por ello, resulta valioso fomentar la conversación como instrumento que favorece hábitos intelectuales y morales, requeridos en medio de una democracia ausente y por realizar; tal y como sucede en los países industrializados.

Ahora bien, decir que las «instituciones» importan es como decir que el sol sale de día.La cuestión está en realizar investigaciones que identifiquen aquellas «instituciones» (reglas) concretas, tanto formales como informales, que atentan contra el paradigma de instituciones políticas y económicas inclusivas.Son éstas últimas las que crean incentivos y oportunidades para la mayoría de la gente.

Por último, pese al voluntarismo irreflexivo de hacer sin saber qué hacer, luce importante apelar al arte de la política civilizada. Eludir que es el ámbito político donde se forjan las bases de la estructura económica de las sociedades, es tratar de construir la casa por el tejado. Una política pre-moderna genera instituciones pre-modernas(jurídicas, económicas y sociales). Una moral tribal sepulta los anhelos de libertad, responsabilidad, igualdad ante la ley y prosperidad material. De ahí la importancia del «cambio de guardia» y la asunción de valores en la sociedad .

El mensaje de mal funcionamiento que ofrecen las «instituciones» se ha hecho evidente en la crisis política, económica y social que atraviesa el país desde hace mucho tiempo. Frente a tal hecho, luce prioritario fomentar diagnósticos y evaluar posibles arreglos a la crisis. Es el tiempo de que las élites eleven su cabeza enterrada como el avestruz y puedan guiar en medio de la oscuridad, tomando en cuenta el margen de error significativo que toda acción política tiene, pues es una cuestión diferente a pensar que toda reforma es buena por el simple hecho de ser un cambio.


Referencias:

[1] Los neologismos son típicos en las discusiones económicas. Antes se hablaba en vías de desarrollo, ahora no se sabe cómo denominarlos y se va a buscar otrahttp://blogs.worldbank.org/opendata/2016-edition-world-development-indic...

[2] COASE, Ronald, «The Problem of Social Costs» en Journal of Law and Economics, n° 3. October, 1960, pp. 1-44.

[3] LANDES, David S., The Wealth and Poverty of Nations. Why Some Are So Rich and Some So Poor, W.W. Norton & Company New York, 1998, p. 313

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