Guerras digitales: entre verdades y algoritmos

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Las guerras ya no se libran solo con armas, sino también a través de videos, memes y hashtags. 

 

Las redes sociales juegan un papel más allá del entretenimiento: influyen en la opinión pública, en la política y en los conflictos internacionales. Hoy, los países también libran batallas en el campo digital. 

Esta realidad se ha intensificado desde la invasión rusa a Ucrania, pero aún más con el conflicto en Medio Oriente: Gaza, Israel e Irán.

Actualmente, existen alrededor de 5,560 millones de usuarios de internet, aproximadamente el 67.9 % de la población mundial. De ese total, el 63.9 % también son usuarios de redes sociales. Además, una de las principales razones por las que las personas utilizan estas plataformas es para informarse sobre noticias y eventos.

No es un secreto que las redes sociales se han convertido en herramientas para difundir propaganda y crear narrativas a favor o en contra de determinados bandos. Así como que son utilizados como un canal de propagación de noticias falsas y desinformación. Preocupa especialmente la limitada capacidad de respuesta —en tiempo real— por parte de los gobiernos o de los medios de comunicación confiables, frente a la velocidad con la que se difunde la desinformación. También inquieta el riesgo de quedar atrapados en un ciclo de publicaciones diseñadas para reafirmar nuestras creencias, dentro de algoritmos que nos muestran lo que coincide con nuestras preferencias, incluso cuando parte de lo que vemos podría no ser real.

Además, me impresiona cuánto ha avanzado la inteligencia artificial en su capacidad para generar videos e imágenes que resultan cada vez más difíciles de distinguir de la realidad. Esta tecnología se ha convertido en una pieza clave para construir narrativas y producir contenido viral que apela a las emociones con el fin de moldear la percepción pública. Lo que más me preocupa es que muchas de esas narrativas —al menos las que me han tocado ver— tienden a ser muy polarizantes y radicales.

Leyendo sobre este tema en las últimas semanas, me topé con un artículo* que recomiendo si se quiere profundizar en esta discusión (es claro y con un enfoque más científico). En él se menciona algo que me parece crucial: “en las redes sociales, cualquiera pasa como periodista y todo puede volverse noticia”. Creo que esta frase evidencia con mayor fuerza la relevancia de este campo de batalla digital.

La desinformación, la propaganda, los bots al servicio de intereses particulares, y todo el contenido que circula en internet, influyen directamente en nuestras percepciones, creencias, opiniones e incluso en nuestro comportamientos. Es una guerra psicológica constante, que se intensifica en momentos de crisis como el actual.

Ante tanta “noticia” e información circulando en redes sociales, frente a un escenario que avanza con rapidez y está lleno de distorsión y distracción, deberíamos volver a lo básico: informarnos a través de distintas fuentes confiables y no compartir contenido sin verificar su veracidad. Nos lo han dicho muchas veces, pero me parece que cada vez lo practicamos menos.

 

*Artículo recomendado:
Beata Biały, "Social Media—From Social Exchange to Battlefield," The Cyber Defense Review 2, no. 2 (2017)

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