The new normal: the world after the Coronavirus

The new normal: the world after the Coronavirus
35
Luis Miguel es Director del Área Social de Fundación Libertad y Desarrollo, catedrático universitario y tiene una maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
31 Mar 2020

Nadie esperaba los cambios del 2020. No podíamos imaginar que hoy estaríamos afrontando una pandemia, el encierro y la incertidumbre. 

Si alguien hubiera preguntado hace diez meses cómo sería el 2020, seguramente alguien habría hablado de sus planes educativos, financieros o de negocios, otros se habrían referido a los vientos políticos mundiales, algún evento deportivo o a la continuación de los problemas sociales de la humanidad.

Nadie podía decir en aquel momento que tenía soluciones para el futuro, pero al menos creíamos tener certeza. No podíamos imaginar que hoy estaríamos afrontando una pandemia, el encierro y principalmente enfrentando a la incertidumbre. Una como la que no habíamos visto en mucho tiempo y que presenta una serie de riesgos importantes. 

Retrocesos en el proceso de globalización

La revista Foreign Policy publicó recientemente un artículo en el cual se refería a las políticas de cierre de fronteras para el libre paso de personas y bienes como un regalo para los movimientos nacionalistas o proteccionistas que venían avanzando en el mundo en años recientes.  

Según el autor, después de la crisis podría fortalecerse la idea de gobiernos que priorizan lo nacional por encima de la cooperación armoniosa entre países. Incluso en la Unión Europea, famosa por sus altos niveles de interconexión, Francia y Alemania han prohibido la exportación de mascarillas, aplicando excepciones al libre comercio en una región exitosamente integrada.  

La globalización será una idea difícil de vender en un mundo que ve nuevos riesgos en la excesiva interconexión que viene a sumarse a la xenofobia y a la dificultad que tienen los países para enfrentar la migración.

Discusiones sobre el tamaño y capacidad del Estado

En este momento de crisis la gente volteó a ver a sus gobiernos para resolver el problema. Al hacerlo algunos países se encontraron con gobiernos capaces pero sobrepasados por la situación, mientras que otros se encontraron totalmente desamparados pues jamás se preocuparon por construir gobiernos eficientes.

La tentación frente a una crisis de esta magnitud, es que las democracias del mundo occidental se decanten por Estados más grandes, burocráticos, policiales pero no necesariamente más eficientes. Es un riesgo real que se comiencen a experimentar retrocesos para la libertad y que se construyan gobiernos que priorizan su capacidad de actuar por sobre las libertades individuales. Esto podría romper el sano balance que habían alcanzado algunos países que tenían gobiernos eficientes mientras mantenían índices aceptables de libertad.

Mayor descrédito sobre la democracia

¿Pudo el régimen autoritario chino enfrentar mejor la crisis que el mundo democrático? Probablemente sí, sin embargo, para creerlo tenemos que confiar en los datos que proporciona un gobierno que silenció al médico que intentó poner la voz de alarma sobre lo que estaba pasando y que fue citado a mitad de la noche para una reprimenda por su exabrupto. El doctor Li Wenliang moriría poco tiempo después por el Coronavirus.

Los elogios que recibe el régimen autoritario chino, son elogios al autoritarismo de un régimen que tiene poco respeto por los derechos humanos y que, como recuerda el New York Times en este artículo, ha atacado sistemáticamente al periodismo, las redes sociales, las organizaciones no gubernamentales y a todo aquello que pueda obligarle a rendir cuentas.

Los chinos usaron la capacidad represiva de su Estado autoritario para intentar ocultar el problema mientras pudieron y también tomaron muchas malas decisiones, de allí el peligro de tenerles como ejemplo frente a la crisis. Siempre será más difícil atender problemas sociales en democracia, como hace buena parte del mundo occidental, pero es preferible en el largo plazo. No es casualidad que los gobernantes que menos aprecio muestran por la democracia sean lo que parezca que mejor están manejando esta crisis.

El nuevo normal

El mundo experimentará retrocesos sociales importantes, los países ricos lucharán por reconstruir sus economías con ciudadanos más temerosos, un efecto natural de la incertidumbre. Mientras los países pobres saldrán de esto más pobres y con mayores dificultades para enfrentar sus problemas históricos.

Muchas personas coinciden en que la humanidad tiene buenas posibilidades de salir adelante, al menos la mayor parte de la humanidad. Pero esto depende completamente de las decisiones que tomen los políticos del mundo, decisiones que inevitablemente cambiarán el curso de la historia. Sin importar el desenlace que tenga la crisis, el costo humano, económico, político y social que tendrá la pandemia nos llevará a vivir en un mundo muy distinto al que conocemos hoy, un mundo de mayor incertidumbre.