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Tomar el debido proceso en serio (Parte I)
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Jesús María es el Director del Área Institucional en Fundación Libertad y Desarrollo. Es catedrático universitario y Doctorando en Derecho por la Universidad Austral.
02 Oct 2018

Tomarse el debido proceso en serio debe ser una de las cuestiones básicas cuando se quiere construir una institucionalidad ceñida al ideal político de Estado de Derecho.

El eminente profesor de Harvard Ronald Dworkin irrumpió en el ámbito de la teoría del derecho con el libro cuyo título se toma en préstamo a efectos de nuestro propósito: Taking Rights Seriously (1977). Todo el mundo habla del debido proceso, pero mucho de lo que se dice sobre la garantía no es verdad y es muy superficial.

Tres errores principales dominan la discusión sobre el debido proceso en Guatemala. El primero, reduce el debido proceso al derecho a la defensa, eludiendo el haz de derechos que conforman la garantía con arreglo a la Constitución y a los tratados internacionales en materia de derechos humanos. El segundo, simplifica la noción de derecho a la llamada presunción de inocencia, muchas veces poca comprendida, máxime si se analizan otros derechos rivales como el de libertad de expresión etc.

El tercero, supone que el ordenamiento jurídico de Guatemala satisface los requerimientos del debido proceso con arreglo a estándares internacionales y que las violaciones al debido proceso solo son producto de malas actuaciones por parte de determinados funcionarios o jueces. Estas tres visiones son erróneas como se tendrá ocasión de comprobar.

En una serie de entradas semanalmente me propongo analizar la garantía constitucional del debido proceso, tanto desde el punto de vista teórico como práctico. En Guatemala pese a que se menciona constantemente la palabra«debido proceso», no hay literatura constitucional especializada que analice el tópico. Por ello, trataré en la medida de lo posible, de soportar mi investigación con fuentes documentales del derecho comparado, jurisprudencia nacional e internacional, sin menoscabo de mi propia perspectiva.

En el transcurso de las semanas criticaré con contundencia aquellas opiniones académicas y políticas expresadas por otros en el país. A pesar de que en el debate político se emplea constantemente la palabra «debido proceso» para apelar a su existencia en los distintos casos que se someten a los tribunales, o bien para criticar el comportamiento de los tribunales de justicia, Ministerio Público o CICIG, ello no ha estimulado la producción de libros, artículos, informes o entradas específicas para analizar la situación jurídica.

Es menester destacar que el uso de la palabra ha trascendido del ámbito judicial y se ha convertido en tema de conversación en la televisión, prensa escrita, universidades, centros de pensamiento y hogares. Este hecho singular solo viene a mostrar el interés ciudadano en casos judiciales básicamente relacionados con temas de corrupción o cuando no, con una especie de judicialización de la política.

Al ser la corrupción un problema de Estado[1], no es en rigor un fenómeno eminentemente político, ligado a la estructura de poder, a menos que se quiera referir que el sistema político constitucional se hizo para la corrupción. Es ante la corrupción, un fenómeno politizado que sin tener naturaleza o fines políticos, determina la dinámica política y en muchos casos podría llegar a tener significación e impacto político, en campañas, legislaciones etc.[2]

La mayoría de los casos judiciales mediatizados por la prensa son penales y han desencadenado que el vocabulario judicial sea asumido por “legos” formando parte de los discursos políticos. Uno de estos términos usados es el debido proceso.

Con una larga historia que se remonta a la Magna Carta Libertatum (1215), el debido proceso tiene eco en diversos instrumentos internacionales en materia de derechos humanos como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y la Convención Americana Sobre Derechos Humanos (Pacto de San José) de 1969 entre otras.

La referida garantía del debido proceso, implica un haz de derechos que no siempre se analizan en su conjunto. Tales derechos son a título enunciativo y no taxativo, la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia[3]; derecho a ser oído públicamente por un tribunal competente; garantías institucionales que favorezcan independencia e imparcialidad judicial e incluso presunción de inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.

Con arreglo a la tradición constitucional occidental, la garantía implica a su vez, el derecho a interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo. Además, protege a los individuos a no declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable, en tanto la confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.

Además de los derechos antes referidos que conforman ese haz antes mencionado, debe incluirse el derecho a ser notificado en el idioma que la persona comprenda o si fuere el caso, asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; el derecho a ser informado en forma detallada de la naturaleza y causas de la acusación formulada e incluso la concesión del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de una defensa; la obtención de un defensor, inclusive gratuito, si careciere de medios suficientes para pagarlo; y el ser juzgado sin dilaciones indebidas.

De igual modo, toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, es decir, un derecho de apelación. En el procedimiento judicial aplicable a los menores de edad a efectos penales, se tendrá en cuenta esta circunstancia y la importancia de estimular su readaptación social.

Conforme al principio de responsabilidad patrimonial del Estado, cuando una sentencia condenatoria firme haya sido ulteriormente revocada, o el condenado haya sido indultado por haberse producido o descubierto un hecho plenamente probatorio de la comisión de un error judicial, la persona que haya sufrido una pena como resultado de tal sentencia deberá ser indemnizada conforme a la ley, a menos que se demuestre que le es imputable en todo o en parte el no haberse revelado oportunamente el hecho desconocido.

Por último, conforme al principio non bis in ídem, nadie podrá ser juzgado, ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el procedimiento penal de cada país. Sobre todos estos derechos nos referiremos en las sucesivas entradas sobre este tema.


Referencias

[1] Njaim, Humberto, La corrupción, un problema de estado, Dirección de Cultura, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1995.

[2] García Pelayo, Manuel Idea de la política, Fundación Manuel García-Pelayo, Caracas, 1999.

[3] Art. 14.  Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 8 de Convención Americana Sobre Derechos Humanos (Pacto de San José)

Finanzas personales de fin de año
08 Dic 2017

Hablaremos con tres expertos sobre consejos para mantener sanas nuestras finanzas familiares y personales este fin de año.

 

Aprender a manejar el dinero personal o familiar, puede ser un reto; especialmente en épocas como la navideña, donde las compras de regalos, ropa y comida son parte de las tradiciones en el país.  

 

A pesar de recibir el aguinaldo, muchas personas comienzan enero con altas deudas y con problemas para cumplir con todos los gastos que requiere el inicio del año escolar.  

 

Algunos consejos que la Superintendencia de Bancos[1] recomienda para cuidar las fianzas personales son: 

 

• Hacer un presupuesto

 

• Hacerse la pregunta: “¿Realmente necesito esto?”

 

• Elaborar un plan de ahorro para tu aguinaldo.

 

• Pagar a tiempo los créditos y tarjetas. 

 

• Alejarse de lugares que puedan motivarte a hacer alguna compra compulsiva.

 

• Ser ordenado y anota cada gasto que tengas.

 

Este domingo en Dimensión, hablaremos con tres expertos sobre consejos para mantener sanas nuestras finanzas familiares y personales este fin de año. 

 

Panelistas: 

 

- María del Carmen Dardón (Gerente General de MD consultores)

 

- Alex Gudiel (Director General de Zona Cero)

 

- Siomara Rivera (Asesora en finanzas)

 

Sintoniza el programa completo este domingo a partir de las 10:00 p.m. por Canal 3 o encuéntralo aquí el lunes por la mañana:


 


 

Referencias: 

http://www.sib.gob.gt/web/sib/educacion-financiera/Finanzas-Personales

 

Hemeroteca: Las fronteras deben caer
22 Ago 2017

La revista Estrategia & Negocios entrevistó a Dionisio Gutiérrez en Octubre del 2000, donde compartió su experiencia empresarial y su visión para el desarrollo económico de la región centroamericana.

Dionisio Gutiérrez habla sobre la experiencia de liderar uno de los grupos empresariales más importantes de la región y sobre la ventaja de llegar a mercados más grandes, como los latinoamericanos.

En la entrevista compartió su visión sobre la importancia de la integración centroamericana como una salida a las crisis económicas de la región: “La única salida que veo es la creación de una comunidad económica centroamericana con una sola moneda y un solo pasaporte, con la consecuente eliminación de las fronteras. (..) Si creáramos esta comunidad económica de 25 millones de personas, justifica grandes inversiones, genera grandes ahorros e impulsa gran aceleración al crecimiento, resolviendo el problema social. Sería algo similar a la Comunidad Económica Europea que dio origen a la Unión Europea.”

A continuación lo invitamos a leer la entrevista completa:

Hemeroteca: "Nuestra democracia nació mal"
11 Jul 2017

La revista Al Grano entrevistó a Dionisio Gutiérrez en el año 2002 sobre la política del país y los cambios que se necesitan para alcanzar mejores niveles de desarrollo.

Dionisio Gutiérrez habló con revista Al Grano sobre su visión de la política en Guatemala a lo largo de la era democrática: “Cuando se da la apertura democrática, nuestro nuevo sistema político nace mal. Le faltaron muchos ingredientes que lo fortalecerían. Desde el principio empezamos a tener debilidades en las instituciones garantes de la vida democrática. Creo que el pesimismo y la grave crisis social y económica que está viviendo Guatemala, es el resultado de muchos factores.”

Dionisio se centró en remarcar la ausencia de liderazgos que existen en el país, especialmente en el ámbito político. A la pregunta sobre ¿qué hacemos para que funcione este país, qué puede hacer el ciudadano? Respondió: “Lamentablemente la respuesta no le gusta a la gente, pero es participar en los partidos políticos. Al final del día, el que quiera de verdad cambiar nuestro país tiene que ir buscando participar en los partidos políticos y ahí hacer la diferencia; porque los partidos son los vehículos de la democracia, son los que llegan al congreso, los que llegan al ejecutivo, de ahí se eligen a los funcionarios y a los hombres y mujeres que ocupan las instituciones.”

Lo invitamos a leer a continuación la entrevista completa:

Hemeroteca: "Debemos ser intolerantes a la incompetencia"
14 Jun 2017

"Comprometido con sus ideas, valiente para exponerlas, Gutiérrez supo enfrentar en su país (Guatemala) la presión de factores de poder político que buscaron callarlo. Pero el callar no es lo suyo."

Dionisio Gutiérrez fue entrevistado en el 2014 por la revista centroamericana Estrategia y Negocios. Habló sobre el desarrollo económico y social de la región y enfatizó sobre la necesidad de una sociedad civil fuerte y activa: "El cambio más importante debe darse en la actitud de las élites. La política necesita ser rescatada y pasar a manos de los mejores de la sociedad."

Además, brindó su opinión sobre las políticas de Estado de largo plazo que deberían adoptarse para alcanzar el desarrollo: "Necesitamos un consenso mínimo sobre una visión de largo plazo y una estrategia. Un consenso mínimo capaz de promover el cambio.(...) El problema es que no tenemos un modelo de desarrollo. No hemos respondido a la cuestión de qué tenemos que hacer para que nuestra economías crezcan seis puntos porcentuales por arriba del crecimiento de la población durante 20 años, y acompañar su implementación con políticas de alto impacto, empezando por la educación."

Lo invitamos a leer a continuación la entrevista completa:

Hemeroteca: "Tenemos que hacer un proyecto económico"
23 Mayo 2017

Revista Panorama le realiza una entrevista en 1993 a Dionisio Gutiérrez sobre su visión económica para el desarrollo de la región centroamericana.

En 1993, la revista Panorama entrevistó a Dionisio Gutiérrez sobre la política y el desarrollo económico de Guatemala y Centroamérica. Dionisio enfatizó la importancia de la apertura comercial y la integración centroamericana para asegurar el crecimiento de la región. “La parte económica la veo muy mal, somos un país sin un proyecto nacional en el campo económico y eso nos obliga a vernos igual en un período largo: con mucha pobreza y atraso. Eso tiene que terminar, tenemos que hacer un proyecto nacional en el campo económico que nos dé como resultado el desarrollo del país.”

Lo invitamos a leer a continuación la entrevista completa:

Las altas cortes y sus polémicas decisiones
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Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
26 Sep 2018

Las cortes pueden llegar a ser sumamente polémicas incluso bajo sistemas judiciales sólidos.

 

La famosa Corte Warren en los Estados Unidos es un buen ejemplo de ello. Corría el mes de septiembre de 1953 y la Corte Suprema de los Estados Unidos conocía el icónico caso Brown v. Board of Education. Se trataba de una demanda que presentó una estudiante afroamericana, Linda Brown, que retaba la jurisprudencia (Plessy contra Ferguson, 1896) hasta entonces vigente que declaraba que los afroamericanos y los blancos podían estar “separados pero en iguales condiciones”. Con ello existían en Estados Unidos escuelas públicas exclusivamente para blancos y otras exclusivamente para afroamericanos.

Durante las deliberaciones de la Corte Suprema, el juez presidente Fred Vinson hizo ver a sus colegas jueces que, si bien la segregación era deleznable, la Corte no podía fallar en contra de dicha práctica porque cada estado tenía derecho a decidir su propia política educativa aunque ésta fuera discriminatoria. En medio de las deliberaciones el juez Vinson murió y el entonces presidente, Dwight Eisenhower, nombró a Earl Warren como juez presidente de la Corte Suprema.

Warren tenía una visión de que la Corte Suprema debía servir, además de su función de control constitucional, como un instrumento para defender a los débiles, oprimidos y desaventajados. En tal sentido, ordenó repetir las audiencias del caso Brown y cual activista convenció a sus colegas para que, por unanimidad, resolvieran que la segregación en las escuelas públicas era contraria a la decimocuarta enmienda y así terminar con esta práctica.

Lo que siguió fue una enorme crítica a la decisión de la Corte Suprema. Muchos afirmaron que la decisión deformaba la Constitución, que se basaba en evidencia empírica cuestionable, en tanto que otros afirmaban que la Corte Suprema estaba usurpando el poder legislativo del congreso y los estados en lugar de limitarse a interpretar las leyes.

El Senador demócrata de Georgia, Richard Russell Jr, incluso aseguró entonces que la corte cometió un “claro abuso de su poder judicial” e hizo un llamado a las autoridades a resistirse a la decisión por todos los “medios legales posibles”. De hecho, varios estados intentaron abolir la educación pública para evitar cumplir con la decisión judicial y en la práctica tomó tiempo en que varios estados dieran estricto cumplimiento de la sentencia.

Salvando las distancias, en Guatemala vivimos una coyuntura complicada que ha tenido a la Corte de Constitucionalidad (CC) como un protagonista importante, algo que no ocurría desde el Serranazo probablemente. La decisión de la CC de impedir al presidente declarar al comisionado de CICIG persona non grata hace poco más de un año es en buena parte reflejo de ello.

Llamó la atención al respecto porque en el anuncio que hiciera el presidente Morales de la decisión de impedir al comisionado de CICIG el ingreso al país, él y algunos funcionarios de alto rango de su gobierno aseguraron que no tenían obligación de “acatar órdenes ilegales” y opinaron que la CC se ha “extralimitado” aunque habían respetado varias de sus resoluciones.

Es natural que las decisiones de alta relevancia de las cortes generen descontento. De hecho, son objeto de críticas por parte de la comunidad de abogados y juristas. Yo mismo he sido crítico de varias decisiones de la CC. Pero un funcionario público tiene la obligación de respetar el marco constitucional y eso incluye el respeto a las decisiones de las cortes, sin importar cuán en desacuerdo se pueda estar con sus criterios jurídicos.

En todos lados se cuecen habas, reza el dicho. Estados Unidos, una de las democracias más exitosas del mundo, ha tenido episodios de polémica y descontento con las decisiones judiciales, pero fueron capaces de superarlas en un marco de respeto a la ley y la Constitución. Lo propio es necesario que ocurra en nuestro país si aspiramos a construir una república que aún está en una fase de construcción.

Por supuesto que nuestras altas cortes son muy mejorables. Nuestros esfuerzos deben ir encaminados a generar sistemas en los que estas gocen de mayor Independencia judicial. Es imposible liberarse de la polémica, pero es posible mejorar la calidad de las resoluciones de nuestras cortes si diseñamos mejores sistemas de designación e incentivos con una carrera judicial y con judicaturas vitalicias.

Generación de empleo
28 Abr 2017

Discutiremos sobre la forma en que la economía del país podría generar más y mejores fuentes de empleo. 

 

La economía guatemalteca no es capaz de generar suficientes fuentes de empleo para  los más de 200 mil jóvenes que se incorporan cada año al mercado laboral. La mayor parte de estos jóvenes termina laborando en el sector informal, con salarios precarios y sin ningún tipo de seguridad social. Para otros, la única opción es migrar hacia Estados Unidos.

 

El salario promedio que recibe un trabajador en Guatemala es de Q2,158 y se reduce a Q 1,536 en el área rural. La razón para un salario tan bajo es que el 58.2% de la fuerza laboral trabaja en el comercio o  en el sector agrícola, generalmente en pequeñas empresas informales, en donde el nivel de ventas no les permite pagar altos salarios. 

 

La situación se agrava más, si se considera que el 20% de la fuerza laboral con menores ingresos, reportan un ingreso promedio mensual de tan solo Q341; y el segundo quintil más bajo reporta un ingreso promedio mensual de solo Q970. 

 

A este panorama, se le tiene que sumar que el 12.9% de los niños de entre 7 y 14 años, realizan algún tipo de actividad económica, lo que trunca sus posibilidades de estudiar y tener un futuro promisorio. 

 

La precariedad de las fuentes de trabajo en Guatemala es la razón principal por la que la desigualdad se encuentra profundamente arraiga en el país, así como los altos niveles de pobreza y desnutrición. Sin fuentes de trabajo formales, las personas no pueden aspirar a mejorar sus condiciones económicas.

 

Esta semana en Dimensión, en conmemoración del día internacional del trabajo, discutiremos sobre la forma en que la economía del país podría generar más y mejores fuentes de empleo. 

 

Panelistas: 

 

- Hugo Maul (Director de CIEN)

 

- Ricardo Castañeda (Investigador Senior de ICEFI)

- Edgar Ortiz (Director Ejecutivo de CEES)

 

- Wilson Romero (Director de IDIES)

 

Sintoniza el programa completo este domingo a partir de las 10 p.m. por Canal 3 o encuéntralo aquí el lunes por la mañana:


 

Primeros 100 días del Gobierno de Jimmy Morales
22 Abr 2016

Analizamos los primeros 100 días del gobierno de Jimmy Morales y el rumbo que podría tomar el país en los próximos meses.

Cien días han pasado desde que el presidente Jimmy Morales tomó posesión del cargo; y durante estos meses la crisis política e institucional que estalló en 2015 continúa afectando el funcionamiento de las instituciones del Estado

En medio de esta crisis el Congreso de la República ha tomado mayor protagonismo y es la institución sobre la que ha recaído la responsabilidad de dirigir la agenda de reformas que la ciudadanía pedía en las protestas. La respuesta del Congreso al clamor ciudadano ha sido preocupante: desde reformas y leyes que han sido aprobadas sin el objetivo de mejorar la situación actual, hasta el comportamiento cuestionable de algunos diputados que parecieran no entender el momento político que viven. Es poco lo que se ha avanzado hasta ahora en el fortalecimiento institucional que necesita Guatemala.

Además de los conflictos políticos, el país también enfrenta serias dificultades en la administración pública. Los problemas financieros del Estado han provocado que existan pocos avances en la difícil tarea de rescatar las instituciones gubernamentales, especialmente aquellas que brindan servicios importantes para la población como salud, educación y seguridad. A pesar de los esfuerzos del Ministerio Público y la CICIG, las instituciones siguen estando cooptadas por redes delictivas que buscan la forma de apropiarse de los recursos de los contribuyentes e impiden su correcto funcionamiento.

Es en este panorama complejo que el presidente Jimmy Morales debe buscarestrategias y consensos que le permitan dar respuestas certeras a los serios problemas que enfrenta el país. Todavía hay suficiente tiempo para retomar el rumboy construir un legado de cambios importantes para Guatemala.

¿Podrá el presidente Jimmy Morales y su gabinete de gobierno responder positivamente a la enorme responsabilidad que enfrentan?

Esta semana en Dimensión analizaremos los primeros 100 días del gobierno de Jimmy Morales y el rumbo que podría tomar el país en los próximos meses.

Panelistas:

- Christians Castillo (Investigador de IPNUSAC)

- Maria Dolores Arias (Conductora del programa “Más negocios” y “Contravía PM” en Libertópolis)

- Roberto Wager (Analista político y catedrático universitario)

 

Sintoniza el programa completo este domingo a a las 10 p.m. por Canal 3 o encuéntralo aquí a partir del lunes por mañana:

Dimensión

La independencia atomizada
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Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
17 Sep 2018

“Si en todos los países y edades la unión es la fuerza de los pueblos, en el presente es más que en todos los tiempos precisa y necesaria (…) Que haya divisiones cuando la ley misma divide en dos sociedades a los individuos de una sociedad, que las haya cuando la ley eleva a unos pueblos sobre la ruina de otros; pero en un gobierno libre, en un gobierno que debe ser instituido por la voluntad misma de los representantes de los pueblos, deben cesar los motivos de división, triunfar la unión y desaparecer la causa de los partidos…” 1

- Acta de Independencia de Guatemala. 15 de septiembre de 1821.

La atomización es un proceso químico mediante el cual la materia se divide en partículas sumamente pequeñas. Sin embargo, a pesar de ser este un término propio de las ciencias naturales, es apropiado a la hora de describir el fraccionamiento de los procesos políticos latinoamericanos en el contexto de creación de los Estados-nación a inicios del siglo XIX, es decir, de las llamadas independencias.

En vísperas de un año más de celebración independentista en Centroamérica es necesario volver a los textos fundacionales de la república. Tal vez mirar el pasado con ojos críticos y agudos pueda arrojar luces sobre ciertas interpretaciones de un presente que se muestra cada vez más vertiginoso e ininteligible.

Sobre esta balcanización, son esclarecedoras las ideas del prócer de la independencia centroamericana, José Cecilio del Valle, con respecto a la falta de unidad y de una dirección clara y de largo plazo en las élites nacionales en la consolidación las nacientes repúblicas de la América Española, tan sumidas en discrepancias internas (incluso guerras como en Suramérica), que hacían inviable cualquier proyecto republicano:

“La unidad de tiempo es en los grandes planes la que multiplica la fuerza y asegura el suceso; la que hace que dos tengan más poder que un millón. Cien mil fuerzas obrando en períodos distintos sólo obran como una. Diez fuerzas obrando simultáneamente obran como diez” 2

Las raíces de esta desintegración en toda América Latina se hallan en la propias élites nacionales y son, a nuestro juicio, estructurales y transversales a todos los procesos de continuación y ruptura desde la conquista hasta la actualidad. El historiador británico John Lynch habla de una independencia “por defecto” al referirse a Centroamérica,3 pues si bien la élite criolla quería reformas económicas y fiscales, se mostraba dividida ante la cuestión del cambio político.

En Guatemala, tenemos que para ese momento aparecían al menos dos grupos evidentes: los que eran favorables al gobierno central y a la monarquía, formado por actores de las capas medias ilustradas y peninsulares pudientes; y los partidarios de la independencia, formados por miembros de la aristocracia nacional e intelectuales de las capas medias de la sociedad. 

En los inicios de la república (hacia 1825), estas posiciones se cimentan en dos facciones (que modernamente podríamos considerar partidos políticos) que iban de lo moderado a lo radical. Según el propio Del Valle el espectro político de aquellos años se componía de aquellos más cercanos al antiguo régimen, los afectos a “doctrinas envejecidas”, temerosos a lo novedoso y al nuevo orden de las cosas, al cual denominó oposición retrógrada. Y otro grupo que quería un movimiento más rápido, una “convulsión más activa”, afectos a “doctrinas exageradas” y con “necesidad de sangre” a quienes llamó oposición por exceso.4 No obstante, para Del Valle, ambos bandos convergían en el aislamiento de lo que sucedía en Europa, América del Norte y Suramérica.

Prosigue Del Valle:

“los retrógrados quieren poder sin libertad y los exagerados, libertad sin poder; y ambos estados, además de ser imposibles en las naciones cultas y civilizadas, son resultados del triunfo efímero de una facción; y no constituyen la situación constante y permanente de la sociedad…” 5

Con esto se refiere a que no existía una formulación de proyecto nacional,6 es decir, no había un plan de Estado con grandes líneas estratégicas que todos los actores políticos del gobierno (independientemente de los partidos) acordaran seguir y cumplir, como sí lo hubo en Norteamérica.7 Probablemente una respuesta a esta miopía histórica de las élites se refiera a lo que se ha denominado absolutismo originario,8 que tiene que ver con la permanencia y continuidad en el tiempo de ciertas instituciones, patrones de comportamiento y actitudes que tienen sus orígenes en el pasado colonial9 y también a las condiciones materiales tan dramáticas (pocos pobladores, economías de subsistencia, además del tema indígena), que hacían impensable pensar en el largo plazo; de manera que, históricamente, las decisiones tendieron a lo inmediato y a la improvisación:

“Esta indecisión, que es un mal durante la lucha, es un verdadero bien si se atiende a que el momento de la convulsión, no es más a propósito para tomar una resolución prudente. Desgraciada la nación que se decide con ligereza. Es verdad que ninguna se decide, sino cuando la atacan en lo más vivo de su existencia…” 10

En ese sentido, si no hay una idea de Estado, ni un proyecto nacional con líneas estratégicas independiente de líneas partidistas, ni un pacto en las élites; la política estará destinada a servir exclusivamente intereses individuales, extractivos y de corto plazo. Sobre esto, Del Valle es elocuente:

“De aquí se infiere que todo partido puede contar que labra su propia ruina cuando su delirio llega al punto de comprometer los intereses más amados de la nación. No hay fuerza ni poder sino cuando se defienden intereses nacionales” 11

Para el historiador John Lynch “no existía una nación”12. Centroamérica para ese momento tenía una idea vaga de identidad nacional con élites “atomizadas” en regiones e intereses. Sin la unidad impuesta por España no había cohesión alguna y sin el absolutismo español no había ninguna autoridad central. En el período colonial la Corona había sido una fuente de legitimidad política y sus agentes habían arbitrado las disputas entre las élites. Ahora, las redes de familias regionales luchaban simultáneamente por hegemonía, recursos e inmunidad. Tampoco había Estado en el sentido de que entre 1823 y 1826 el gobierno central se abstuvo de actuar como tal, al no reclutar un ejército ni cobrar impuestos,13 características esenciales del Estado moderno.

Estas son las razones por las que no había un gobierno que pudiera hacer frente a ambas lides. Y mientras esta dialéctica se daba en el seno de las élites:

“existe la gran masa nacional, como un escollo eminente e inmoble, contra el cual vienen a estrellarse las olas encontradas que quieren dominarlo. Esta masa sosegada y, por así decirlo, inerte, ve las agitaciones, los furores, las injusticias de los partidos; estudia en silencio los hombres, las instituciones y los acontecimientos…” 14

En ese sentido, básicamente doscientos años de historia republicana no son más que una dilatada recopilación de intentos fallidos de lograr consensos y de acuerdos frustrados. La pregunta es cuándo se logrará ese anhelado concierto de intereses que establezca reformas de Estado tan urgentes como necesarias.


Referencias:

[1]  “Acta de Independencia de Guatemala”. Pensamiento político de la emancipación. Tomo II. Caracas. Biblioteca Ayacucho. Pp. 243-247

[2] DEL VALLE, José Cecilio. “Soñaba el Abad de San Pedro y yo también sé soñar”. Ibídem. Pp. 253. En este texto, Valle expone su proyecto de unidad americana. El título alude a una difundida obra del abate de Saint Pierre, escrita a principios del siglo XVIII, en la que proponía la formación de una federación europea.

[3] LYNCH, John. “Centroamérica, la independencia por defecto”. Las revoluciones hispanoamericanas. Barcelona. Editorial Ariel. 2001. Pp. 325

[4]  DEL VALLE, José Cecilio. “Gobierno representativo y oposición”. Obra Escogida. Caracas. Biblioteca Ayacucho. Pp. 54-55

[5] DEL VALLE, José Cecilio. Ibídem. Pp. 57

[6] Esta es una categoría del historiador Germán Carrera Damas que se refiere a los arreglos políticos, jurídicos y sociales que se fundaron esencialmente en la noción de soberanía nacional durante los procesos de independencia y la creación de repúblicas en América Latina. (CARRERA DAMAS, Germán (coord..) Formación histórico-social de América Latina. Caracas. UCV-CENDES. 1982. Pp. 193-194)

[7] El caso de los Estados Unidos de Norteamérica es elocuente porque ellos sí se plantearon −más allá de los intereses partidistas entre federalistas y anti-federalistas− qué nación querían ser y cómo lograrlo. En relación a lo primero, lo cual tiene que ver con los fines y objetivos, está la doctrina del “Destino Manifiesto”, que se basa en la creencia de que Estados Unidos de América era una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico, de allí la forma de Estado federal y la expansión territorial. Y en segundo lugar, en relación a los medios para alcanzar esos fines, están las ideas de Alexander Hamilton sobre la industrialización en su famoso Informe sobre manufacturas de 1790.

[8] Más allá de las continuidades y rupturas, la sociedad latinoamericana se conforma bajo el ámbito socio-político y espiritual de la modalidad colonial de la monarquía absoluta (CARRERA DAMAS, Germán. Ibídem. Pp. 122-123)

[9] STANLEY, J. / STEIN, Barbara. La herencia colonial de América Latina. Madrid. Siglo XXI Editores. 1993. Pp- 7-29

[10] DEL VALLE, José Cecilio. Ob. Cit. Pp. 58v

[11] Ídem. 

[12]  LYNCH, John. Ob Cit. Pp. 329

[13]  LYNCH, John. Ibídem. Pp. 331

[14]  Ídem.