Un acuerdo de normalización entre Marruecos e Israel

Un acuerdo de normalización entre Marruecos e Israel
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Director del Área Política de Fundación Libertad y Desarrollo. Licenciado en Ciencia Política, catedrático y analista político en el programa Sin Filtro de Guatevisión.
15 Dic 2020

El paradigma histórico del conflicto árabe-israelí cambia poco a poco. Entre 1948 y 2020, sólo Egipto y Jordania establecieron relaciones diplomáticas con Israel. Pero en este 2020, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Sudán se han sumado al proceso de normalización árabe-israelí. Recientemente, el último episodio ha sido el establecimiento de las relaciones entre Marruecos e Israel.

Marruecos, la monarquía más añeja de la región MENA, es un país que se caracteriza por su modernidad. De la primavera árabe, fue el país que mejor salió parado en términos de gobernabilidad, gracias a las concesiones realizadas por la misma monarquía en materia constitucional y parlamentaria. Esas concesiones impidieron que facciones fundamentalistas pro-iraníes o pro-Hermanos musulmanes ganasen terreno en la arena política marroquí.

También es el país árabe en donde mejor conviven grupos sociales de diversa denominación religiosa. Desde el 2004, Marruecos reformó sus políticas religiosas y educativas para limitar la expansión del fundamentalismo y la radicalización islámica. Para muestra, a finales de marzo 2019, el Papa Francisco visitó al país norafricano precisamente para promover el diálogo interreligioso entre musulmanes y católicos y para la búsqueda de soluciones conjuntas a problemas globales como la discriminación religiosa, el extremismo y el terrorismo.

La relación entre Marruecos e Israel también es profunda. El país árabe del norte de África es uno de los centros donde prospera la herencia judío-marroquí. Asimismo, ambos países comparten una relación comercial de más de $30 millones de dólares.

Sin embargo, resulta importante entender el acuerdo a la luz de la geopolítica regional. El apoyo de la administración Trump ha sido clave para incentivar a los países árabes a restituir la relación con el tradicional aliado de Washington en Oriente Medio. La fórmula para promover la normalización de relaciones es la nueva política transaccional norteamericana en la región: “a cambio de las relaciones con Israel, los países árabes obtendrían algo de Estados Unidos.”

Por su parte, Estados Unidos manifestará su reconocimiento del Sáhara Occidental como territorio formal del Reino de Marruecos, lo cual constituye un paso más para buscar la paz y estabilidad en la zona. Este reconocimiento importante, por ser EEUU quien es en el escenario mundial, permitirá, sin duda, avanzar en los esfuerzos que despliega Marruecos en coordinación con las Naciones Unidas para superar el problema del Sahara marroquí y garantizar una solución realista a este conflicto.