
Se debe sentar un precedente
El sindicato de maestros (STEG) liderado por Joviel Acevedo, llevan más de un mes de huelga y miles de niños están siendo afectados.
La gran mayoría de maestros decidieron cumplir su deber y siguen dando clases. Es una minoría la que decidió apoyar ciegamente las exigencias mezquinas del líder sindical.
La Procuraduría General de la Nación (PGN) ha presentado diez amparos para levantar el plantón que tienen frente al Palacio Nacional y que se retomen las clases de forma inmediata.
Más de la mitad de esos amparos se han resuelto de forma favorable a la niñez y han ordenado que se retomen las clases.
Sin embargo, este pequeño grupo de maestros cree estar por encima de la ley y se niegan a regresar a clases. La impunidad que les otorgaron los cuatro gobiernos anteriores les hace sentir intocables.
El gobierno actual ya les descontó una parte de su salario a los maestros que no están trabajando y ya inició procesos sancionatorios más severos. Sería de esperar que estas acciones se lleven hasta las últimas consecuencias, incluso con la destitución, si es que se niegan a obedecer los amparos otorgados.
Este es un momento crucial para la educación del país. Por años, el sistema educativo ha estado tomado por el STEG, haciendo mucho daño a nuestra niñez. La ministra debe terminar con décadas de prebendas otorgadas a ese nefasto sindicato.
La buena noticia es que Joviel Acevedo ya no tiene el mismo poder de movilización de hace años. Su falta de legitimidad es evidente, no solo ante la población, sino también ante el gremio magisterial.
Algunos llaman a que se retomen las negociaciones entre el Gobierno y el STEG, lo cual no tiene sentido, dado que ya se les otorgó un incremento salarial a los maestros. Solo hay una salida: las clases deben reanudarse.
*Columna publicada originalmente el 26 de junio en Nuestro Diario