Blog

Educación financiera y las visa cuotas
36
Directora de Comunicación y Prensa de la Fundación Libertad y Desarrollo. Comunicadora Social graduada de la Universidad Rafael Landívar. 
05 Apr 2016

El uso de una tarjeta de crédito no es sinónimo de deudas impagables y de acoso permanente por parte de sus emisores, pero la cultura financiera del país necesita una propuesta educativa para que justos no paguen por pecadores.

El 31 de marzo la Corte de Constitucionalidad (CC) suspendió provisionalmente la Ley de Tarjetas de Crédito por demostrarse la inconstitucionalidad que contenía, según varias impugnaciones presentadas por entidades financieras y bancarias (principalmente a arts. 4, 11, 12, 41 –Decreto 7-2015). Esto supondría una regresión inmediata en cuanto a los servicios prestados a los usuarios, pero ya hace una semana que no han anunciado ningún cambio.

La ley desde sus inicios resultó controversial por artículos que afectaban directamente dinámicas bancarias como la tasa de intereses, el acceso a este tipo de crédito para los usuarios e incluso la emisión de reglamentos por parte de la Superintendencia de Bancos (SIB). Incluso varios bancos del sistema enviaron comunicados a sus tarjehabientas explicando que el servicio sufriría alteraciones “mínimas” como cobros de membresía, seguros que en algunos casos traspasaban los Q150 mensuales y cambios en la fecha de corte y pago para demostrar su inconformidad con la ley. Por supuesto, esto no puso contento a los usuarios que utilizaban responsablemente su tarjeta de crédito y la popular ola de #CortaTuTarjeta se extendió en las redes sociales.

Sin embargo el problema de raíz que existe con el servicio de tarjetas de créditos, no es en realidad una ley, sino la falta de educación financiera con la que cuenta el guatemalteco promedio y la oportunidad que encontraron en esto los bancos del sistema. La misma ley en el artículo 38 explica que los emisores de tarjetas deberán implementar anualmente programas de educación financiera. Pero en cuanto a temas financieros ¿quién tiene la responsabilidad de formar a los usuarios? La SIB en el año 2012 presentó una iniciativa al Ministerio de Educación para incluir en el pensum de estudios algún tipo de formación sobre presupuestos y manejos de créditos, pero esta propuesta se ha visto truncada por dinámicas internas en el ministerio.

El uso de una tarjeta de crédito no es sinónimo de deudas impagables y de acoso permanente por parte de sus emisores. El buen uso de éstas incluso impacta de forma positiva en la vida de muchas familias guatemaltecas que acceden con esto a bienes y servicios; esto crea un record crediticio positivo, que luego puede ser utilizando para aplicar a créditos más grandes y de largo plazo. El problema entonces que hay con las tarjetas, es que algunos de sus usuarios no las manejan de forma adecuada, acumulando intereses y cayendo en deudas impagables.

Mecanismos de formación financiera son importantes en sociedades como la nuestra, pues creer que los padres de familia deberán instruir a sus hijos en temas de este tipo, es perpetuar un círculo vicioso de analfabetismo financiero. La SIB incluso tiene información al respecto colgada en su sitio, que imparte en algunos talleres(1), pero que no se propaga a nivel nacional por falta de recursos y de alianzas. Es algo grave creer que esto solamente tiene relación con profesionales especializados como contadores o economistas, cuando el uso del recurso alcanza la cifra de casi dos millones de plásticos en circulación(2). La Asociación Bancaria de Guatemala (ABG) confirmó que el consumo por medio de tarjetas de crédito estaba creciendo a un ritmo del 8% anual, lo cual desde marzo bajó un 15%, haciendo que justos pagaran por pecadores.

El Ministerio de Educación, en conjunto con la SIB, debería implementar algún tipo de programa, al menos en áreas urbanas para mejorar la cultura financiera y mejorar las dinámicas comerciales del país, pero hasta no tener recursos esta meta sigue en papel. Una revisión eficaz por parte de la CC a la ley contribuiría a mejorar la cultura financiera del país, pero hasta entonces las visacuotas siguen lejanas en el horizonte y la pregunta de si ¿es la obligación del emisor formar a los guatemaltecos en el manejo de las tarjetas de crédito? queda todavía sin respuesta.

1. http://www.sib.gob.gt/web/sib/educacion-financiera/Tarjeta-de-Credito

2. http://www.estrategiaynegocios.net/lasclavesdeldia/898224-330/emisores-d...

Debilidades de nuestras democracias
32
Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

01 Mar 2016

Sus partidos políticos son cascarones electoreros y sus instituciones no funcionan. En muchas, la corrupción tomó el control y hace que las cosas “anden”, pero solo para unos pocos.

Desde la independencia, en los países de América Latina hemos vivido momentos de democracia, dictaduras, falsas democracias y esfuerzos importantes por avanzar en el proceso de desarrollo político y económico. Hemos tenido estadistas, hombres de Estado con visión, capacidad y honradez, que han alcanzado metas respetables en muchos países, y hemos visto una colección de forajidos y sátrapas que han dañado y retrocedido naciones, a veces, hasta la época de las cavernas, como vemos hoy a Venezuela, cayendo en extremos impensables. Y aunque en este caso será temporal, pues ese modelo es insostenible, el pueblo venezolano lo está pasando muy mal. Y el silencio y la hipocresía de la mayor parte de la comunidad internacional, además de vergonzoso, no ayuda.

Si vemos la historia de nuestro continente en el marco de los últimos cinco siglos, los avances y el desarrollo han sido extraordinarios. En especial, en las últimas cinco décadas tuvimos gran crecimiento económico, un aumento considerable en las clases medias y reducción de la pobreza. Un problema son los ciclos y las dinámicas en las que a veces caemos los pueblos, y el otro, es que los seres humanos vemos la vida y el mundo en función de nuestro tiempo útil de vida, y esto nos da un marco reducido y temporal. Insuficiente, la mayoría de veces, para alcanzar las expectativas que tenemos.

Argentina es un referente notable. Uno de los tres países más ricos del continente, con muy malas costumbres democráticas. Los 12 años de los Kirchner fueron un desastre, y veremos ahora si el presidente Macri, quien tiene las ideas, los valores y el compromiso, logra rescatar la cordura y la coherencia para devolver a Argentina al pedestal que merece. Las naciones de las que somos parte, en mayor o menor medida, están formadas por una pequeña capa de la sociedad que es rica y próspera, y en la mayoría de casos indiferente a los procesos políticos. Y por eso, sin darse cuenta, vive en peligro constante de incluso perder lo que ha logrado, aunque sea a base de trabajo y honradez. Y esto, sin profundizar en el daño que hace a las naciones esa nueva clase de ricos que han hecho y siguen haciendo fortunas a base de corrupción, negocios con el Estado y narcotráfico.

“Desarrollar naciones y consolidar democracias toma una generación de ciudadanos comprometidos. ”

Estas dinámicas han contaminado la política a niveles que han provocado la captura del Estado y la inoperancia política. Esto se refleja en la debilidad institucional de estas democracias que, aunque tengan elecciones libres, sus partidos políticos son cascarones electoreros y sus instituciones no funcionan. Es la corrupción la que toma control y hace que las cosas “anden” pero solo para unos, destruyendo, en forma lenta pero segura, los fundamentos y los valores que hacen posible una democracia, una república.

La inacción y la falta de voluntad para resolver los problemas crean las condiciones para que estos se agraven. Esta es una forma común de “solventar” problemas en muchos países. Las amenazas de retrocesos, populismos y graves caídas siguen presentes en unos países más que en otros; y estas amenazas crecen cuando se toma conciencia de que varios de nuestros países ocupan los primeros lugares del mundo en pobreza, violencia, corrupción e impunidad y los últimos en estado de derecho, crecimiento económico y solidez democrática. En este grupo están los tres países del norte de Centroamérica y Haití.

América Latina tiene un futuro prometedor, pero no vendrá solo y sin sacrificios, valores e ideas claras. La clave es que identifiquemos las malas costumbres que hemos adquirido y hagamos el esfuerzo necesario por devolver brillo y eficacia a nuestras instituciones, convencer a la juventud y a las élites de que deben participar en política, para rescatarla.

¿Está en peligro el Estado laico guatemalteco?
35
Luis Miguel es Director del Área Social de Fundación Libertad y Desarrollo, catedrático universitario y tiene una maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
29 Mar 2016

El reto que tenemos como país es construir un Estado que permita la convivencia pacífica y libre de todas las personas que habitan su territorio sin importar su adscripción religiosa (o la falta de).

En 2014 Pew Research publicó el estudio “Religión en América Latina” en el que revelaba que en el país el 91% de las personas decían ser católicos o evangélicos. Por otro lado Latinobarómetro publicó el estudio “Las religiones en tiempos del Papa Francisco” en donde concluían que en Guatemala el 87% de las personas decían ser católicos o evangélicos.

Ante esta realidad, el reto que tenemos como país es construir un Estado que permita la convivencia pacífica y libre de todas las personas que habitan su territorio sin importar su adscripción religiosa (o la falta de).

¿Pueden construirse instituciones de un Estado laico en una sociedad con fuertes valores religiosos?

La respuesta a esta interrogante es sí. Sin embargo al observar algunas críticas hechas a determinados funcionarios públicos pareciera que existe una confusión entre el concepto de Estado “no confesional” y Estado laicista.

Por un lado, el Estado “no confesional” o laico considera que la religión es una dimensión esencial en la vida de las personas pero la aparta de ser el motor de la vida en sociedad. Un verdadero Estado laico distingue entre la neutralidad de las políticas públicas y el derecho inherente que todos los ciudadanos tienen de vivir de acuerdo a sus creencias.

Por el contrario, un Estado laicista es aquel que según el investigador de la UNAM Jorge Adame, es en realidad un Estado despótico que pretender imponer al pueblo una visión agnóstica o a-religiosa de la vida y del mundo.

Y es que Estado laico sin libertad religiosa es una contradicción. La libertad religiosa es un derecho humano lo cual, según Fernando Savater, tiene mucho sentido pues la base de la tolerancia democrática fue religiosa antes que política.

Cuando un país ha logrado separar a sus instituciones públicas de la religión, podemos afirmar con tranquilidad que un Estado con instituciones seculares puede tener gobernantes y gobernados que sean creyentes y lo expresen públicamente.

El único requisito verdaderamente indispensable es que todos entiendan que para que pueda existir un Estado democrático en el que se respeten y acepten todas las formas de pensar es necesaria la libertad religiosa, es decir ninguna práctica religiosa puede ser impuesta o prohibida.

¿Es una afrenta contra el Estado laico que el Presidente salga un sábado a orar al Parque Central? El Presidente como cualquier otro ciudadano tiene derecho a practicar su religión o creencia, tanto en público como en privado como lo establece la Constitución.


Fuente: www.guatevision.com

¿Es una afrenta contra el Estado laico que ciertos diputados decreten la lectura obligatoria de la Biblia? La educación pública está abierta para todos y debe respetar los valores de una sociedad democrática. Ésta debiera limitarse a impartir conocimiento científico y formación en valores (no religiosos) socialmente aceptados.

Tanto las personas que critican al Presidente de la República por orar en público o asistir a un acto religioso como las que proponen leyes que pretende obligar al estudio de la Biblia en las escuelas caen en distintos tipos de fanatismo. Parafraseando nuevamente a Savater, para el fanático, la fe (o la falta de) no es un derecho sino un deber que quiere imponer en los demás y esto es contrario a los valores de un Estado democrático y laico.

Respetar la libertad religiosa de todos los ciudadanos es el primer peldaño en la construcción de un Estado verdaderamente democrático y laico. No se puede pretender imponer en los ciudadanos o en los funcionarios públicos una visión agnóstica del mundo sino más bien exigir que las políticas públicas que de ellos emanen sean democráticas e incluyentes y que la religión no sea utilizada como instrumento durante las campaña política.

2016 ofrece ser un año especial
32
Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

15 Mar 2016

Más allá de los problemas globales, si en nuestra región, queremos darle al 2016 sabor a progreso y victoria, América Latina tendrá que redoblar esfuerzos para consolidar sus democracias y promover que sus ciudadanos se empoderen para defender con más orgullo, fuerza y determinación sus libertades civiles y su derecho al progreso y el bienestar.

Hay 4 países de América Latina que terminaron el 2015 con circunstancias extraordinarias y tienen todos los ingredientes para tener un 2016 lleno de sobresaltos, desafíos y oportunidades. En el resto de la región se mantienen ciertas tendencias y escenarios en la política y la economía que prolongan el status quo.

Estados Unidos entra de lleno al año electoral, y dadas las características de algunos de sus candidatos y la situación del mundo, sin duda alguna, será un año para recordar.


“Guatemala terminó el 2015 con “la mitad” del gobierno en la cárcel, con un despertar ciudadano que entusiasma y con un nuevo gobierno que subió el estándar en la forma de gestionar la cosa pública.”

Guatemala podría estar en el inicio de una nueva era si se mantiene el apoyo de Naciones Unidas con la Comisión contra la Impunidad en Guatemala, CICIG; si la Fiscal General sigue “a la carga” contra corruptos y bandidos, que son muchos; si los ciudadanos mantienen la vigilancia, la presión y la presencia en las calles cuando sea necesario; y, si, en especial, los guatemaltecos logran hacer realidad las reformas que su país necesita. Si los guatemaltecos son capaces de estas hazañas, podríamos ver en este importante país centroamericano la revolución política que quisiéramos para toda América Latina.

Venezuela fue la sorpresa de diciembre. La oposición a la dictadura chavista y probablemente más de tres millones de sus seguidores se cansaron de la mentira y la locura del “chavismo”, y decidieron votar masivamente contra el gobierno, dando mayoría opositora al Congreso para cambiar el modelo autoritario que tiene secuestrada la democracia venezolana.

Es evidente que la dictadura no esperaba semejante derrota, y el tirano y sus secuaces ya están manipulando, retorciendo y estirando la pita hasta que la romperán. La era del “chavismo” está en la etapa final pero habrá que ver el costo que tendrá terminar con esa pesadilla.

Brasil, el gigante del sur, hizo evidente la debilidad de su modelo político, la ausencia de Estado de Derecho y el daño que hacen la corrupción y el populismo. Si pasan el 2016 sin que pase nada, Brasil estaría entrando a un período de profundo deterioro político y económico. Brasil necesita rescatar su sistema político, vitalizar su sistema de justicia y arrancar la gran maquinaria económica que tiene, para ser, como le corresponde, una potencia económica mundial. Y para esto, hará falta gente “importante” en la cárcel, la participación de sus mejores técnicos y estadistas, y mucha participación ciudadana.

Argentina terminó bien el 2015. Haber liquidado la desquiciada y decadente presidencia de la dama es una buena noticia para el mundo. El presidente Macri tiene una oportunidad histórica pues los desvíos de los Kirchner casi destruyen Argentina; hoy, necesitada de reformas de fondo y liderazgo.

Estados Unidos, en año electoral, dará mucho de que hablar; en especial, porque el mundo pasa por un momento delicado. La economía no levanta. La amenaza terrorista aumenta. Hay tensiones entre países que deben ser aliados para enfrentar los arrebatos de Rusia, los excesos de China y los locuras de Corea del Norte. Pero en especial, el mundo civilizado debe unir esfuerzos para enfrentar al “estado islámico” y a otros grupos terroristas o incluso “países” de Medio Oriente, que buscan la destrucción de occidente.

Más allá de los problemas globales, si en nuestra región, queremos darle al 2016 sabor a progreso y victoria, América Latina tendrá que redoblar esfuerzos para consolidar sus democracias y promover que sus ciudadanos se empoderen para defender con más orgullo, fuerza y determinación sus libertades civiles y su derecho al progreso y el bienestar. Sus élites deberán despertar y dar valor agregado a sus economías, combatir la pobreza, formar bloques económicos más grandes y asumir los liderazgos que hace tiempo, América Latina, espera de ellas.

La Magistrada anota un gol y Jimmy Morales abandona la portería
29
Elisa es Directora de Comunicación  en Fundación Libertad y Desarrollo, graduada de la Universidad de Navarra con una Maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
11 Nov 2015

#BlogsFLyD

Todos estamos conscientes que el Presupuesto Nacional está completamente desfinanciado. Bueno, todos menos la Magistrada Porras, a quien le importó muy poco el llamado a la austeridad del presidente Maldonado y lo que sufren nuestros hermanos guatemaltecos debido a las carencias en el sistema de salud pública. Porras decidió, en medio de la crisis que atravesamos, autorizar a todo el personal un bono de productividad denominado “bono revolucionario”, con lo cual erogó más de Q3.2 millones.

Además, este “gol” de la magistrada, sucede en un contexto en el que nuestro estimado presidente electo, decide tirar la toalla con el presupuesto y la Comisión de Finanzas. “El gobierno electo de Jimmy Morales se retira del análisis del presupuesto 2016“, declara su comunicado en el que confirman que los asesores designados por Morales no continuarán más en las discusiones del presupuesto con los diputados. ¡Qué servicio el que recibimos los guatemaltecos a cambio de nuestro dinero! ¿No es cierto?

Me parece que uno de mis súper héroes, Iván Velásquez, subestimó el nivel de traición que sentimos los guatemaltecos en cuanto a lo que se ha hecho con nuestro dinero, al sugerir un impuesto temporal. Y con muestras como la de Porras, no puede esperar que estemos emocionados de desembolsar un poco más y desearle buena suerte a nuestra inversión. No es que no confiemos en el MP, pero gente como la señora magistrada sigue siendo parte del sistema de justicia. Cabe entonces preguntarse, ¿qué vino primero, el huevo o la gallina?

Soy una fiel creyente en que un sistema de justicia que funciona, en el que quien la hace la paga, es la base para cualquier sociedad que anhela desarrollarse. No estoy en el más mínimo desacuerdo en que sea esa la priorización del gasto. Sin embargo, quienes en estos días estaban llamados a hacer efectiva esa priorización, han decidido que ahora los desprestigiados diputados del PP y Líder, quienes conforman la Comisión de Finanzas son de fiar, y les ha valido tres roscas y dos narices si actúan conforme a lo que desea el pueblo de Guatemala o no.

La discusión que se plantea no es discusión. El MP tiene una cobertura de apenas 33% en todo el país, y según el informe de ICEFI ocupamos el sexto lugar a nivel mundial en la tasa de homicidios, alcanzando hasta un 95% de impunidad en los crímenes. Asimismo, Guatemala destina tan solo 1.5 por ciento del PIB en las principales instancias de justicia. Al conocer estos datos, ¿estará alguien en desacuerdo con que existen graves deficiencias que necesitan ser solventadas con urgencia? No lo creo.

La clave es el orden en que se pretenden abordar los temas. Cuánto quisiera que la discusión se tratara PRIMERO sobre la priorización del gasto en el Presupuesto Nacional, y que quien liderara esa conversación fuera nada más y nada menos que el equipo de nuestro presidente electo asesorado –por qué no- por la CICIG e ICEFI quienes pueden aportar con datos y hechos como lo hicieron en su presentación el día de ayer.

Necesitamos explorar las alternativas viables para fortalecer nuestro sistema de justicia, aunque no nos gusten, a pesar de la inacción del presidente electo y las tranzas de las mafias internas. No podemos darnos el lujo que este esfuerzo de todo 2015 se debilite en las manos del miedo a revolver un poco las aguas.

Lo que sigue
34
Karen es Directora Ejecutiva de Fundación Libertad y Desarrollo. Productora de televisión por más de 15 años. Ha realizado estudios en Historia y fue beneficiaria de una beca Fulbright.
04 Nov 2015

Por demás está decir que el 25 de octubre marca para nuestro país una fecha memorable, para bien o para mal.

¿Memorable? Sí, no tengo la menor duda. Fue la culminación de un proceso electoral marcado por importantes eventos que no son poca cosa (Presidente y Vicepresidente ligados a procesos y en prisión por corrupción, varios diputados con procesos de antejuicios, candidaturas inhabilitadas por el TSE, y por supuesto un vigoroso movimiento ciudadano que salió a las calles a exigir justicia y transparencia). También marca el inicio de otro proceso para el país, todavía más complejo y trascendental, que puede definir el futuro.

Tan sólo hace unos meses, a inicio de año por señalar un punto de partida, pocos dudábamos que el próximo Presidente del país sería el candidato que encarnaba todos los males con los que tristemente ya nos hemos acostumbrado a convivir en la cultura política guatemalteca. Manuel Baldizón representaba la trampa y la transa, el irrespeto a la ley, las prácticas clientelares, el abuso, la compra de voluntades y la ofensa a la inteligencia ciudadana. Pero la ciudadanía le dijo NO.

Por el sufragio la ciudadanía también le dijo NO a quien representaba también los abusos en el ejercicio del poder, la falta de transparencia y la ausencia de escrúpulos en el intento por llegar a la primera magistratura. La ciudadanía le dijo NO a Sandra Torres.

Contra todo pronóstico, la asistencia a las urnas fue una de las más altas de la historia y contra todo pronóstico el voto nulo y en blanco se mantuvo dentro de los parámetros de elecciones pasadas y hoy tenemos un presidente electo legítimo.

Pero una vez finalizado el proceso electoral, hay otro proceso que debe seguir su curso y que para mí, tiene que ver con la lucha contra la corrupción, la depuración del sistema político y una nueva cultura en el quehacer del ejercicio público.

Aunque el TSE, el MP de la mano de la CICIG y la ciudadanía a través de las manifestaciones en la plaza y a través del voto han aportado para depurar el sistema político, es importante que ese proceso de limpieza continúe. Falta ver en qué terminan los procesos que se están llevando a cabo en contra de algunos diputados. Y es necesario además, que se profundice en toda la administración pública y en todo el país, empezando desde el poder local -donde los presupuestos municipales son derrochados en cualquier ocurrencia que nada tiene que ver con las necesidades de la población- pasando por el Congreso y el Ejecutivo e instituciones autónomas y semiautónomas.

El Presidente electo sabe que la lucha contra la corrupción DEBE ser su cruzada y que no le quede duda que la ciudadanía le apoyará en ello; como tampoco le debe quedar duda que esa misma ciudadanía está dispuesta a ser implacable en vigilarle a él y a su gobierno. De hecho, ya empezó. El Presidente electo no puede mandar mensajes equivocados de su compromiso con la transparencia y con una nueva forma de hacer gobierno.

¿Qué sigue?

Es importante que luego de las elecciones, las expectativas se ordenen. Los retos del país son de tal magnitud que sería ingenuo creer que un nuevo gobierno será capaz de revertir por completo la situación actual del país. Pero lo que sí es posible para el nuevo gobierno con Jimmy Morales a la cabeza es “inaugurar” una nueva forma de conducir la administración pública

“Los guatemaltecos necesitamos y añoramos que la decencia sea la marca del nuevo gobierno.”

Los guatemaltecos necesitamos y añoramos que la decencia sea la marca del nuevo gobierno. Que los funcionarios incorruptibles ya no sean una especie de criaturas extrañas incrustadas en las instituciones.

Necesitamos que el nuevo gobierno lidere la depuración de las instituciones estatales, respaldados por una ciudadanía que en los últimos meses demostró que ya no está dispuesta a tolerar más abusos y sinvergüenzadas por parte de los políticos y los funcionarios públicos.

Lo que sigue es que la euforia por el triunfo electoral de paso a la sensatez en la integración del mejor equipo de gobierno posible.

Lo que sigue es que el nuevo gobierno con total claridad nos informe en enero el estado en que recibe el gobierno en las diferentes áreas y que no demore en empujar con decisión las tres o cuatro reformas que en estos cuatro años podrán marcar una diferencia para la posteridad: las reformas a la Ley de Servicio Civil, a la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, la Ley Electoral y de Partidos Políticos y las reformas al sector justicia.

Lo que sigue es que a partir del 14 de enero el Presidente Jimmy Morales no deje lugar a dudas que su lema de campaña “ni corrupto, ni ladrón” será el sello de su administración. Y nosotros los ciudadanos debemos encargarnos de recordárselo todos los días.

Quiero pensar que el 25 de octubre será memorable, para bien, porque marcará para la historia el inicio de una nueva forma de hacer las cosas en el país.

Será para mal si Jimmy Morales pasa a la historia como un Presidente más, a los que les faltó voluntad política para empujar e iniciar los cambios que este sufrido país demanda. Será para mal, si aquí pasó de todo, para que finalmente no pase nada.

Centroamérica, punto de inflexión
32
Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

21 Oct 2015

El escaso crecimiento, la falta de solución a los problemas más sentidos de la población, la fragilidad democrática, mantienen una “espada de Damocles” sobre la región.

A las elites centroamericanas les cuesta reconocer que en sus países hay problemas estructurales serios y porcentajes muy altos de población en condiciones de pobreza. Mientras esto no cambie, son millones de seres humanos los que se mantendrán así porque la región tiene un problema crónico de crecimiento económico insuficiente y sistemas políticos corruptos y disfuncionales. Las clases altas de la región dan la impresión a la sociedad civil de centro y centro izquierda y a la comunidad internacional, de que por ellos estar bien, no ven la realidad social de sus países. La extrema izquierda usa ese argumento con fines muy distintos a construir sociedades democráticas.

“Las clases altas de la región dan la impresión a la sociedad civil de centro y centro izquierda y a la comunidad internacional, de que por ellos estar bien, no ven la realidad social de sus países.”

El problema de fondo es que las elites, sobre todo la económica, hacen poco para cambiar esa percepción, y los proyectos e iniciativas que apoyan y promueven, aunque algunos sean valiosos, son a todas luces insuficientes, y por eso, su imagen es de superficialidad y poco compromiso. Si la situación no cambia en la región y si no se empieza a gobernar de manera distinta a la forma improvisada y deshonesta como hoy se hace, estos millones de pobres centroamericanos tienen probabilidades muy bajas de dejar de serlo en los próximos 25 años.

El escaso crecimiento, la falta de solución a los problemas más sentidos de la población, la debilidad institucional y por lo tanto la fragilidad democrática, mantienen una “espada de Damocles” sobre las libertades civiles y la estabilidad política de la región.

El Salvador parece un país en guerra. Su gobierno no encuentra el camino para dar rumbo, sentido y confianza a su gestión. La economía está paralizada y no se ven esfuerzos serios por rescatar el sistema, el proceso democrático y el futuro del país.

Honduras presenta problemas similares a los de Guatemala. La corrupción desbordada, la violencia, la debilidad institucional y la desconfianza han llevado a sectores de la sociedad hondureña a pedir una comisión internacional auspiciada por la ONU, como la que opera en Guatemala, y hoy, con resultados extraordinarios.

Nicaragua, sin democracia no tiene futuro y contamina con el virus autoritario a otros políticos de la región que creen que al llegar al poder les corresponde quedarse con él.

“Es cierto que su proyecto es uno improvisado, sin plan de gobierno y sin equipo. No muy distinto a los demás.”

Guatemala, desde abril, está en un despertar cívico. Los ciudadanos luchan por liberar el Estado de la compleja organización criminal que le tiene secuestrado. El 25 de octubre se disputarán el poder en segunda vuelta electoral, un partido que ya hizo gobierno y fue un desastre, y Jimmy Morales, un desconocido en la política que atrae el voto de protesta y rechazo a la clase política dominante. Según las encuestas es muy probable que el próximo presidente de Guatemala sea Jimmy Morales. Es cierto que su proyecto es uno improvisado, sin plan de gobierno y sin equipo. No muy distinto a los demás. Pero así como esto es un problema y una amenaza, también es una oportunidad. Si Morales incluye en su proyecto a técnicos capaces y honestos, si se une al clamor nacional y promueve y apoya las reformas que el país necesita, y si hace un gobierno basado en la honradez, la transparencia y el trabajo responsable por sacar adelante al país, podría pasar a la historia como un gran Presidente y el que permitió la transición a una nueva era para Guatemala.

Centroamérica está en un punto de inflexión. Guatemala tiene una oportunidad histórica a la que deben sumarse los países de la región para articular propuestas, lograr consensos mínimos y ejecutar acciones que liberen, ordenen y den rumbo a la Centroamérica próspera, libre y democrática que todos queremos vivir.

La palabra CRISIS
33
Jesús María es el Director del Área Institucional en Fundación Libertad y Desarrollo. Es catedrático universitario y Doctorando en Derecho por la Universidad Austral.
01 Oct 2015

Y los retos políticos de Guatemala en el siglo XXI.

#BlogsFLyD

La sociedad civil guatemalteca ha venido enfrentando una severa crisis, cuyas causas han venido siendo analizadas, ignoradas y banalizadas a lo largo de varias décadas[1] , sin que se intente seriamente desde el poder político subsanarlas.

La crisis se manifiesta en varias dimensiones (social, económico, político y jurídico etc.), las cuales se traducen en la ausencia de Estado de Derecho, la inexistencia de democracia formal, el agravamiento de la corrupción administrativa, el precario crecimiento económico, la desafección política, así como la elevada violencia criminal.

Con la palabra crisis se pretende designar una situación compleja, centrada por ahora, en el ámbito político-constitucional por ser el elemento más visible, aun cuando ello esconda una crisis mucho más profunda que es menester también tomar en cuenta.

La crisis a treinta años de vigencia de la Constitución adquiere significación, ya que con ella se pretende aludir al momento y a los retos que encara la sociedad civil guatemalteca, la cual ha venido enfrentándose enérgicamente a una clase política bastante indiferente para con los requerimientos de la sociedad civil.

Esta indiferencia, ha sido en parte el resultado de un sistema electoral y de partidos políticos, que si bien tenía su razón de ser en 1985 en la fase de apertura democrática, no lo tiene en pleno siglo XXI. La razón estriba, en que las demandas por una auténtica democracia sujeta al ideal político del Estado de Derecho, son las que permitirán superar la fase de “apertura”, para llegar a estadios de “desarrollo” y “consolidación”, lo cual pasa irremediablemente por abrir espacios de participación ciudadana y de ejercicio de la libertad política.

La existencia de una clase política en desmedro de la sociedad civil, ha sido el resultado de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, cuyos privilegios a los partidos políticos[1] son manifiestos, al concebir a estas organizaciones como únicas y exclusivas en el ámbito político y electoral. Tales privilegios legales, han creado una auténtica casta que impide la modernización de la vida social, económica, política y jurídica del país.

Ahora bien, pese a la indiferencia por parte de la clase política, existen muestras de una sociedad civil guatemalteca comprometida. De hecho, en medio de graves problemas ha expresado su malestar en una de las áreas del mundo más violentas, y en medio de un terreno pantanoso y minado de problemas acumulados por décadas.

A tal efecto, la Guatemala del siglo XXI, bastante profesionalizada en sus clases medias, ha desmitificado el lugar común, de la supuesta apática e indiferencia ciudadana, al punto de arrebatar simbólicamente a los partidos políticos la dirección exclusiva de los acontecimientos políticos futuros.

Es cierto, que de la crisis actual no se puede vaticinar ni esperar muchas cosas por azar, debido a que no se puede saber con precisión si se mejorará o empeorará la situación. Pero también es cierto, que las acciones colectivas e individuales serán decisivas en el recambio político que requiere el país, por lo que el empleo de la palabra crisis resulta exacta en tanto apropiación del léxico médico al léxico de la política.

“La crisis no puede conllevar a pesimismos extremos, aunque tampoco a ilusiones o fantasías.”

La crisis no puede conllevar a pesimismos extremos, aunque tampoco a ilusiones o fantasías. Ya FREUD, sostenía que los hombres tendemos a engañarnos con ilusiones y fantasías, sustituyendo los deseos por los hechos, llegando con frecuencia al extremo de dar por completo la espalda a una realidad que nos perturba, entregándonos sin crítica al espejismo que nos reconforta.

Sin embargo, una actitud y una acción realista no impide la lucha por el ideal político del Estado de Derecho y la democracia formal y política representativa como indica la Constitución. Al contrario. Será ésta una vía que permitirá superar la visión de la ley constitucional de 1985 (art. 18)[3], centrada en la estatalización del sistema de partidos, caracterizado por su divorcio con respecto a la sociedad civil y por la corrupción gracias a indebidos privilegios legales.

El reto de la Guatemala del siglo XXI es colosal. Por ello, las batallas en el ámbito político-electoral serán decisivas, en tanto la sociedad civil se enfrentará a una casta política auspiciada con privilegios legales, centrada en los intereses que el espíritu de cuerpo le dicte en detrimento de la sociedad, mientras que la casta tratará de minimizar esos cambios, como lo ha hecho por años, conculcando el paso de una apertura democrática a una democracia consolidada.

Este modelo, fruto de una lamentable actitud de determinados actores políticos, se ha traducido en una incomprensión de los actores políticos de la propia obra realizada en 1985, gracias a que han interpretado conveniente para ellos, la primera fase del proceso de democratización como eterna. Por ello, es que aún pervive ese secuestro de la política por parte de los partidos políticos, los cuales eran actores importantes que podían democratizar al país, por lo cual se requiere una reforma si se quiere lograr una ejemplar democracia centrada en el ejercicio de la libertad política.

La necesidad de partidos políticos renovados, con sólidos principios y estructuras flexibles, altamente descentralizados que le permitan llegar a las necesidades de la ciudadanía, pasa por superar el esquema de Estado de Partidos, introduciendo reformas necesarias que permitan superar la eufemística fase de apertura democrática, evitando con ello una crisis terminal del sistema político-constitucional.

Lo anterior no es exageración, máxime si se tiene presente el descontento y presión social de la sociedad civil para con el sistema político-constitucional en su integridad, gracias a los anticuerpos sociales que ha desarrollado la sociedad civil en relación a las malas prácticas que imperan en la partitocracia inaugurada en 1985.

En efecto, el reto para superar la crisis es colosal. La necesidad de democratizar el sistema pasa irremediablemente por deponer a la clase dirigente, y evitar la instauración de otras castas, ya que el problema no es solo de hombres, sino también de instituciones, ya que es iluso pensar que el gobierno puede ser ejercido por ángeles como bien ironizaban los creadores de la gran primera República moderna al norte del gran continente americano.


1. Véase los estudios del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) y del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) entre otros. Además de los estudios que emanan de las Universidades más importantes del país.

2. ALVARADO ANDRADE, Jesús María & FERNÁNDEZ LUIÑA, Eduardo, Diagnóstico de la Ley Electoral y de Partidos Políticos de Guatemala: situación y alternativas para su reforma en Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), Guatemala, 2015; y del mismo modo, FERNÁNDEZ LUIÑA, Eduardo, “El problema de la oferta política en el sistema guatemalteco” en Tópicos de Actualidad, n° 1051, Año 55, Agosto de 2015, Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), Guatemala, 2015.

3. GARCÍA LAGUARDIA, Jorge Mario (1988) “Constitución y partidos políticos en Guatemala dictadura y democratización” en Estudios en Homenaje al Dr. Héctor Fix-Zamudio, Tomo I, Derecho Procesal, Madrid, Universidad Nacional Autónoma, pp. 289-314.

Claro y fuerte…
34
Karen es Directora Ejecutiva de Fundación Libertad y Desarrollo. Productora de televisión por más de 15 años. Ha realizado estudios en Historia y fue beneficiaria de una beca Fulbright.
17 Sep 2015

Y si es necesario, más claro y más fuerte.

Hace apenas un par de semanas la palabra incertidumbre era la que mejor describía las elecciones 2015. Y es que si alguna característica tuvo este proceso electoral fue la incertidumbre, al punto que muchos ciudadanos incluso dudaron que las elecciones se realizaran el 6 de septiembre.

Pero vaya que las hubo, ¡y a lo grande! Asistimos a las urnas 5 millones 390 mil 005 guatemaltecos, que equivale al 71.33% del padrón electoral, lo cual supone el nivel de participación más alto desde la apertura democrática, con la excepción de la participación para la Asamblea Nacional Constituyente en 1984. Por su parte, el voto nulo y en blanco fue menor que el registrado en las elecciones de 2011.

Aunque es claro que el ejercicio de la ciudadanía debe ser una constante, una tarea del día a día, que además requiere responsabilidad y compromiso, sin duda la alta asistencia a las urnas es una buena noticia para Guatemala, y yo la celebro.

Para mí, en la particular situación política que hemos vivido en los últimos meses y especialmente en las últimas semanas, la asistencia a las urnas fue la forma en la que muchos ciudadanos dieron vida a su sentir de empoderamiento, la forma de concretar que tenían algo que decir y sobre todo algo tangible que hacer. Y a pesar de que para muchos esto suene iluso, lo que ha pasado en el país a partir de este despertar ciudadano, nos hace pensar que cada uno de nosotros todavía podemos hacer algo para incidir en la arena política.

El mensaje de la ciudadanía llegó claro y fuerte a las urnas. Tan claro y fuerte que sacudió a unos cuántos, o a muchos. Alguno por allí todavía no termina de asimilarlo y otros están tratando de buscar acomodo ante la nueva realidad.

Expresamos que estamos cansados que nos engañen queriendo comprar nuestro voto y nuestra conciencia. Estamos cansados de los políticos abusadores, los que no respetan las normas y se burlan abierta y reiteradamente de la ley. Cansados de la manipulación y desinformación. Supimos diferenciar entre las encuestas falsas y las verdaderas. Votamos por el alcalde de nuestra preferencia sin que eso necesariamente comprometiera nuestra preferencia por candidato presidencial y diputados. Intentamos oxigenar al nuevo Congreso que se estrenará en enero, y aunque no ha sido lo suficiente, algo hemos logrado.

Ya empezamos a limpiar el sistema político y eso está bien. Las protestas y la asistencia en las urnas han sido contundentes. Pero es tal el grado de infestación que como bien han dicho las consignas ciudadanas esto apenas empieza.

¿Cómo asegurar que la decencia sea la regla y no la excepción en nuestros políticos? ¿Cómo asegurarnos que los diputados se dediquen a legislar y no a transar obra pública? ¿Cómo hacerles entender que el dinero del pueblo es sagrado, que debe servir al bien común y no a sus gustos y deseos particulares y además que el Congreso de la República no es una agencia de empleo?

“¿Quién o quiénes deben ser los motores para los cambios impostergables que necesitamos en casi todas las instituciones?”

¿Cómo lograr que los diputados fiscalicen responsablemente y ejerzan una verdadera oposición política, un ejercicio de altura, el mismo que exige la grave situación que vive nuestro país en diferentes ámbitos?

El camino que nos queda es más largo todavía que el recorrido en las últimas semanas y meses, aunque en éstos hayamos alcanzado victorias que no se habían logrado en muchísimos años. La CICIG y el MP fueron los motores de esos logros que tienen que ver con desmantelar algunos focos de corrupción enraizados en el aparato de gobierno y su persecución penal.

Pero, ¿quién o quiénes deben ser los motores para los cambios impostergables que necesitamos en casi todas las instituciones?

Urge una reforma a la ley electoral, PERO no cualquier reforma. No podemos ahora permitir que se apruebe una reforma a medias. Debemos exigir con fuerza que en la reforma se restituya la propuesta del TSE en cuanto a los elementos clave para fortalecer la democratización interna de los partidos políticos y que muy convenientemente (por no decir burdamente) los señores diputados dejaron fuera.

Urge la reforma del sistema de justicia. Ya hay propuestas serias al respecto, pero lo que ha faltado una vez más es la voluntad política para hacerlo. ¿Hasta cuándo? Sin un sistema de justicia verdaderamente independiente, con las personas más honorables y capaces al frente, seguiremos dando pasos en falso.

¿Y qué decir de la reforma a la Ley de Servicio Civil? Con cada cambio de gobierno vemos cómo servidores públicos con experiencia son sustituidos por otros “allegados” al partido oficial, sin que sean los más idóneos y capaces. ¿Hasta cuándo?

El mensaje llegó claro y hasta en verso en las protestas ciudadanas: políticos corruptos, ¿están entendiendo la lección? ¡No toleraremos más corrupción!

El mensaje también llegó claro y directo en las urnas.

Pero el mensaje debe llegar aún más fuerte al Congreso. No podemos quedarnos a medias tintas ante la atención y la acción que demandan las peticiones de la población.

¿Seguimos protestando?

No nos acomodemos
29
Elisa es Directora de Comunicación  en Fundación Libertad y Desarrollo, graduada de la Universidad de Navarra con una Maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
23 Sep 2015

Sigamos exigiendo...

#BlogsFLyD

Guatemala tiene sed de justicia. Entre gritos, protestas y una acérrima vigilancia ciudadana, durante los últimos meses nos hemos dado a la tarea de exigirla.

Justicia. Eso es lo que dará orden a este país. Ese es el sector que debemos cuidar antes que cualquier otro. Sin certeza de castigo, sin consecuencias, todos hacen lo que les venga en gana.

Un perfecto ejemplo de esto es la actuación de los diputados este martes 22 de septiembre. Los diputados de la bancada de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) pidieron que se retirara de la agenda del día la elección del Director (a) General del Instituto de la Defensa Pública Penal (IDPP), argumentando que los candidatos que conforman la terna tienen señalamientos. Efectivamente, es así para dos de tres candidatos pero, ¿por qué no eligen entonces a la tercera opción?

El rey de los señalados es el actual director, Remberto Ruiz, a quien la bancada UNE y demás diputados cercanos parecen querer dejar en dominio del poder indefinidamente, por lo que no eligen a nadie más.

Ruiz consolida el poderío del grupo de Blanca Stalling, quien ha sido protagonista de anomalías a la cabeza del IDPP y da paso a múltiples actores cuestionados. A Stalling se le señala de haber convertido al instituto en botín de otorgamiento de plazas a sus amigos, familia y diputados allegados, y es además la “joya” vinculada al caso Bufete de la Impunidad, en el que se encuentra procesada su cuñada Marta Sierra de Stalling por beneficiar a implicados en el caso La Línea. Además, su hijo Otto Fernando Molina Stalling, se encuentra en prisión preventiva por su vinculación al caso IGSS - PISA.

Por otro lado, el segundo candidato y actual magistrado de Apelaciones, Hugo Roberto Jáuregui, es señalado de influir en la Contraloría General de Cuentas (CGC), para que le fuera extendido el finiquito a varios candidatos que no cumplían con los requisitos de ley.

Con Jáuregui, el Movimiento Pro Justicia señala que las influencias favorecerían a diputados de la UNE, vinculados al Rey del Tenis.

La tercera candidata es la actual defensora pública, Nydia Arévalo de Corzantes. Arévalo tiene el apoyo de bancadas minoritarias del Legislativo y es la única de los tres candidatos que no tiene tachas. Sin embargo, parece ser que algunos diputados prefieren que siga Ruiz.

¡No nos acomodemos y sigamos exigiendo justicia! La última vez que volteamos la cara se nos venía abajo el país entero, y para quien quiera un país que progrese, tiene que saber que no nos podemos dar ese lujo. La justica, la verdad y el desarrollo socioeconómico cuestan. Nadie dijo que sería fácil, pero somos muchos los dispuestos a dar la batalla.

#EstoApenasEmpieza #IDPPLibreDeCorruptos