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El peligro de creer en nuestras ficciones
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

30 Jan 2018

La mente es el epicentro de la acción humana y la política el medio para afectar, para bien o para mal, a más seres humanos.

La mayoría de científicos coinciden en que el universo y la mente son los elementos más complejos y difíciles de entender en esta creación de la que somos parte. Sobre la mente hay mucho que decir, empezando porque nuestro cerebro tiene más o menos 100 mil millones de neuronas -- el mismo número de estrellas que tiene nuestra galaxia -- interconectadas que son capaces de procesar información, emociones y decisiones con un nivel de complejidad con el que no existe computador que pueda competir.

Entre las habilidades de la mente está crear escenarios ficticios a los que damos valor de realidad. Es un mecanismo de defensa que también ayuda a calmar la conciencia. Esto pasa con el optimismo y el pesimismo, en la toma de decisiones con premisas falsas y con la indiferencia y la negación para hacer los sacrificios o esfuerzos, a veces indispensables, para salvar el futuro. Por eso explotan las crisis.

No es casualidad que vivamos en un mundo lleno de ideas innovadoras y soluciones eficaces a los crecientes desafíos de la modernidad; mentes brillantes y generosas, que en cabeza de genios, científicos y emprendedores están logrando avances extraordinarios.

Lo que viene de 2020 en adelante en la medicina, educación, transporte, comunicación, robótica, inteligencia artificial, mecanización y energía entre otros, traerá un nivel de disrupción en nuestras vidas que nos obligará a hacer ajustes y esfuerzos que hoy, no podemos siquiera imaginar.

Tampoco es casualidad ver mentes enfermas, generadoras de conflicto y destrucción, capaces de someter y esclavizar a millones de seres humamos. Así, vemos en África personajes como Mugabe, Biya, Nguema o las milicias que se matan en Sudan del Sur por el poder, quienes por décadas han sido los tiranos de millones de africanos. En Asia, Kim Jong Un, Mansur o al Ásad, asesinan ciudadanos por deporte; y no muy lejos, les siguen Maduro, Castro y algunos otros en América Latina, que son capaces de secuestrar el poder en sus países y robarse la democracia, la libertad y la esperanza de millones de seres humanos.

La ambición, la corrupción y la ineptitud son vicios muy comunes entre muchas de las personas que buscan el poder político. La incapacidad y la indiferencia son el denominador común en millones de ciudadanos que terminan de víctimas de los primeros. Y a través de la historia, vemos cómo estos fenómenos se repiten una y otra vez. Antes, los tiranos y los corruptos llegaban al poder por un golpe de Estado o por un fraude electoral. Hoy es común que los pueblos elijan a sus verdugos.

En América Latina cambiará la mitad de presidentes en los próximos 18 meses. Los pronósticos no son buenos. Centro América es noticia solo para el escándalo, la corrupción, los fraudes electorales, la elección de mediocres para gobernar y el tráfico de drogas. Su futuro sigue comprometido. Sus élites siguen “mia”.

Pocas economías del mundo avanzan con salud. Las potencias están enrocadas y sin consensos indispensables para el futuro.

Estos fenómenos, los buenos y los malos, seguirán en 2018.

A las oportunidades por las que luchamos y los desafíos que enfrentamos se suma un nuevo reto: ¿Qué está sucediendo con la mente y con la integridad emocional del ser humano?

Estamos más interconectados que nunca, pero al mismo tiempo, vivimos una era creciente de soledad personal y de sálvese quien pueda. Algo está fallando en la dinámica entre la evolución de la mente, la revolución tecnológica y la vida supersónica.

La mente es el epicentro de la acción humana y la política el medio para afectar, para bien o para mal, a más seres humanos.

Más que la ficción o la complejidad, aprendamos a manejar la información, las emociones y las decisiones para mejorar el rumbo de la humanidad.

El optimismo es bueno para la salud. Es vital creer y sentir que todo está bien, pero es más importante hacerlo realidad.

 

En 18 meses, América Latina puede cambiar de color, otra vez
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

12 Dec 2017

Llegamos al final de 2017 y no logramos aliviar las amenazas que desafían la región, corregir los problemas que más nos afectan, ni activar los liderazgos que nos puedan guiar.

En los próximos 18 meses, más de la mitad de países de América Latina celebrará elecciones Presidenciales: México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Brasil, ¡Venezuela!, Colombia, Paraguay, Bolivia y algunas islas del Caribe. Y otra lista similar de países tendrá elecciones parlamentarias.

En América Latina, cada 17 años coinciden un número importante de elecciones generales en un período corto de tiempo.

En la última ronda electoral de la región vimos a Argentina liberarse de uno de los gobiernos más corruptos e incompetentes de su historia. Luego vinieron Perú y otros que están luchando por su estabilidad, pero es evidente que nos cuesta gobernarnos con efectividad para lograr tracción y consolidar.

En este momento, Honduras pasa la vergüenza de ver a sus políticos perdidos en la ambición y el irrespeto a los ciudadanos. Chile, con sus altas y bajas, sigue adelante con su proyecto de Estado y su respeto ejemplar a la democracia.

En los años de “commodities” a buenos precios, tuvimos países gobernados por aquel grupo de iluminados que se autodenominaron miembros del bloque socialista del Siglo XXI, y que se dedicaron a despilfarrar sus recursos, hipotecar sus reservas y corromper su sistema político.

Encabezados por el chavismo en Venezuela, una de las aberraciones sociopolíticas más tóxicas del último siglo, ese grupo de “gobiernos” se dedicó a construir sistemas clientelares, politiqueros, autoritarios y corruptos, que hoy, les pasan la factura a sus pueblos.

Para Estados Unidos, América Latina está formada por México, Brasil, Argentina y Chile, que representan el 73% del PIB de la región. Luego, vienen Colombia y Perú que son importantes, pero el resto somos una molestia.

Ortega y Gasset decía: “No sabemos lo que nos pasa, y eso es lo que nos pasa”. Y en realidad, cuando vemos la mayor parte de la oferta política de América Latina, tenemos que reconocer con mucha humildad que las élites hemos fracasado de manera brutal en formar cuadros para que administren, protejan y lideren lo más importante en una nación, que es su gobierno y sus sistemas político y económico.

Los años 2018 y 2019 podrían traer una época oscura y de grandes amenazas para América Latina. Si en México gana AMLO, en Brasil regresa el PT, en Colombia se les cuela un terrorista, en Honduras, donde, lo que hay es malo, pero, lo que podría venir es peor, como también le sucede a Guatemala; Evo, que quiere quedarse con Bolivia como su finca al mejor estilo “orteguiano” y el FMLN que, se asegura la reelección en El Salvador al mejor estilo chavista; la verdad es que se puede afirmar que América Latina sigue perdida en su laberinto.

Dicen que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. Y en demasiados países de nuestra América Latina vemos síntomas que no son buenos. Las democracias se debilitan, las economías no crecen a la velocidad que hace falta y las elites miran ITunes, DIRECTV TV y viajan a Miami.

Llegamos al final de 2017 y no logramos aliviar las amenazas que desafían la región, corregir los problemas que más nos afectan, ni activar los liderazgos que nos puedan guiar.

Todo está de moda, menos la política y el buen gobierno, pero, el derecho a tener mejor liderazgo político se gana a pulso, con mucho trabajo y no en poco tiempo.

A veces, da la impresión que vivimos la decadencia de la cultura y que la superficialidad y el juicio rápido la han secuestrado; y nos preguntamos ¿cuál es el motor de la civilización en qué vivimos? ¿A dónde nos va a llevar?

Desarrollemos la capacidad para procesar ideas complejas y articular propuestas inteligentes; y construyamos debates de más nivel, intelectual y político. Este sería el mejor regalo para América Latina, cuando está a las puertas de un nuevo capítulo de su historia que puede ser de pronóstico reservado.

Un buen líder para CONAMIGUA
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Directora de Comunicación y Prensa de la Fundación Libertad y Desarrollo. Comunicadora Social graduada de la Universidad Rafael Landívar. 
06 Dec 2017

CONAMIGUA necesita a un candidato con experiencia, comprometido con la lucha de los migrantes, que entregue resultados y que sepa articularse con otras organizaciones para preparar una propuesta de política pública.

El Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala –CONAMIGUA- “es la instancia nacional que reúne a las autoridades del Estado de Guatemala responsables de la atención y protección de los derechos humanos y garantías individuales del guatemalteco en el extranjero, con el objetivo de propiciar y fortalecer los mecanismos de coordinación interinstitucional y el cumplimiento de Guatemala a los convenios, tratados y otras obligaciones internacionales en la materia."[1]

Dentro de sus objetivos podemos encontrar: Preparar, supervisar y proponer las acciones necesarias en planes y políticas públicas de atención al guatemalteco en el extranjero; asegurar la protección de los derechos humanos, civiles y laborales de los migrantes y de los trabajadores guatemaltecos en el extranjero; mantener un sistema actualizado de información sobre los guatemaltecos en el extranjero y sus organizaciones o asociaciones.[2]

Sin embargo, a casi diez años desde su nacimiento, no ha logrado cumplir con estos objetivos. En cambio el consejo, se ha especializado en acciones como: dar asesoría legal a migrantes con problemas familiares en Guatemala o a certificar cursos que hayan recibido en el extranjero para facilitar la búsqueda de trabajo al ser deportados. Esto no necesariamente está mal, pero no cumple con la labor para la cual fue concebido, ser la institución que impulse la política pública en temas de migración y que fiscalice a las instituciones del Estado sobre sus acciones en el tema.

El 5 de agosto del 2016, se publicó la convocatoria[3] para llenar la plaza de Secretario de CONAMIGUA, siendo esta la primera vez que hacen una convocatoria pública. Se sospecha que tiene que ver con la relevancia que tomaron los migrantes en el tema electoral por las reformas a la LEPP[4]. Melanie Müller, asumió la secretaría en febrero, para luego ser retirada del cargo por un amparo provisional de la CC, otorgado a diputados de la UNE y Winaq, quienes argumentaron vicios en la integración de la terna y elección de candidatos.

Según el artículo 11 de la Ley de Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala, el Secretario Ejecutivo “será nombrado por el Pleno del Congreso de la República, de una lista de cinco personas con experiencia mínima comprobada de tres años en el tema migrantes.” La ley habla de la designación de una persona con “experiencia” en el tema migrantes, pero no especifica qué tipo de experiencia, ni exige mejores mecanismos para asegurar la idoneidad, más allá del filtro de la Comisión de Migrantes en la selección de los cinco perfiles que se presentan al pleno.

Según directivos de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala –MENAMIG- esta persona debería tener, como mínimo, conocimientos de derechos humanos y de política exterior; así como experiencia en trato con diplomáticos y excelentes habilidades de negociación.

Las mismas organizaciones del Estado encargadas del tema migrante han asegurado que la coordinación que CONAMIGUA brinda al tema, no es la adecuada. Incluso, desde el Congreso y el Ministerio de Gobernación han surgido propuestas de eliminar este consejo y crear un viceministerio o secretaria enfocada en temas migratorios. Pero este tipo de propuestas volverían a caer en el mismo vacío sin un buen liderazgo al frente, que conozca la problemática y que este comprometido a mejorar las condiciones de los migrantes guatemaltecos.

CONAMIGUA nos está demostrando la fragilidad del servicio civil en el Gobierno de Guatemala, donde la meritocracia no ha alcanzado los niveles de madurez esperados y la arbitrariedad en las personas que se designan en puestos claves, tiene mucho que ver con fuerzas políticas y favores.

La discusión en el pleno sigue en pie sobre la persona que será el o la secretaria ejecutiva de CONAMIGUA, siguen aplazando esta decisión sin dar una explicación. La comunidad de Guatemala en el extranjero necesita a un candidato idóneo, con experiencia, que esté comprometido con la lucha de los migrantes, que entregue resultados y que sepa articularse con otras organizaciones para preparar el camino a una propuesta de política pública; exijamos a esa persona.


Referencias:

[1] Artículo número 4 de la Ley del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala.

[2] http://www.wpanet.org/uploads/News-Zonal-Representatives/wpa-policy-pape...

[3] Convocatoria para la elección del secretario y subsecretario ejecutivo de CONAMIGUA. Recuperado de http://www.minex.gob.gt/Visor_Pagina.aspx?PaginaID=2222

[4] https://www.tse.org.gt/images/descargas/decreto262016.pdf

No es una discusión trivial
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
21 Nov 2017

¿Si la canasta básica que se calculaba anteriormente estaba sobrestimando los precios, qué pasa con la línea de pobreza en el país?

Recientemente el INE actualizó la Canasta Básica Alimentaria, que constituye el conjunto de alimentos que brinda el mínimo de energía y calorías que necesita una familia. El cambio consistió en aumentar el número de productos de 26 a 34; y en agregar un componente de consumo fuera del hogar. Además se actualizó el número de miembros de la familia de 5.38 a 4.77 miembros, atendiendo a la reducción en el número de hijos por mujer que ha experimentado Guatemala en las últimas décadas. Por último, se incrementó el número de calorías mínimas que necesita una persona al día.

Sin embargo, el cambio vino con una noticia perturbadora. La canasta que se calculaba anteriormente estaba sobrestimando los precios, por lo que aun cuando se adicionan productos y se incluye un 28% de consumo fuera del hogar, la nueva canasta para octubre cuesta Q 3,549.40; mientras que la anterior en el mes de septiembre costaba Q 4,211.40. Y es más, si se le colocan los precios correctos a la canasta anterior, el costo sería aproximadamente Q 2,004.8. El costo de la canasta estaba sobreestimado en más de 100%.

Este error por parte del INE provocó distorsiones en una política clave como el salario mínimo. Siempre se había argumentado que el salario mínimo no cubría la Canasta Básica Alimentaria y por eso se incrementó de forma consistente en los últimos años. Sin embargo, cuando se colocan los valores reales a la canasta antigua, resulta que el salario mínimo actual sobrepasaba dicha canasta. La nueva canasta también tiene un elemento cuestionable y es que se considere que las familias estén dispuestas a gastar Q 1,000 para adquirir alimentos cocinados fuera del hogar. Esto representa un 28% del total del costo de la canasta, lo cual resulta poco creíble para el contexto del país. Si se considerara que todo se cocina en casa, el costo de la nueva canasta estaría muy cercano a los Q 2, 900, lo que implicaría una reducción de casi 20%.

Pero el error que estaba cometiendo el INE en colocar sobreprecios a la Canasta Básica Alimentaria, también podría estar afectando el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En principio son dos canastas distintas. La canasta con el que se calcula el IPC está compuesta por 12 divisiones y 440 productos e incluye bienes que no necesariamente son indispensables para las familias como licores y tabaco. Lo que importa en el IPC es que represente, de forma aproximada, lo que las familias consumen en la práctica. Sin embargo, cuando se compara la división de alimentos del IPC con la Canasta Básica Alimentaria antigua, se comportan de forma muy similar, lo que implicaría que también se está sobrestimando la inflación en el país. Esto estaría distorsionando las políticas monetarias implementadas por el Banco Central.

Por último, queda la duda. ¿Qué pasa con la línea de pobreza? ¿También se está sobrestimando? La canasta con la que se mide la línea de pobreza es distinta a la Canasta Básica de Alimentos. Así que no necesariamente el error en una implica un error en la otra. Sin embargo, los precios de la canasta de Línea de Pobreza se actualizan con el Índice de Precios al consumidor (IPC), que pareciera tener el mismo error de la Canasta Básica. Así, lo más probable es que también estemos sobrestimando la pobreza en el país.

¿Es esta discusión trivial? De ninguna manera. Aún con el desastre institucional que tenemos, es sumamente importante que tengamos medida correctamente la pobreza, la inflación y el costo de la Canasta Básica Alimentaria. Si queremos tomar decisiones técnicas de políticas públicas, no podemos partir de datos alterados. Es simplemente inaceptable. Quiénes ven en esta discusión una agenda perversa, no están siendo honestos intelectualmente y se acogen a la tradición muy guatemalteca de desestimar los datos que no se acoplan al propio discurso.

El INE debe abrir sus bases de datos y permitir que sean auditados. Solo así se puede garantizar que no existan manipulaciones.

Publicación original en El Periódico

Los moderados y el diálogo
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Luis Miguel es Director del Área Social de Fundación Libertad y Desarrollo, catedrático universitario y tiene una maestría en Administración Pública de Escuela de Gobierno.
31 Oct 2017

La idea del diálogo entre moderados era interesante porque invitaba a dejar de lado la estridencia de los extremistas.

El tímido llamado a la posibilidad de un diálogo entre moderados, levantó una pequeña polémica entre algunos grupos, analistas y comentaristas. Que a alguien le moleste un llamado a dialogar puede sonar extraño, pero no lo es tanto cuando se comprende el problema.

La molestia surgió en realidad de un malentendido en redes sociales. Lo que debiera interpretarse como una invitación a poner en pausa los temas irreconciliables, se entendió como un intento de excluir a aquellos que tienen ideas fuertes y las defienden.Pero el llamado a dialogar entre moderados, en estos momentos de crisis política, era importante; nos recordaba que hemos dejado pendiente la tarea de construir espacios de interacción social.


Los moderados no son los tibios, tampoco son aquellos que se ubican en el centro del espectro político-ideológico, sino quienes comprenden que el momento político exige hacer algunas concesiones; que el diálogo es necesario, pero que jamás será posible sin la disponibilidad de querer hacerlo y la comprensión de que la ausencia de cohesión deja el camino libre para que gobierne la mafia.

La idea del diálogo entre moderados era interesante porque invitaba a dejar de lado la estridencia de los extremistas. Ser extremista en tiempos de crisis es peligroso porque estos momentos llaman a encontrar salidas de corto y mediano plazo. Esto es difícil cuando las posturas son diametralmente opuestas y casi imposible cuando los actores no están dispuestos, siquiera, a reunirse y hablar.

En el río revuelto los intereses espurios son los beneficiados. Estos han disfrazado su mezquindad de posturas extremas, simplificando el debate público y utilizando argumentos de fácil comprensión. Se esconden entre los extremistas porque saben que la postura radical es cómoda y fácil de entender. No requiere ningún esfuerzo estar encerrado en un círculo en donde jamás se me cuestiona lo que creo.

El momento histórico llama a que moderemos posturas. De nada sirve tener una sociedad civil dividida e ideologizada, mientras los políticos son totalmente pragmáticos. Discutir en los medios y las redes sociales es positivo, pero difícilmente tendrá algún efecto si la discusión no se traslada al Congreso y a la arena política.

Para que el Congreso sea el espacio en donde se discutan las ideas, primero hay que allanar el camino, tirando las barreras de entrada que montaron los corruptos. Este es un momento para acuerdos entre los grupos que no están comprometidos con las mafias; los temas difíciles podrán ser batallados cuando el sistema político deje de estar cooptado. Si se logra ese primer objetivo, las discusiones que vengan serán menos complicadas, porque habremos tendido algunos puentes para el futuro.

Necesitamos que más personas se ubiquen en el momento político actual. Que vean la necesidad de lograr acercamientos entre distintos sectores influyentes de la sociedad civil. Que se busquen acuerdos sobre los grandes temas que hoy nos ocupan: la lucha anticorrupción, la reforma al sistema de justicia y la reforma electoral; todos pilares de un proceso de fortalecimiento institucional que nos puede ayudar a salir del entumecimiento social.

Corrupción y desarrollo
31
Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
24 Oct 2017

Lo que hoy tenemos en Guatemala es un deterioro perceptible en todas las políticas públicas.

Lo que está en juego hoy en día en Guatemala es la oportunidad de convertirnos en un Estado con altos estándares de transparencia, similares a los países occidentales desarrollados; o bien quedarnos con un Estado disfuncional y plagado por la corrupción, que no tendría ni la intención, ni la capacidad de facilitar e impulsar el desarrollo económico y social del país.

El éxito de Occidente es que lograron construir Estados que respetan los derechos individuales, rinden cuentas a los ciudadanos comunes, el sistema de justicia es independiente de intereses políticos y no están cooptados por redes de corrupción, mafias o crimen organizado. Los estándares que se les exigen a los funcionarios públicos son tan altos, que el más mínimo atisbo de corrupción es motivo de rechazo de la ciudadanía. Eso es Occidente, que por supuesto tiene sus imperfecciones, pero es a lo que deberíamos aspirar si algún día queremos ser un país próspero.

Lo que hoy tenemos en Guatemala es un deterioro perceptible en todas las políticas públicas. Las carreteras están en pésimas condiciones por la corrupción y la incapacidad de los funcionarios públicos; la salud pública está en crisis permanente también por la corrupción que se ha dado en esa cartera; la educación pública está a merced de un sindicato acusado de venderse al mejor postor; los consejos de desarrollo y los listados geográficos de obras son el botín de alcaldes, gobernadores y diputados voraces e inescrupulosos, por poner algunos ejemplos.

Con un Estado en estas condiciones, es imposible que podamos articular un modelo de desarrollo que promueva tasas de crecimiento económico del 7 u 8 por ciento. Si lo que caracteriza al servicio público de Guatemala es la corrupción, la incapacidad y la búsqueda de rentas en general, jamás podremos implementar políticas públicas exitosas. Simplemente no existen atajos hacia el desarrollo. Tenemos que construir instituciones transparentes.

Algunas personas justifican que es posible lograr un alto crecimiento económico, aun cuando la corrupción es rampante y mencionan como ejemplo a Brasil o China. La cuestión es que son países tan grandes, que el riesgo que corren las empresas de operar en un ambiente corrupto, se ve “compensado” por la escala de las utilidades que esperan. Y por otra parte, hay que ver que Brasil no está pasando precisamente por su mejor momento y China es una enorme interrogante sobre si su modelo es sostenible.

Los países pequeños exitosos que cuentan con los mejores índices de desarrollo humano a nivel mundial, son precisamente los más transparentes. Es el caso de los países nórdicos. Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca se encuentran entre los más transparentes y con el Estado de Derecho más consolidado del mundo.

En América Latina, los tres países más desarrollados son Chile, Uruguay y Costa Rica, que precisamente cuentan con las mejores evaluaciones en cuanto a transparencia y Estado de Derecho de la región. Esto es evidencia suficiente para comprender que sin transparencia, no hay desarrollo.

Es interesante notar además, que muchos de estos países cuentan con mayor o menor participación del Estado en la vida de los ciudadanos, pero lo que tienen en común es la transparencia y el Estado de Derecho. Pareciera que estos dos factores, son los más relevantes para explicar el desarrollo. La calidad de las instituciones es la clave. De allí la relevancia de no claudicar en la lucha contra la corrupción en el país.

Construir un Estado transparente, con funcionarios capaces, que cuenten con altos estándares éticos es impostergable. Y eso solo será posible, si logramos hacer que la cadena de justicia funcione como en los países occidentales. Porque hasta hoy, con sus honrosas excepciones, la función pública y la actividad partidaria han atraído solamente a los más corruptos y voraces de nuestra sociedad. No hay futuro promisorio si continuamos en la misma situación.

Valores, corrupción e instituciones en América Española
33
Jesús María es el Director del Área Institucional en Fundación Libertad y Desarrollo. Es catedrático universitario y Doctorando en Derecho por la Universidad Austral.
10 Sep 2018

Ninguna sociedad puede cambiar tanto, y tan rápido, sin ver surgir en su seno conflictos, revoluciones, insurrecciones, rivalidades.

La discusión en América española en torno a la necesidad de modernizar nuestras instituciones para alcanzar el «Estado de Derecho» (rule of law), la democracia y la economía de mercado, si bien insistente en la actualidad, es de vieja data y tropieza con varios escollos que impide el ansiado cambio. A este respecto, si bien en la actualidad algunos países conforme al WJP Rule of Law Index 2016 figuran más cerca de esos ideales, desde una perspectiva histórica en este terreno a veces ha pasado que los últimos países terminen siendo los primeros o los primeros devengan en los últimos[1], derivado de la inestabilidad de la región.

Así pues, los ejemplos institucionales de hoy no eran los ejemplos de ayer. La ausencia de límites al poder, de gobiernos democráticos transparentes y de economías pujantes en la región, se ha dicho que es el resultado de que en la larga marcha hacia la consecución de «auténticas instituciones» no hemos conseguido las instituciones formales apropiadas. Con el alegado de «auténticas» se ha pretendido comparar instituciones con otras, en las cuales si se han generado las consecuencias que queremos imitar: Estado de Derecho (rule of law), democracia y economía de mercado.

Así el debate en la región persiste en defender el credo de «ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano» como destacó BOLÍVAR en 1812, con su clara visión realista. Esta obsesión ajena a la convicción de los padres fundadores de los Estados Unidos de América, escépticos de cualquier concepción «buenista» de la naturaleza humana, ha desembocado en la obsesión por la imitación acrítica, cuando no, en el claro pesimismo como destacó el presidente Gerardo BARRIOS, al igual que BOLÍVAR en 1830[2] al sostener que:

«[…] yo sé que como están ahora las repúblicas de Centroamérica están mal, porque no tienen medios de una existencia segura y digna; dígolo de una vez: son parodias de nación y sus gobiernos son parodias. Tengo derecho para decirlo porque soy jefe de estado y he andado medio mundo, tanto en Europa como en América, y sé muy bien lo que es nación y gobierno; por tanto, creo que somos el ridículo personificado ante aquellos seres políticos que ocupan el globo. Mucho ha hecho la providencia divina para salvarnos de los filibusteros, siendo visibles los milagros; temo que le canse nuestra inercia y que un día nos abandone y caigamos en el abismo».[3]

Con dicho pesimismo sistemático no exento de bases, los diversos países en América española, han reforzado dicha actitud con la persistente manía por construir instituciones por el tejado, evitando el tema más escabroso de todos: los valores. La renuncia a enfrentar el tema de los valores, se debe a la ausencia de «valores burgueses» que generaron riqueza en el mundo moderno, de allí la consabida corrupción que mina las repúblicas no virtuosas.

Obviando la importancia de la reflexión ética en política, el discurso latinoamericano ha oscilado en un marxismo cultural que insiste en que las causas de la riqueza[4] en los países desarrollados o la miseria o pobreza se deben únicamente a causas materiales, como el aprovechamiento de recursos naturales o la inexistencia de los mismos.

Esta idea defendida en la literatura, refleja el estado emocional de nuestros pueblos, reemplazando la historia como puede verse en Las venas abiertas de América Latina o el ensayo Patas arriba: Escuela del mundo al revés del escritor Eduardo Galeano. Con esta prédica unicausal y material centrada en la explotación de nuestros recursos asociados a riqueza por potencias extranjeras, se ha impedido superar la mentalidad pre-moderna existente, basada en la no asimilación de la responsabilidad de las acciones emprendidas.

Así pues, no es un secreto que fue el cambio drástico en las ideas relativas a la moral, comercio, derecho, economía e innovación lo que ocasionó un cambio radical en las condiciones materiales de las personas en occidente. La llamada «sociedad clerical militar» de orden cerrada y jerárquica dio paso a la llamada«sociedad comercial» cuando los hombre reprimieron la consigna moral tribal de que la «propiedad privada constituye un robo, y el comercio su instrumento»[5], como dan cuenta las distintas ciudades libres en expansión en Europa, Estados Unidos de América e incluso en Asia.

Con ese cambio moral, los hombres comunes comenzaron a transformar el mundo, naciendo con ello cambios, reformas o revoluciones de la cual somos deudores. Los inventos que proliferaron a partir del siglo XVIII permitieron enaltecer y cristalizar conceptos que prexistían a esos inventos, como los de dignidad[6] y libertad, los cuales fueron las palancas de la mejora en las condiciones materiales de la humanidad.

Enfocado en una visión materialista de la historia, se ha mutilado la comprensión de que la importancia de los valores de la dignidad, libertad humana, virtudes, límites del poder han sido motores de desarrollo.[7] Obviando ello, se ha insistido en imitar acríticamente instituciones del mundo moderno sin tomar en cuenta que dichas instituciones son el producto de un cambio moral en esas naciones, generándose una frustración constante producto de que no se consiguen ni las instituciones imitadas ni la prosperidad material deseada.

La distancia entre ideal y la realidad, aunada a la persistente imitación de instituciones sin tomar la moral que subyace a las mismas, ha acarreado la lamentable situación de observar que no llega el ansiado desarrollo. Así se ha descartado entender que los cambios materiales en los países prósperos fueron el resultado y no la causa del desarrollo.

Este cambio en los valores es trascendental, pues el caso de Venezuela permite comprender como pese al crecimiento económico vertiginoso –más que otros países actualmente- e incluso mayor al «milagro alemán», ocasionó un cambio fuerte en la sociedad pero con pies de barro. Por ello, un agudo observador destacó que desde el punto de vista sociológico«ninguna sociedad puede cambiar tanto, y tan rápido, sin ver surgir en su seno conflictos, revoluciones, insurrecciones, rivalidades»[9], mucho más si no están asentados determinados valores que frenen el caos.


Referencias:

[1] Para una perspectiva histórica del tema electoral y de la democracia en la región, véase Daniel ZOVATTO, Reforma Política-Electoral e Innovación Institucional en América Latina (1978-2016), Editorial Jurídica Venezolana Internacional, Caracas,-New-York, 2017.

[2] Carta de Bolívar al general Juan José Flores (1830) en la cual se afirma que: «Hágase la voluntad del Sur; y llene V. sus votos. Ese pueblo está en posesión de la Soberanía y hará de ella un saco, o un sayo, si mejor le parece. En esto no hay nada determinado aún, porque los pueblos son como los niños que luego tiran aquello porque han llorado. Ni V. ni yo, ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces […]. V. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos. 1°. La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Sí fuera posible que una parte del mundo volviera al caos- primitivo, este sería el último período de la América»

[3] Jorge Mario GARCÍA LAGUARDIA, «El Federalismo en Centroamérica. Integración y Desintegración» en VALADÉS, Diego y SERNA DE LA GARZA, José María (Coords.), Federalismo y regionalismo, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2005, p. 228.

[4] Adam SMITH, An Inquiry Into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, vol. I y vol. II, Liberty Fund, Indianapolis-USA, 1982.

[5] Antonio ESCOHOTADO. Los enemigos del comercio: Una historia moral de la propiedad, 3 vols., Espasa Calpe, Madrid, 2016.

[6] Deirdre N. MCCLOSKEY, Bourgeois Dignity: Why Economics Can't Explain the Modern World, University of Chicago Press, USA, 2011.

[7] Deirdre N. MCCLOSKEY, The Bourgeois Virtues: Ethics for an Age of Commerce, University of Chicago Press, USA, 2007.

[8] Moisés NAÍM, «El caso Venezuela: treinta años después» en Debates IESA, Vol. XX, núm. 3, Julio-Septiembre, Caracas, 2015, p.50.

Desinformación: un elemento clave para la crisis
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Directora de Comunicación y Prensa de la Fundación Libertad y Desarrollo. Comunicadora Social graduada de la Universidad Rafael Landívar. 
26 Sep 2017

Desmenuzar la información y confirmar las fuentes de las que proviene cada mensaje en redes sociales y medios de comunicación, es clave en situaciones como la que vive Guatemala.

Los medios de comunicación tienen un papel importante en toda coyuntura. Son los encargados de difundir la “realidad” de lo que ocurre para que la ciudadanía conozca y se informe sobre los hechos. Sin embargo, en los tiempos que corren es cada vez más difícil distinguir la verdad de la mentira, la realidad de la apariencia.

Para que exista la “desinformación” como tal, es importante comprender que detrás habrá una intención para desacreditar, influir, etc. Es conocido que esta “estrategia de rumores” es utilizada por grupos criminales para dar golpes psicológicos. Guatemala ha sido testigo de cómo, en momento claves como el que vivimos en la actualidad, se genera información manipulada para desorientar y confundir a la ciudadanía. A través de mensajes se trata de provocar que el receptor cambie de opinión o de actitud para que esta sea favorable según la estrategia y el objetivo deseado.

La “veracidad” del mensaje se sustituye por la credibilidad subjetiva; los mensajes se repiten una y otra vez para que vayan calando y se normalicen como discurso.Con mensajes construidos hábilmente en diversas plataformas (información filtrada en medios de comunicación, net centers, videos y páginas dedicadas a desprestigiar personajes de izquierda y de derecha), el emisor consigue englobar al receptor en su sistema.

Una fotografía o una frase sacada de contexto en un tuit son suficientes para atacar la reputación de una persona. Y como usuarios de redes sociales es muy fácil caer en este juego del engaño.

Desmenuzar la información y confirmar las fuentes de las que se dice proviene el mensaje, es clave en circunstancias como estas. Algunas recomendaciones son ver la fecha en que se creó el perfil, revisar si ataca a personajes públicos específicos, la cantidad de sus seguidores y las interacciones que ha tenido con estos. Si el contenido involucra a alguna organización, también es importante buscar en su sitio y redes oficiales para asegurar que sea la postura oficial.

Las estructuras criminales dirán lo que sea para enfocar la opinión pública en aquellas personas que los incomodan, desprestigiarlos y ganar puntos a su favor para permanecer en el poder. Ser críticos con el contenido es un deber importante de la ciudadanía en estos momentos.

Golpe de Estado en Guatemala y un boquete más para Centro América
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Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

19 Sep 2017

En Guatemala se cayeron las máscaras. El actual gobierno es más de lo mismo. Intentaron dar un golpe de Estado y les falló.

En Centro América tenemos varias décadas de estar construyendo Estados diseñados para la corrupción y la impunidad.

Desde Guatemala y Honduras, donde probablemente tenemos los Estados más criminalizados de la región, hasta Costa Rica que lo ha hecho de forma light, pero que también, tiene lo suyo, las causas de nuestro atraso social, político y económico tienen nombre y apellido: corrupción, incompetencia e indiferencia.

Empezando con políticos deshonestos y oportunistas, pasando por líderes sindicales de empresas públicas que lo que menos buscan es el bienestar de los trabajadores y de su país, y sumando a esto, élites desconectadas, indiferentes y en muchos casos ignorantes; nos hemos acostumbrado a vivir en la mediocridad política, sin visión de Estado para construir instituciones sólidas y garantes de la democracia y el Estado de Derecho, y sin un plan estratégico compuesto por políticas públicas de largo alcance que respondan a las legítimas aspiraciones de los pueblos de tener oportunidades y alcanzar bienestar.

El cono norte de Centro América vive con la vergüenza de ser una de las regiones más atrasadas, más violentas y peor gobernadas del mundo.

Recientemente, en Guatemala, su congreso, formado en su mayoría por el típico politiquero tercermundista, tramposo y sinvergüenza, intentó dar un golpe de Estado. Se recetaron dos decretos para seguir delinquiendo con total impunidad, rebajando penas a corruptos, mareros y violadores, y perdonando delitos que en cualquier país civilizado tendrían cárcel. Y esto lo hicieron burlándose del pueblo y pensando que pasarían desapercibidos.

La historia no termina ahí. Hay suficientes indicios e información que apuntan a que el plan perverso de estos diputados impresentables, en alianza con el mal aconsejado presidente, sería sacar del país a la CICIG (la comisión contra la impunidad de Naciones Unidas que opera en Guatemala, con buenos resultados desde el 2014), hacer renunciar a la valiente fiscal general, emitir una ley mordaza a la libertad de expresión y otras “gracias” que tendrían como objetivo que los grupos criminales que tienen secuestrado al Estado guatemalteco, recuperen el poder que han perdido.

En Guatemala se cayeron las máscaras. El actual gobierno es más de lo mismo. Intentaron dar un golpe de Estado y les falló. El pueblo reaccionó. La Corte Constitucional le corrigió la plana al congreso, y al presidente por segunda vez.

Sin embargo, el primer país centroamericano sigue en peligro de que las mafias criminales recuperen el control y sigan gobernando Guatemala, el país de la eterna impunidad.

Guatemala, como otros países de Centro América, no aguantan más esa cultura política rancia y torcida. Los ciudadanos que creen en la libertad, la democracia y la justicia deben asumir el liderazgo que les corresponde para rescatar y construir la región ejemplar que Centro América puede y debe ser.

Por el momento, tenemos el riesgo de que algunos de nuestros países sigan caminando hacia Estados criminales, narco-Estados, Estados fallidos o satélites del fracasado, dictatorial, corrupto y desastroso chavismo, que, al día de hoy, sigue destruyendo a Venezuela y llevándola a límites solo vistos en países como la Corea del Norte del sociópata Kim Jong-un.

Por eso, debemos seguir luchando contra la demagogia, la impunidad, el descaro, el cinismo y la soberbia; prácticas de la vieja política que se deben estrellar contra el corazón de pueblos valientes que no están dispuestos a seguir aguantando a una clase política corrupta e incapaz que solo piensa en sus intereses.

La Centro América que todos queremos debe formar dirigentes políticos capaces y honestos, debe convencer a la juventud de que participe en política; una política que se debe revalorizar y modernizar para convertirse en el verdadero instrumento de desarrollo para la región.

Reflexionar después de la crisis
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
04 Sep 2017

Debemos pasar la página de lo ocurrido en las últimas dos semanas en el país, tomando lecciones que nos permitan continuar de forma efectiva con el proceso de transformación en Guatemala.

No cabe duda que Guatemala es un país atascado en el subdesarrollo. La tasa de inversión es de las más bajas de América Latina, el crecimiento económico apenas alcanza para incorporar a una minoría al mercado laboral formal, los índices sociales son dramáticos, los niveles de violencia intolerables y el resultado es una migración masiva de guatemaltecos hacia Estados Unidos.

Nuestro sistema no funciona y muy pocos estarán en desacuerdo con esta lectura. La pregunta sigue siendo cómo construir nuevas instituciones, que realmente promuevan el crecimiento económico y el desarrollo social. El “cómo” sigue siendo la manzana de la discordia.

La CICIG ha dado un aporte sumamente importante en la transformación del país. Nos ha obligado como sociedad a cuestionarnos muchas acciones que antes considerábamos completamente normal y a discutir seriamente sobre cómo fortalecer nuestro sistema de justicia. Toda la cadena de justicia fue descuidada y olvidada por nuestra sociedad y el Organismo Judicial nunca jugó el papel de contrapeso real ante el Ejecutivo y el Legislativo. El resultado fue que nos convertimos en un reino de impunidad, con un Estado infiltrado por el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción.

Por ello resulta sumamente importante continuar con este proceso iniciado en 2015, ya que representa una ventana de oportunidad única para la transformación del país. No cabe duda que se deben revisar y corregir los errores cometidos, incluidos aquellos que son más de percepción que reales. Las acciones deben ser tan cuidadosas, que no den lugar a críticas, sean éstas justificadas o no. Se debe cuidar el fondo y la forma.

Por otra parte, se debe velar porque el país no derive en rupturas constitucionales o en un escenario de ingobernabilidad y caos que nos termine asemejando más a los países de la Primavera Árabe, que a unpaís con instituciones transparentes. Cuando se apuesta por cambios institucionales, siempre existe el riesgo de que se presente un escenario indeseable. De allí que la prudencia y el bienestar del país deben guiar las acciones de todos los involucrados en este proceso. Se deben cumplir los fallos de las Cortes. Las decisiones intempestivas pueden resultar catastróficas para Guatemala.

La sociedad en su conjunto también debemos recapacitar. Tomar posiciones irreflexivas, poco informadas, dejándose llevar más por el sentimiento que por la razón, puede propiciar el caldo de cultivo perfecto para escenarios caóticos en el país. Muchos argumentos, promovidos por grupos extremistas de ambos bandos, carecían de fundamento y apelaban más a lo visceral que a un análisis balanceado. Incluso circuló mucha información falsa que contribuyó a incrementar la incertidumbre. En ese sentido, debemos asumir nuestra ciudadanía con mucha responsabilidad.

Al final, debemos pasar la página de lo ocurrido en las últimas dos semanas en el país, tomando lecciones que nos permitan continuar de forma efectiva con el proceso de transformación en Guatemala. Nosotros como guatemaltecos debemos ser los primeros interesados en construir un país diferente y no conformarnos con vivir por siempre en un país disfuncional.

Y sobre todo, debemos estar conscientes, que si no hacemos nada por construir instituciones transparentes y libres de corrupción, corremos el riesgo de que el narcotráfico y el crimen organizado se hagan con el control total del Estado, lo cual nos convertiría en un país inviable. Paradójicamente, conformarnos con el status quo podría ser más riesgoso que apostarle por un cambio de instituciones.

Guatemala pasó por una de las peores crisis políticas de su historia reciente. Es previsible cuando se está tratando de transformar un país. Lo importante ahora es retomar el rumbo y no claudicar en la lucha contra la corrupción. Sería trágico que pasemos a la historia, como la generación que dejó ir la oportunidad de construir un país distinto.