Tribute to Life

Articulo largo
Programa

En el programa de esta semana rendimos un respetuoso homenaje a todas las madres y padres que han sufrido la pérdida de un hijo

 

 

Dionisio Gutiérrez inició compartiendo que durante 2025 perdió a su mejor amigo y una madre perdió a su hijo. Reflexionando sobre lo grande que es su dolor, apenas puede imaginar el dolor de la madre, “una entre tantas que este año vieron apagarse una luz que no volverá”. Distintas circunstancias, “el destino, la violencia, las guerras, se han llevado demasiados hijos, dando golpes que nos dejan desnudos ante la fragilidad de la vida”. 

 

En medio de la pérdida, de la ausencia de un pedazo del alma, en “ese abismo que parece final, comienza el lento camino del renacimiento”, mencionó. A pesar del sufrimiento, “mirar al dolor de frente asegura que después de una noche oscura vendrá el amanecer”. 

 

La pérdida de un hijo “enseña la magnitud del amor, la pequeñez de nuestras quejas y la falsedad de las urgencias cotidianas”. Así, nos “enseña humildad, compasión y ternura”, como también nos recuerda que “cada día es un regalo, que cada abrazo puede ser el último y que la vida, incluso herida, sigue siendo sagrada”. 

 

Gutiérrez señaló que el duelo es largo, pero que un día, el aire cambia: “Se escucha una voz, un recuerdo, una sonrisa. Y se comprende que solo perdimos una forma del amor; porque el amor verdadero no muere, se transforma en presencia invisible, en energía que sostiene, en impulso que motiva a vivir con más sentido”. 

 

Y así, aunque la herida no se borra, el alma aprende “a mirar con otros ojos, a valorar lo pequeño, a agradecer lo que antes pasaba inadvertido”. 

 

Además, aseguró que quienes han tocado fondo en el dolor y han decidido no rendirse, “se convierten en testimonio vivo de que la felicidad no está en evitar el sufrimiento, sino en transformarlo”. 

 

Al finalizar, concluyó: “solo quienes aman hasta el límite, como una madre, entienden que el cielo está más cerca de la tierra de lo que imaginamos”.

 

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Marian Rojas Estapé, psiquiatra y escritora, sobre el duelo, como un homenaje y respeto a las madres y los padres que han perdido a un hijo. 

 

Rojas Estapé inició recordando que todas las personas lidiamos con una pérdida de un ser querido a lo largo de la vida. Sin embargo, lo natural es que “esa persona sea mayor: un padre o un abuelo. Lo malo es cuando esa persona es un hijo”. Señaló que la pérdida de un hijo es “una tragedia, un trauma y es incomprensible, y el cerebro cuando no entiende las siente inseguridad, activa el modo alerta”. Explicó que en este modo alerta, se activa “una sensación de que el mundo ya no es un lugar seguro donde vivir, porque las cosas normales ya no son normales”. 

 

Sobre cómo curar una herida como esa, Rojas Estapé indicó que no se cura, se aprende a vivir con ella: “Uno va integrando ese dolor. Al principio, es desgarrador, impide que uno sea capaz de disfrutar de lo que hay alrededor”. Sin embargo, con el tiempo, “uno le da sentido”. Explicó que, como decía Viktor Frankl, “la chispa de la alegría vuelve cuando uno le da sentido a las cosas”, cuando uno lo integra. 

 

Respecto a cómo esta situación puede unir o dividir a la pareja, expresó que al inicio “puede unir porque hay un dolor común”. Sin embargo, el duelo “tiene fases muy diferentes para cada persona”, y cuando las dos personas están en distintos procesos, ya no se sienten igual, y uno se convierte en “factor de amenaza” porque no entiende al otro y provoca un sentimiento de mayor soledad en el otro. 

 

También mencionó que el sentimiento de culpa está presente en todo proceso de duelo: “La culpa es la forma que tiene el cerebro de buscar controlar lo que no es controlable. Al cerebro le da mucha tranquilidad sentir que controla las cosas y busca pensar que hubo algo que pudo hacer para cambiar el transcurso de los acontecimientos”. No obstante, aseguró que “hay cosas en esta vida que no dependen de nosotros”. 

 

Recordó que el duelo se compone de cinco fases: “La negación, la ira, la culpa, la tristeza y la aceptación”. Señaló que no siempre se dan todas y que no necesariamente se dan en ese orden. Además, añadió que compartir la experiencia con otras personas que han pasado por lo mismo puede resultar de gran ayuda, como grupos de apoyo. 

 

Para finalizar, Rojas Estapé reflexionó que el sufrimiento hace a las personas más empáticas y hace que te plantees “las grandes preguntas y donde encuentras el sentido de tu vida”. Además, aseguró que a pesar del trauma, distintas ramas científicas sociales han demostrado que “hay mecanismos internos en el ser humano que nos ayudan a recuperarnos”, a ser resilientes. Es decir, recuperas la capacidad de conectar con la vida. 

 

Para ver el programa completo, haga clic aquí

 

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