De transiciones extensas

De transiciones extensas
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Director del Área Política de Fundación Libertad y Desarrollo. Licenciado en Ciencia Política, catedrático y analista político en el programa Sin Filtro de Guatevisión.
20 Aug 2019

Dinámicas políticas en el Ejecutivo y el Legislativo.

 

La reforma a la Ley Electoral del año 2016 introdujo un cambio normativo del cual poco se ha discutido: la modificación del calendario electoral. Entre 2007 y 2015, la primera vuelta ocurría la primera semana de septiembre; y la segunda vuelta ocurría entre los últimos días de octubre y primeros de noviembre. Es decir, el período de transición y cambio de mando tenía una duración de dos meses (de principios de noviembre al 14 de enero del año siguiente).

Ahora, con la modificación aprobada en 2016, la primera vuelta se adelantó a mediados de junio; y la segunda vuelta se corrió para mediados de agosto. Mientras que la transmisión de mando quedó el 14 de enero. Lo anterior implica que el proceso de transición pasará de dos a cinco meses para el Organismo Ejecutivo; mientras que para alcaldes y diputados (electos el pasado 11 de junio), la transición será de siete meses.

El incremento en el período de transición genera condiciones atípicas en el escenario político. Y quizá para generar un parámetro de comparación conviene voltear a ver a México, país en el que también transcurren cinco meses entre la elección (1 de julio) y la toma de posesión (1 de diciembre).

Una transición extensa genera una serie de dinámicas. La primera, es la erosión del poder del presidente saliente. Es normal que una vez hay gobernante electo, la atención mediática y de los actores relevantes migra hacia el gobierno entrante. De igual forma, los actores políticos dejan de prestar la atención al gobernante saliente al tiempo en que buscan congraciarse con los actores que asumirán el poder.  En pocas palabras, se cumple aquella frase de “muerto el rey viva el rey”.

Pero, por otro lado, para el gobernante que asumirá el poder no todo es color de rosas. Sus decisiones, nombramientos y actuaciones empiezan a estar sujetos a mayor escrutinio. Si su manejo político y su comunicación es adecuado, esto le puede generar fortalecer el capital político previo a su toma de posesión. Pero, si por el contrario el manejo político y de comunicación no es el adecuado, o si las decisiones generan rechazo ciudadano, se puede generar un desgaste anticipado al nuevo gobierno.

Es decir, la transición genera un escenario difícil de proyectar. ¿Qué tanto se erosionará el poder de Jimmy Morales? ¿Qué tanto puede ampliar su capital político Alejandro Giammattei previo a la toma de posesión? ¿Cómo se manejará la transición? ¿Quién saldrá fortalecido o perjudicado de este proceso?  ¿Cómo operará la relación gobierno saliente y gobierno entrante en el proceso de transición? Todas estas preguntas únicamente se resuelven una vez adentrado ese proceso.

Pero esto no se queda ahí. Agreguemos también la transición legislativa. Prácticamente todo el segundo período ordinario de sesiones del Congreso (1 de agosto a 30 de noviembre) se realizará en esta fase de transición política. A ello sumemos que, dada la volatilidad del sistema de partidos, hoy hay 108 legisladores que no se reeligieron. Además, hay una recomposición del balance de fuerzas en la cual el partido oficial -FCN Nación- y algunos de sus aliados -TODOS y MR- quedaron muy debilitados de cara a la siguiente legislatura. Mientras que la UNE, que hoy es principal fuerza de oposición, tiene la mayoría en el siguiente Congreso; pero al mismo tiempo, estará más enfocado en pelear su supervivencia que en dictar agenda política.

Sólo esas condiciones generan un escenario de orfandad política para la legislatura saliente. Periodo en el cual resulta muy difícil proyectar cómo operarán las correlaciones de fuerzas.

¿La alianza oficialista que hoy tiene mayoría en el Congreso buscará aprobarle un Presupuesto 2020 amigable al nuevo Gobierno? ¿Qué tanta capacidad de oposición tendrá la UNE en este contexto? ¿Qué acuerdos pueden gestarse de cara a la elección de cortes? Todas estas preguntas, al igual que en el caso de la transición presidencial, se irán resolviendo sobre la marcha. Lo cierto, es que por cualquier frente es evidente que estos cinco meses de transición atraerán incertidumbre.