Con planificación, perseverancia y disciplina podemos lograrlo
La ilusión del mundial terminó para Guatemala dejando decepcionados a una gran cantidad de aficionados. En algunos partidos, la selección nacional brilló y parecía capaz de ganarse el boleto al evento mundialista, pero luego perdió ante rivales relativamente fáciles.
La selección fue bastante errática en sus resultados. A momentos ilusionaba y luego volvíamos a decepcionarnos. Para los aficionados chapines fue como una montaña rusa, con momentos de gloria y luego de amargas derrotas.
Sin embargo, la selección se fue con honor, al haber jugado un excelente partido ante Surinam. Si tan solo así hubiese jugado los partidos anteriores, pero ahora ya no se puede hacer nada, sino pensar en el mundial de 2030.
Lo primero que tenemos que hacer es superar la barrera mental de que Guatemala es incapaz de ir a un mundial. Muchos chapines creen que es una causa perdida y que mejor ni lo intentemos.
Pero Erick Barrondo, Adriana Ruano y Jean Pierre Brol demostraron que Guatemala es capaz de lograr lo que considerábamos imposible, ganando las primeras tres medallas olímpicas para nuestro país.
Con su ejemplo, estos tres deportistas demuestran que, con disciplina, constancia, sacrificios y una voluntad inquebrantable, los chapines somos capaces de ser competitivos a nivel mundial.
Por esa razón, los encargados del deporte nacional y del fútbol en particular, deben hacer una gestión profesional, transparente y ética que le brinde todo el apoyo a los deportistas en los siguientes cuatro años para lograr el sueño mundialista.
La selección actual parece prometedora y si se le da continuidad, podría llegar a cumplir el sueño del mundial 2030. No es fácil, pero es un sueño posible para Guatemala.
*Columna publicada originalmente el 20 de noviembre en Nuestro Diario