A new political bloc consolidates in Latin America

A new political bloc consolidates in Latin America
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Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
20 Sep 2021

En una entrega anterior hablamos sobre el “viraje” que están dando muchos países latinoamericanos en su política exterior en los últimos meses. Este nuevo esquema emergente pareciera colocar un acento excesivo en el tema de la soberanía y abandonar los imperativos de democracia, de economías abiertas y de respeto a los Derechos Humanos, cuyo espíritu fue la inspiración del consenso democrático de otros tiempos en los que la región aspiraba articularse al mundo de la post-Guerra Fría.

El pasado sábado 18 de septiembre en Ciudad de México, y en medio de la celebración de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el presidente de esa nación, Andrés Manuel López Obrador, congregó a los demás presidentes de la región latinoamericana en un acto que también se hallaba en el marco de una fecha patria mexicana, como lo son los 211 año del “Grito de Dolores”, que inició la independencia de México frente a España.

El eje central de la reunión giró en torno a los ataques contra la Organización de los Estados Americanos (OEA), y a la presencia de las polémicas figuras de los dictadores Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro como personalidades centrales de la celebración. En una acción que se aleja muchísimo y sobrepasa en cantidades a la conocida política mexicana de “no intervención” a otros países de la región, AMLO le otorgó a Díaz-Canel el discurso de orden en el Palacio Nacional frente al Ejército en donde el tirano castrista vertió toda su acostumbrada perorata anti-imperialista. Esta invitación, además de la cobertura de prensa oficial que se le dio y las declaraciones de funcionarios del partido de gobierno, reflejan que la afinidad de AMLO por el bloque regional castro-chavista va más allá de lo diplomático y de la realpolitik, y se sitúa más bien en una afinidad ideológica y de principios.

El único momento luminoso y memorable de la jornada ha sido la elocuente intervención del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, quien sin ambages denunció las graves violaciones a los Derechos Humanos que existen en Cuba, Nicaragua y Venezuela y quien hasta se atrevió a recitar unas estrofas de la canción “Patria y Vida” en un acto de gallardía que pocos líderes (que, aunque se dicen de “derecha”) se atrevieron a acompañar.

La polarización en la CELAC no es extraña pues desde el acto fundacional[1] de este organismo en 2010 se evidenciaron fuertes tensiones entre presidentes y modelos políticos. Recordemos que en aquella primera cumbre hace una década ocurrió la famosa pelea entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez en donde se intercambiaron toda clase de improperios tanto a vox populi como a puerta cerrada.

Aguardaremos con atención los resultados de este viraje geopolítico, pero todo pareciera indicar que se quedará en declaraciones románticas, victimistas y soberanistas y no realmente en un esquema de integración efectivo, puesto que es evidente que los objetivos son totalmente ideológicos y no encaminados hacia la promoción de un verdadero desarrollo económico-tecnológico de la región latinoamericana.

 

 

 

 

[1] La CELAC es un organismo multilateral impulsado por los expresidentes latinoamericanos Hugo Chávez, Lula Da Silva, Evo Morales, Raúl Castro, Rafael Correa, Cristina Fernández, Michelle Bachelet, a partir de la XXI Reunión del Grupo de Río en 2010, para ser finalmente creada en 2011.