A New Constitution?

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Nuestra Constitución debe preservarse

 

El 31 de mayo, se cumplieron 40 años de la Constitución de Guatemala, lo que motivó que algunos propusieran un reemplazo total a través de una Asamblea Nacional Constituyente bajo el argumento que ya está obsoleta. 

Lo primero a reflexionar es que las constituciones no deben cambiarse frecuentemente. La Constitución de Estados Unidos tiene más de doscientos años de existir, con muy pocas modificaciones.  Ese país, con todos sus problemas, sigue siendo un referente de estabilidad democrática. 

Cambiar repetidamente las constituciones solo provoca gran incertidumbre política y económica, porque las reglas del juego se vuelven impredecibles. 

Cuando se cambia una constitución se modifica por completo la institucionalidad de un país, lo cual implica muchos riesgos. De allí que las constituciones deben ser estables.

Lo segundo es que, si bien Guatemala tiene problemas, estos no se van a solucionar cambiando la Constitución. Al contrario, la situación podría empeorar. Los venezolanos cambiaron su constitución en 1999 pensando que iban a tener un mejor país, y lo único que obtuvieron fue una dictadura sanguinaria que parece nunca terminar. 

La actual clase política de Guatemala está contaminada por la corrupción y el narcotráfico. Si se hacen elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, sería esa clase política la encargada de redactar una nueva constitución. ¿De verdad queremos tomar ese riesgo?

Por último, la Constitución de Guatemala no es mala. Hay aspectos muy puntuales que se podrían mejorar en el tema de elección de Cortes de Justicia, para que sean más independientes, pero el resto es bastante funcional.

En todo caso, debe exigirse a la Corte de Constitucionalidad que haga cumplir nuestra Carta Magna para que se protejan los derechos de los guatemaltecos. 

*Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 5 de junio de 2025

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